Con una semana crítica, los casos de contagio se dispararon en pequeñas comunas como lo es María Elena, de la región de Antofagasta. ¿Qué característica tiene? Es una zona de familias trabajadoras, "la última salitrera del mundo", donde el hecho de que empresas y fábricas siguen funcionando en el sector, sumado a que las personas deben continuar trabajando, ha provocado el aumento preocupante de contagiados.
Viernes 15 de mayo de 2020
Esta semana la crisis del coronavirus dio un salto. De un día para otro los casos de contagio aumentaron superando los 2.500 diarios y los 37.000 contagiados en todo el país.
Esta situación es particularmente grave en las comunas de las provincias en donde el acceso a servicios de salud es más restringido, y donde circula una importante cantidad de personas que deben continuar trabajando, o trasladarse a otras zonas para llegar a las empresas y fábricas donde trabajan.
Un ejemplo de esto son comunas como Mejillones o María Elena, ambas ubicadas en la 2ª región de Antofagasta, cuyos recientes casos de contagio las hacen las comunas con mayor tasa de incidencia a nivel nacional, y con un aumento preocupante de la cantidad de personas contagiadas.
La comuna de María Elena lleva 84 casos en total, en una población de 6.814 habitantes, y una persona fallecida producto del covid-19. Esto no es casualidad. Mientras el gobierno generaliza la cuarentena como medida sanitaria, no se suspenden los trabajos de carácter no esencial, como lo son las fábricas o las faenas mineras. Esto produce que, mientras se instalan medidas de restricción de tránsito para el conjunto de la población, cientos de miles de trabajadores- en distintas ciudades y comunas del país- deben mantenerse concurriendo a sus lugares de trabajo y exponiéndose al contagio con la sola finalidad de mantener el negocio de grandes millonarios.
Es así como se vislumbran dos focos principales de contagio en dicha comuna: la área urbana- conformada por casas que se apilan bastante cerca-, y el contacto que tienen los trabajadores, debido a que siguen funcionando empresas en la zona, por ejemplo, Soquimich (SQM).
Lo anterior muestra claramente que el aumento grave de la cifra de personas contagiadas tiene como responsable principal al gobierno criminal de Piñera, que intentó imponer el nefasto discurso de la "nueva normalidad", queriendo reabrir escuelas y malls; se ha negado a entregar los insumos e implementos de seguridad necesarios en los hospitales y centros de salud del país; mantuvo a cientos de miles de personas trabajando y utilizando el transporte público, como es el caso del Metro de Santiago; y, ahora último, dispara un discurso criminalizador contra la población por ser, supuestamente, "responsable" de la expansión de la pandemia.
Una medida seria para enfrentar la pandemia es el cese de los trabajos no esenciales, con pago íntegro de las remuneraciones de todos sus trabajadores, de manera que ni estos, ni sus familias se vean expuestos ni al contagio, ni a el hambre. Es urgente que el Estado garantice sueldos de emergencia de $500.000 a todas y todos los trabajadores informales, cesantes, y personas que requieran sustento.
Sin embargo, medidas como estas son contrarias a las pretensiones del gobierno. Piñera ha dejado claro que su interés es preservar las ganancias de los capitalistas. ¡Es urgente y necesaria la coordinación de sectores de la clase trabajadora para responder ante todas las medidas de empresas y del gobierno que ponga en riesgo nuestras vidas y las de nuestras familias!