Este domingo 19 de diciembre la senadora de la República por el Estado de México, Martha Guerrero Sánchez, quien forma parte del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), fue víctima de un ataque armado durante su trayecto al municipio de Temoaya, para asistir a la toma de protesta de la presidenta municipal electa Nelly Brígida Rivera Sánchez.
Lunes 20 de diciembre de 2021
La senadora fue interceptada mientras se encontraba al interior de su auto particular junto a su equipo de trabajo, todos resultaron ilesos debido a que los cuatro impactos de bala fueron en el cofre y del lado del conductor, que en ese momento estaba desocupado.
Por otro lado, mencionó que le había tocado vivir la inseguridad que a diario viven los ciudadanos del Estado de México, con los primeros lugares en feminicidio, desapariciones y robos de auto. Pero, más allá de la ciudadanía civil, el atentado ocurrió en el marco de las protestas que se han presentado en todos los municipios ganados por Morena en las pasadas elecciones.
Cifras históricas de violencia contra políticos
Este no es un hecho de violencia aislado, las elecciones de 2018 se llevaron a cabo con alrededor de 750 casos de agresiones a candidatos, precandidatos y funcionarios electorales, sin comparación con ninguna elección sucedida en el país en los últimos 100 años.
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El mismo panorama violento se presentó durante las elecciones intermedias de 2021, con un 75 % de asesinatos contra políticos opositores a gobiernos estatales, según cifras de la consultora Etellekt.
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El atentado recuerda al que vivió en 2019 la senadora Citlalli Hernández Mora, también de Morena, cuando le estalló un explosivo cerca de su cara al manipular un paquete que simulaba contener un libro, caso que continúa en investigación.
Ambas senadoras tratan temas de violencia contra las mujeres.
Más presupuesto para salud y educación y no para la Guardia Nacional
La implementación de la Guardia Nacional, con gran presencia en el país, un ingente presupuesto asignado a su favor, beneficios de la construcción de megaproyectos y tareas de importancia, como el resguardo y repartición de las vacunas en este periodo de pandemia, no ha provocado la disminución de la violencia en México. Peor aún, este organismo lleva cerca de 400 denuncias de violaciones de derechos humanos en su contra.
Ante el panorama de violencia estructural que vivimos, es necesario que ese presupuesto se destine, no a las fuerzas armadas, sino a la salud, a la educación, la cultura y la tecnología; además de la creación de empleos dignos, con prestaciones laborales, estabilidad y sueldos que cubran mínimamente la canasta básica. Este presupuesto podría verse incrementado con lo que se destina a la deuda externa y con impuestos progresivos que se cobrasen a las grandes fortunas.
