Cuarta Transformación. Contornos de la primera reunión entre enviados de Biden y Sheinbaum

Tras el anuncio de la victoria de Sheinbaum en las elecciones del pasado domingo, el presidente estadounidense Joe Biden externó su felicitación a la ganadora de la contienda electoral.

“Espero trabajar de manera cercana con la presidenta electa Claudia Sheinbaum en el espíritu de alianza y amistad que refleja los lazos duraderos entre nuestros dos países”, aseguró.

Por su parte, el pasado miércoles Sheinbaum se reunió de manera "cordial" con representantes de su homólogo estadounidense: Elizabeth Sherwood-Randall, asesora del presidente Biden para Seguridad Nacional, y Ken Salazar, embajador de Estados Unidos en México; de parte del lado mexicano y del equipo de transición, estaban el policía Omar García Harfuch y el exrector represor Juan Ramón de la Fuente, quien envió a la policía a la UNAM para terminar con la huelga de 1999. Una reunión breve y luego de que Sheinbaum tuviera reuniones con Kristalina Gueorguieva, presidente del Fondo Monetario Internacional, y con los altos ejecutivos del fondo buitre Blackrock.

Como ya dimos cuenta anteriormente, el contenido de la reunión de la comitiva de Biden con el equipo de transición de Sheinbaum fue de comercio, seguridad, migración y la entrada de armas a México según lo acordado a partir del Entendimiento Bicentenario. Pende sobre ella la incertidumbre que despierta el asunto de la reforma Judicial propuesta por el presidente y con la cual ha intentado calmar las aguas de los inversionistas.

Concretamente, Sheinbaum adelantó que no se discutió el refuerzo de la seguridad en la frontera norte, y reiteró su estrategia de seguridad. Esto, por un lado, frente a las acciones de gobernadores conservadores como Greg Abbott, quien ha planteado la posibilidad de la intervención de fuerzas de seguridad de Estados Unidos en territorio mexicano.

Los retos de Biden en lo que queda del 2024

Por el contrario, la propuesta del gobierno mexicano ha sido la implementación, bajo política aparentemente derechohumanista que, en colaboración con el gobierno estadounidense y los gobiernos centroamericanos, pretende la implementación de los programas sociales como "Sembrando Vida" y "Jóvenes Construyendo el Futuro". Políticas que han despertado simpatía tanto en nuestro país como en los países de Centroamérica.

Un primer acercamiento entre el gobierno imperialista, que tiene una elección incierta luego de meses de protestas universitarias contra el genocidio en Gaza, y el entrante gobierno de Sheinbaum, cuya dinámica específica está por verse, pero que mantiene la subordinación a los designios del capital con ciertas muestras soberanitas pero que, como el gobierno enfatizó en la mañanera de este jueves, no pretende tocar la propiedad privada.

Recientemente, el gobierno de Joe Biden revivió de la tumba una iniciativa de 2018 del entonces presidente, el republicano Donald Trump, con la cual restringe el ingreso de migrantes al gigante del norte. La razón del decreto sería presuntamente la gran cantidad de solicitudes de asilo, las cuales son puestas en pausa mientras los solicitantes son deportados a México en espera de la apertura de su caso.

Si bien la Unión de Libertades Civiles de Estados Unidos (ACLU por sus siglas en inglés) señaló que pretenden desafiar en las cortes esta orden ejecutiva de Biden, el giro a pocos meses de las elecciones en ese país, aunado a la política sistemática de apoyo al estado sionista en su genocidio en Gaza muestra la connivencia que ambos partidos imperialistas tienen en cuanto a temas como la migración.

“Este es el primer presidente en la historia de los Estados Unidos de América con el que cualquier persona que busque asilo tiene que hacerlo en otro país”, declaró Biden en su momento sobre la administración trumpista.

Las medidas anunciadas por Biden de restringir el acceso migratorio se activarán cada vez que las autoridades registren más de 2,500 detenciones por día durante una semana y se suspenderán si bajan a menos de 1,500 en el mismo periodo.

A pesar de llegar como la oposición de la presidencia de Trump, cooptando a las masas que tomaron las calles en la segunda oleada del movimiento #BlackLivesMatter por medio del aparato burocrático sindical de la AFL-CIO y de las ONG ligadas al Partido Demócrata, las políticas del gobierno de Biden han mantenido el financiamiento del Estado sionista, el genocidio en Palestina y las políticas antimigratorias hacia las caravanas que arriban al gigante del norte desde México.

La doble política del gobierno mexicano

Por su parte, durante la mañanera del pasado jueves 6 de junio el presidente López Obrador declaró que “no se cierran las fronteras, Biden es muy amigo de nosotros, tenemos muy buena relación. No quisiéramos que deportaran a nadie, pero EE.UU. es un estado soberano”.

Y es que, como ya hemos explicado en notas anteriores desde este diario, la política migratoria mexicana ha sido un rubro en el que el gobierno mexicano se ha subordinado diligente y sistemáticamente a los dictados de la Casa Blanca. Una vez que AMLO salga de la presidencia en noviembre próximo, le tocará al gobierno de Sheinbaum lidiar con esta “herencia” que deja el tabasqueño.

Y es que, a la par de los ya mencionados programas sociales, el gobierno mexicano se ha encargado de intentar frenar las caravanas migrantes por medio de la Guardia Nacional. Ambas tienen el mismo objetivo: evitar que los migrantes de Centroamérica lleguen a la frontera estadounidense.

El flujo migratorio con el que lidia el imperialismo estadounidense es imposible de frenar dentro del sistema capitalista. Esto no sólo por la integración económica de América Latina, sino porque son justamente los dictados de Estados Unidos a los gobiernos semicoloniales de la región, en particular los de Centroamérica, los que generan en primer lugar las mareas de migrantes que vienen a tocar puertas en la frontera de nuestro país con el vecino del norte.