Este jueves amaneció tomado nuevamente el IN. La medida cuenta con más de un 70% de apoyo del estudiantado y exige entre otras cosas la renuncia del Rector Fernando Soto, la posibilidad de elegir a sus autoridades y el reconocimiento de la identidad de género dentro del plantel.
Viernes 8 de junio de 2018
Los episodios de violencia contra estudiantes del Instituto Nacional por parte de Carabineros, que han sido amparados por parte del Alcalde de la comuna de Santiago, Felipe Alessandri (Renovación Nacional, parte de Chile Vamos), podrían volver a repetirse dentro de estos días.
Alessandri, se ha posicionado al respecto, empezando por su política de “Colegio tomado, Colegio desalojado”, respecto a la toma señala: “No podemos seguir soportando que un puñado de jóvenes tenga secuestrada a la educación pública. Los ex alumnos, los Centros de Padres, el Rector y este Alcalde están comprometidos en el mejoramiento del Instituto Nacional. Sin embargo, seguimos siendo noticia por hechos delictuales”. Y por último, respecto al carácter de la toma, alude: "No se puede votar algo que coarta la libertad de otros. Las tomas han naturalizado la violencia dentro de nuestros liceos", para él los estudiantes "tienen derecho a manifestarse, pero nadie tiene derecho a coartar la libertad de otro con acciones violentas como bloquear la reja o amedrentar a profesoras para que salgan del colegio”.
Parece que el alcalde no quiere ver que la forma en que fue resuelta la decisión de toma, con 2218 votos, donde el 73,3% del universo de votantes tomo partido por la vía de la toma de la institución, lo que echa por tierra la demagogia oportunista del actual alcalde al tratar de “anti democráticas” las movilizaciones de los institutanos.
¿Y si hablamos de violencia?
El descaro no termina ahí, ya que en torno a la violencia que se ha visto ejercida contra estudiantes movilizados, tanto del IN, como del Confederación Suiza, el Carmela Carvajal, entre otros, mucho tienen que ver los Alcaldes, quienes efectúan los ingresos de órdenes para desalojo en la policía. Por lo que son directos responsables de la represión que recae sobre estudiantes que se movilizan.
Por otro lado, es la derecha, quien en complicidad con empresarios de la educación y la iglesia, quienes se han encargado de sostener la violencia tanto física, como simbólica y psicológica dentro de los planteles educativos en Chile. Son ellos quienes están a cargo de delinear las directrices de los planes y programas educativos, además de que son los directores y directivas de los establecimientos, las que delimitan los lineamientos de los PEI, en donde hoy no existe participación de todos los estamentos dentro de las unidades educativas en esta toma de decisiones y así tampoco pueden elegir a sus autoridades.
Y en consecuencia con su autoritarismo, la criminalización y represión viene recayendo en las y los estudiantes que hoy se organizan para exigir cambios estructurales a la educación chilena.
Alessandri, en ese sentido amenaza a los estudiantes del IN que están participando de las movilizaciones:"¿Cómo podemos sancionar a quienes organizan estas tomas y dejan sin clases a sus compañeros? Con la aplicación del Manual de Convivencia, que establece medidas ante la interrupción violenta de clases, que pueden llegar a la expulsión", y siguiendo con su reaccionaria postura, afirmo que lo hará contra "todos quienes hayan organizado esta toma, privando a sus compañeros del derecho de estudiar".
Las movilizaciones contra la educación sexista y mercantil nos muestran que el actual sistema educativo está obsoleto, lleno de grietas que dejan entrever su estructura hegemonizada por unos pocos para sus fines, es decir, de los empresarios, sus gobiernos y la Iglesia, para que esta sea servil a su sociedad.
Por eso hoy incomoda a los alcaldes como Alessandri, quienes no quieren que estos sucesos se expandan y puedan poner en un mal pie al segundo gobierno de Piñera, que ve en los estudiantes un enemigo respetable producto de lo que significó el 2011.
En ese sentido, hoy la unidad entre estudiantes secundarios, así como universitarios, es clave para afrontar el escenario que se abre en disputa con el gobierno, y donde el movimiento estudiantil debe buscar a sus aliados como las mujeres, los pueblos originarios y la clase trabajadora, para hacer tambalear a la derecha que hoy mantiene a punta del Tribunal Constitucional y la represión de las FFAA, el lucro y la lógica de mercado en la educación chilena.