Los días de calor extremo de la semana pasada dejaron nuevamente a la vista las condiciones inhumanas en las que desempeñan su labor los trabajadores de la autopartista Yazaki en Colonia
Lunes 10 de febrero de 2020
El calor extremo de la semana pasada deja al descubierto las condiciones laborales que se viven en Yazaki.
La autopartista de origen japonesa opera en el Uruguay desde el 2006 cuando fue recibida con toda clase de facilidades por los gobiernos departamental y nacional (acondicionamiento de infraestructura, facilidades para el uso de los galpones del área portuaria, cursos de capacitación en función de las necesidades de la multinacional etc.). También tiene plantas en otros países de América, como Mexico Brasil y Argentina.
Las condiciones de trabajo son especialmente duras, pero en estas épocas de verano cuando las temperaturas en la fábrica sobrepasan los 40 grados, se hacen casi imposibles de soportar y ponen en riesgo la propia salud de los trabajadores.
Últimamente han perdido hasta el “beneficio” de 10 minutos cada 2 horas que otorgaba la empresa para los trabajadores del turno tarde para refrescarse (cuando es más insoportable el calor), derecho que los operarios del turno mañana ni siquiera tenían.
A pesar de sus grandes ganancias, la empresa es incapaz de garantizar un ambiente que permita desarrollar la tarea en condiciones dignas. La fábrica no cuenta con un equipamiento acorde a las temperaturas (los ventiladores solo tiran más aire caliente) por lo cual se producen desmayos y problemas que ponen en riesgo la salud de los operarios. Los dirigentes sindicales de la fábrica parecen permanecer impasibles ante esta realidad que se vive en Yazaki.
Esta empresa recuerda el estilo de las peores patronales, aquellas del estilo Fripur, que maltratan y superexplotan a sus trabajadores y que cuentan con sólidos lazos con los partidos tradicionales. En el caso de Yazaki, la mayoría de sus operarios son mujeres y sufren jornadas extenuantes de trabajo, que repercuten negativamente en su salud, trabajando continuamente de pie, con secuelas como tendinitis crónicas. Todo esto ocasiona que alrededor del 30% de la fábrica esté con licencias médicas y que sean conocidos como “rotos” luego de haber trabajado en la fábrica.
Desde La Izquierda Diario nos hacemos eco de la terrible situación denunciando nuevamente que “nuestra vida vale más que sus ganancias” y que hay que luchar por mejores condiciones de trabajo y terminar con la explotación de los trabajadores.