El descontento en el ejército ante la estrategia contra el narco, ha generado en los altos mandos militares. discusiones internas que cuestionan la política de seguridad oficial. Por primera vez desde el fin de la etapa revolucionaria México los militares están haciendo política abierta.
Jueves 31 de octubre de 2019
Pese a la minimización que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana hacen sobre los hechos en Culiacán hace unos días, diciendo que es solo un “tropiezo táctico”, es un problema que va más allá de eso.
La "batalla de Culiacán" no solamente cuestiona la estrategia de seguridad de conjunto para enfrentar al crimen organizado, sino que empieza abrir disputas en el gobierno con el gabinete de seguridad.
Y es que el ejército quedó en entredicho. Se erosionó su imagen ante la población, pues no se entiende cómo es que los estrategas de la guerra contra el narco, que son fuerzas entrenadas en contrainsurgencia por los ejércitos de Estados Unidos e Israel, no hayan valorado que Culiacán es una gran “fortaleza” y que el narco iba a defender con todo esa plaza.
Una plaza, que, como se vio, no estaba aislada, sino conectada —y organizada— con plazas de otras localidades, esas que acudieron bajo procedimientos de tácticas militares a contener por varios flancos a los atacantes, es decir, al ejército. Incluso atacaron instalaciones militares, entraron a las unidades habitacionales donde viven los familiares de los militares, tomaron rehenes de la Guardia Nacional y ejecutaron a uno.
En su libro De la guerra, Karl Von Clasuewitz define cómo la defensa es la mejor forma de ataque, pues tiene a su favor innumerables ventajas con las que no cuenta el invasor, que llega un territorio que no conoce bien y que no cuenta con los aliados que tiene el “ejército” del territorio atacado o por conquistar.
Todos vimos las imágenes donde camionetas artilladas con potentes fusiles Barret calibre 50 se movían por el centro de la ciudad, y donde además los narcos incorporaron a civiles a este enfrentamiento. Fue una fortaleza que mostró que contó con los suministros que no tenía la Guardia Nacional en ese momento de ataque.
Por eso, esa defensa —retomando a Clausewitz—, de acuerdo con su fuerza, buscó transformarse en ataque tan pronto como agotaron las ventajas de la defensa (esto fue en el momento en que Ovidio Guzmán fue capturado y su hermano Archivaldo ordenó incrementar el ataque contra los militares en varias partes de la ciudad). Y es que las mejores defensas son aquellas que se nutren de la mayor cantidad de medios ofensivos. Por eso, los militares pasaron de “conquistadores” a “conquistados”, como señala Sun Tzu en El arte de la guerra.
¿El ejército: por una mayor injerencia política en el gobierno?
Las recientes declaraciones de López Obrador y del general secretario de la Defensa Nacional tratan de contener el malestar que existe en gran parte de la población por la forma en que se desarrolló esta acción militar, y en donde la Guardia Nacional quedó en entredicho por su escasa efectividad para cumplir la tarea encomendada.
En este contexto, son alarmantes las declaraciones del general Carlos Gaytán Ochoa que, ante la presencia del general secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval González.
Durante un desayuno el 22 de octubre en las instalaciones militares señaló que: “en México la sociedad está polarizada políticamente porque la ideología dominante, que no mayoritaria, se basa en corrientes pretendidamente de izquierda que acumularon durante años gran resentimiento, y afirmó que los frágiles contrapesos existentes han permitido un fortalecimiento del Ejecutivo que propicia decisiones estratégicas que no han convencido a todos, para decirlo con suavidad”.
Es una fuerte crítica de las Fuerzas Armadas formadas con la mentalidad profundamente represiva y conservadora, que ven con temor las nuevas formas de un gobierno que ni siquiera es antineoliberal.
Cuestionan directamente la hegemonía del Morena, que desplazó de la escena nacional a los principales partidos reaccionarios del país, y la ruptura del equilibrio que existía durante el periodo del priato y los anteriores gobiernos del régimen de la alternancia; hegemonía que afectó posiciones conquistadas por los sectores tradicionales.
Con un discurso reaccionario, dejan entrever su rechazo a la llegada de la “izquierda” a la presidencia. Donde además, le advierten al gobierno de la 4a Transformación que no puede ignorar a las demás fuerzas políticas y empresariales (de derecha) y el poder que conservan.
Estas declaraciones reaccionarias (e intimidatorias, salvo que AMLO no quiera verlo así) es un mentís al carácter popular y revolucionario que le confiere López Obrador al ejército, la institución que perpetró la masacre estudiantil del 2 de octubre de 1968 y del 10 de junio de 1971; la que reprimió la huelga ferrocarrilera de 1958-1959, los asesinatos en Tlatlaya, la que en 2014 y tuvo participación en la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa y que ahora persigue y detiene emigrantes en la frontera con Guatemala a pedido de Estados Unidos.
Ante los altos mandos militares reunidos en la Sedena, el general Gaytán Ochoa denunció que el ejército se siente ofendido en sus “valores sólidos”. Y si bien, el malestar en la Fuerzas Armadas se inicia cuando las pusieron a ejercer funciones de seguridad pública desde el gobierno del panista Felipe Calderón —dado el desgaste que han sufrido ante la población—, la inconformidad ha crecido ante la política de militarización “pacifista” del presidente.
Sin embargo, los abiertos reproches al comandante en jefe del ejército son el resultado del papel preponderante que los militares vienen desempeñando en los últimos tiempos en la política nacional. Y López Obrador, con la fuerza que les otorga en función de la lucha contra el narcotráfico, los envalentona. Probablemente en los cuarteles la política sea hoy un tema recurrente.
Cabe hacerse la pregunta; ¿con qué intención salieron los militares a hacer estas declaraciones públicas?
Mario Caballero
Nació en Veracruz, en 1949. Es fundador del Movimiento de Trabajadores Socialistas de México.