Este 25 de mayo, propietarios de mansiones en Villanueva, Nordelta y en otros barrios privados, salieron de caravana en sus autos para exigir "libertad". La consigna más escuchada: "Queremos mucamas y salir a correr". En la otra vereda las trabajadoras domésticas que se organizan para luchar por sus derechos.
Miércoles 27 de mayo de 2020 17:41
El 25 de mayo sectores empresariales y propatronales se manifestaron en distintos puntos del país, centralmente para exigir la apertura de la cuarentena. Alrededor de 200 personas se congregaron este lunes en la Plaza de Mayo para protestar contra el aislamiento obligatorio que el gobierno extendió hasta el próximo 7 de junio.
A la convocatoria por redes sociales se sumaron los dueños de lujosas propiedades e Villanueva y Nordelta y otros barrios privados exclusivos, quienes se manifestaron en una caravana que arrivó al municipio de Trigre. Exigían "libertad para trabajar". Pero, ¿libertad para que trabaje quién?, es la pregunta del millón y un poco más, teniendo en cuenta la bronca que genera el maltrato a las que están sometidas las trabajadoras que cuidan y mantienen la limpieza de los paraísos ajenos.
La respuesta más acertada viene de la mano de las trabajadoras domésticas quienes durante toda la cuarentena, fueron presionadas para continuar con las tareas domésticas en las mansiones de los barrios cerrados, trabajo que las y los patrones no quieren hacer. A la vez, pagan salarios que apenas superan la media para no ser indengentes, con un convenio que los organismos del Gobierno correspondientes pactan con los sindicatos. Es que los magros $22.000 mensuales reglamentados para una jornada laboral, son para la minoría que está en blanco en ese sector, un 30%. Para el resto, las que trabajan en negro, el salario muchas veces ni siquiera llega a eso.
Las voces de estas mujeres se abren en disitintos canales de expresión:
- "Me dijeron que no me quieren pagar si no voy a trabajar y que si me pagan tengo que devolver los días"
- "No me pagaron más, me clavan el visto cuando les mando mensajes y no me atienden el teléfono"
- "No me quieren pagar porque recibí el IFE"
- "Me ofrecieron hacerme un certificado trucho y pagarme el doble para ir a trabajar y poner en riesgo mi salud"
En la convocatoria de los propietarios de mansiones se podía leer "Revolución pacífica en auto por nuestros derechos". Pero, seguimos preguntando:
¿Pacífico es meter a una trabajadora doméstica dentro del baúl de un auto para hacerla pasar al barrio cerrado?
o
¿Pacífico es obligar a las trabajadoras a hacerse certificados truchos para ir a trabajar?
¿Derecho a trabajar o derecho a explotar?
No es pacífico ganar $22.000 por mes por limpiar paraísos ajenos, cuidar niños y hasta levantar el excremento de los animales. No es pacífico retener a las mujeres en el domicilio de los patrones durante toda la cuarentena sin derecho a ver a su familia, no es pacífico emplear trabajadoras en "negro".
El régimen laboral en los barrios privados, además tiene otra particularidad, todos sus trabajadores pasan por requisas que le realizan efectivos de seguridad al entrar y al salir. Eso no tiene nada de pacífico. En estas miniciudades de lujo, las trabajadoras de casas particulares no son las únicas que sufren las consecuencias por recibir salarios miserables y en la informalidad, también pileteros, jardineros, repartidores, albañiles, y miles de trabajadores que sostienen la vida de los sectores más pudientes.
Ni los sucesivos gobiernos, tampoco el actual con el Ministerio de las Mujeres Géneros y Diversidad, toman cartas en el asunto frente a la situación. No hacen más que describir y dar datos parciales de la situación. Ni hablar de los sindicatos que nunca responden a los reclamos de más de 1.000.000 de mujeres (leíste bien, un millón) que pedimos pasar a la formalidad y mejores condiciones laborales.
Mientras tanto, las trabajadoras se organizan desde abajo para pelear por sus derechos y tienen ahí en el corazón de Nordelta el ejemplo histórico de las domésticas que salieron a luchar hastiadas de la explotación y discriminación. Ellas se rebelaron organizadas y se aliaron a las trabajadoras de la cooperativa Madygraf que hoy pelea por sostener los puestos de trabajo bajo gestión obrera. Así también las trabajadoras domésticas proponen unirse a la Red de trabajadores Precarizadxs que salen este viernes a manifestarse entre otras cosas por un IFE de $30.000 para todas las y los trabajadores informales, desocupados, y migrantes que son discriminados, entre otros.
Sumate a la Red contacto: Evelin Cano 11 3926-7224
Facebook: Trabajadoras domésticas contra la discriminación