En México el 96% de las trabajadoras del hogar no cuenta con un contrato laboral y por lo tanto, con derechos elementales como seguridad social o servicios de salud. Ante esta situación en 2016 se creó el Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (SINACTRAHO).
Marisol FN Agrupación de mujeres y disidencias Pan y Rosas
Martes 9 de mayo de 2017
Limpiar las casas, preparar los alimentos, el cuidado de niños, mascotas, enfermos y personas de la tercera edad, lavar y planchar la ropa, comprar alimentos e insumos, etc. Son sólo algunas de las actividades que diariamente realizan las más de 2.4 millones de trabajadoras y trabajadores domésticos remunerados que representan el 10% de la población económicamente activa en México.
A pesar de la importancia social de esta ardua labor -desempeñada en un 95% por mujeres-, los patrones y el gobierno insisten en invisivilizar que el trabajo doméstico también es trabajo. Por ello, trabajadoras del hogar decidieron impulsar un sindicato independiente de las centrales sindicales oficiales, que realmente defienda sus derechos laborales.
Los esfuerzos por organizar a las trabajadoras del hogar se remontan hasta 1920 en estados del norte del país, con sindicatos como el de Trabajadores Domésticos de Tamaulipas, el Sindicato Femenil de Obreras Domésticas de Baja California Sur y el Sindicato Emancipación Femenil de Trabajadoras Domésticas de Jalisco, entre otros.
No fue hasta el 18 de febrero de 2016, que logró consolidarse la idea de un sindicado democrático, independiente y por primera vez en la historia del gremio, con alcance nacional a través de la toma de nota del Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (SINACTRAHO). También por vez primera en México, la secretaría general esta formada por tres mujeres: Marcelina Bautista, Ana Laura Gaspar y Esperanza Leal.
La necesidad de un sindicato es evidente, pues las condiciones laborales son muy precarias: el 96% de las trabajadoras del hogar no cuenta con un contrato laboral, el 97% no cuenta con ningún tipo de servicio de salud, 75% gana entre uno y dos salarios mínimos, 66% no tiene derecho a vacaciones, el 62% ha sufrido algún tipo de accidente en su lugar de trabajo y sólo el 57% recibe aguinaldo.
La gran mayoría esta privada de licencias de maternidad, guarderías para sus hijos, pago de incapacidades, pensiones, fondos de ahorro y créditos para vivienda. Las jornadas laborales rebasan las nueve horas diarias y muchas de ellas no tienen descanso entre semana. Además, están expuestas a vivir situaciones de discriminación, racismo, xenofobia, abusos y violencia psicológica, física y sexual en sus lugares de trabajo.
Estas precarias condiciones laborales no se explican sin la cultura machista y los estereotipos de género que persisten entre las trabajadoras del hogar. Sin embargo, el principal responsable es el Estado mexicano, que a pesar de haber suscrito en 2011 el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), hasta la fecha no ha implementado las leyes correspondientes para el reconocimiento de los derechos humanos y laborales de las trabajadoras y trabajadores del hogar, dejando éstos a merced de la voluntad de las y los patrones.
Para conquistar derechos laborales y acabar con la violencia y discriminación, las trabajadoras de hogar -y en general, las trabajadoras-, no podemos confiar en la “buena voluntad” de los patrones y gobiernos, que se benefician a costa de nuestra explotación. Es necesario retomar el ejemplo de las valientes compañeras del SINACTRAHO, que contra los prejuicios culturales, sociales y machistas han tomado la enorme tarea de organizar de manera independiente y democrática, a unos de los sectores más precarizados de la clase obrera mexicana, conformado abrumadoramente por mujeres.
Desde La Izquierda Diario abrimos nuestras páginas a las trabajadoras del hogar para publicar sus denuncias, artículos, entrevistas y/o testimonios. Queremos desenmascarar las terribles condiciones en que desempeñan su trabajo y contribuir a que millones de personas se enteren de su digna lucha, a través de una red de periódicos socialistas presente en 11 países y disponible en 5 idiomas.
Para pelear por nuestros derechos laborales y también contra las violencias machistas que vivimos a diario, urge que las mujeres trabajadoras impulsemos y recuperemos los sindicatos como trincheras de lucha para nuestra emancipación. ¡Por que nuestras vidas, valen más que sus ganancias!