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Red Internacional
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SINDICALISMO. Confederación Internacional de Trabajadores: ¿creada para desplazar al Congreso del Trabajo?

Un debate a propósito del anuncio de la creación de la Confederación Internacional de Trabajadores, que aglutinaría a 150 sindicatos. Tanto Gómez Urrutia como López Obrador aseguran que no tendrán ligas con el gobierno, lo cual discutimos en este artículo.

Raúl Dosta

Raúl Dosta @raul_dosta

Sábado 16 de febrero de 2019

Hace un mes Napoleón Gómez Urrutia, dirigente del sindicato minero, anunció la conformación de una nueva central sindical que no sería construida desde arriba, es decir, desde el gobierno. Gómez Urrutia negaba, y lo repitió cada vez que pudo, cualquier dependencia del Morena.

Sin embargo, este 14 de febrero declaraba enfáticamente en su columna de La Jornada:

Nace la nueva confederación mexicana de trabajadores marchando junto con el gran proyecto de Cuarta Transformación histórica encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, en quien avizoramos un gobernante que ha proclamado la democracia a la que aspira, según él lo ha expuesto, como una democracia del pueblo, por el pueblo y con el pueblo.

Así, para la nueva central la tarea sería crear el “nuevo sindicalismo” del Morena, el cual se constituiría en un movimiento amplio, integrando grandes franjas del movimiento obrero a las bases del nuevo partido. Desde ya que esta operación arropa al sindicato minero, ante las disputas con la patronal de ese ramo, como el Grupo México de Germán Larrea, pero también servirá para atraer sindicatos aún organizados en las viejas centrales priístas, separándolos de sus líderes corruptos e indefendibles.

De la misma manera en que aspira Gómez Urrutia, de la mano de la Cuarta Transformación, a lograr una relación privilegiada con el gobierno y partido de López Obrador no cabe duda alguna, que éste también la esté buscando.

No en balde el presidente ha tenido que soportar las críticas por nominar a Gómez Urrutia como senador, posibilitándole así su regreso a México, luego de 12 años autoexiliado en Canadá por la persecución de los gobiernos anteriores. Lo habían acusado de sustraerle 55 millones de dólares a sus representados, aunque ya fue exonerado por la SCJN, a raíz de que Napito responsabilizara a Grupo México de la tragedia de Pasta de Conchos. Tragedia en la que él mismo tuvo que ver por la permisividad del sindicato a las prácticas de inseguridad en las minas y el empleo de trabajadores terciarizados e inexpertos en esos centros de trabajo.

Pero el gobierno del Morena necesita de una dirección que corporativice a los trabajadores ante la debacle de las viejas centrales, a las que se les pueden escapar de las manos como ocurrió recientemente en Matamoros. Y si algo ha demostrado el líder sindical "minero" es su capacidad de control sobre los 250 mil afiliados, aún desde tierras lejanas.

Así, el Morena quiere aprovechar su perfil de combatividad anticetemista en el norte industrial del país para reorganizar el movimiento obrero nacional bajo el control de una dirección más potable a los trabajadores; y a los empresarios también. No es mera coincidencia, como dice Napito, que los colores emblemáticos de la nueva central sean los mismo del Morena y que la nueva central se encabezada por un senador elegido por el dedo de López Obrador (eso han significado las candidaturas plurinominales hasta la fecha).

Pero esta central alineada con el Morena, al nacer con el fin de atraer a las bases priístas a sus filas, está invitando a sumarse a diversos dirigentes charros que ven la oportunidad de recomponerse bajo nuevas siglas, es decir, se va a llenar de charros con chalecos guindas.

Ante la perspectiva de una central morenista o amloísta pues, sabemos que seguramente sonará atractiva a los millones de trabajadores que votaron por AMLO. Pero consideramos que ésta puede ser una salida distorsionada a las aspiraciones de la clase trabajadora que habremos de enfrentar con nuestras propias fuerzas.

Una perspectiva de lucha combativa

Esta nueva central se propone defender los derechos de los trabajadores, pero sin menoscabo de las relaciones constructivas con las empresas o instituciones con las cuales sus miembros tienen entendimientos contractuales de trabajo, con un espíritu abierto a la productividad general del país y a la conservación y fortalecimiento de las fuentes de empleo.

Esta declaración de Gómez Urrutia no nos presagia nada bueno. Y se confirma en los hechos recientes, cuando vimos cómo ante la oleada de huelgas en Matamoros Napito se mantuvo callado para no verse enfrentados a la política gubernamental de detener los paros y huelgas por el 20/32. Mientras la secretaria de Trabajo y Previsión Social se trasladaba a esta ciudad para reunirse con las autoridades y la patronal e intentar desactivar el movimiento. Incluso el senador Ricardo Monreal intentó levantar las huelgas... desde su celular.

Pero los trabajadores de la maquila se sostuvieron y triunfaron. Ellos son otra cosa y hay que seguir su ejemplo. Obligaron a sus “dirigentes” cetemistas a parar y a acatar la voluntad obrera de estallar la huelga en 45 fábricas a la vez y continuaron su lucha en 45 fábricas a pesar de tales esfuerzos por detener su lucha.

Los socialistas del MTS consideramos que las demandas obreras y populares solo serán impuestas por la acción de las masas trabajadoras, sólo confiando en sus propias fuerzas, como vimos en Matamoros, donde el ejemplo inicial de las 45 se sigue expandiendo.

Ahora ellos saben que las peleas no se resuelven “desde arriba” sino que se ganan desde abajo, con la organización desde la base en cada centro de trabajo, desconfiando de las maniobras de patrones, estado y sindicatos burocratizados.

Es necesario organizarnos para recuperar los sindicatos y ponerlos al servicios de la base obrera, echando de su seno a los charros. Una central obrera recuperada, e incluso una nueva, tiene que pasar por este proceso de recuperar cada sección, cada centro de trabajo, de hacer valer sus propias representaciones por fábrica, independientes de Estado y del patrón.