Atravesadas por la pandemia, las redes de trata y una justicia que no nos da respuestas a las víctimas de abusos. ¡Este 8M preparemos una inmensa movilización por todas nuestras demandas!
Miércoles 17 de febrero de 2021
Foto: Facebook Dónde están nuestras gurisas UY
Aunque por mucho tiempo se intentó desviar las sospechas que existían por varias desapariciones de mujeres, niñxs y adolescentes en el país, a la sociedad uruguaya le tocó reconocer una lamentable realidad: la existencia de redes de trata que operan en nuestro país, de igual manera que las redes de explotación sexual, con la complicidad de autoridades y figuras del poder, que han estado involucradas en las desapariciones y muertes de las mujeres.
Investigaciones recientes que se han realizado en el país han podido comprobar esta aberrante situación que ocurre a la vista de todos, a plena luz del día y bajo el silencio cómplice de quienes deberían evitarlo.
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Operación Océano, el casos de Treinta y Tres y la justicia inoperante de Colonia
La investigación sobre explotación sexual conocida como "Operación Océano" provocó una gran conmoción. Dejó al desnudo la complicidad de sectores muy poderosos, tanto económicos como políticos y judiciales involucrados en una red de trata internacional.
Otro caso similar ocurrió en el departamento de Treinta y Tres; allí se realizó una investigación por la sospechosa muerte de Ángel, un adolescente de 14 años. Un hombre fue a buscarlo a su casa, lo sacó por la fuerza y después la misma persona volvió a comunicarle a la madre que el adolescente se había ahogado. La relación extraña de Ángel y este hombre venía desde hace tiempo. El adolescente no brindaba mayor información, aunque todo parecía indicar que estaba amenazado. Su madre contó a los medios que Ángel sabía muchas cosas, pero que a ella no le contaba todo. Supo que de noche llevaban muchas niñas de 12, 13, 14 años a otras zonas del país. La mujer denunció lo ocurrido al hogar de varones al que pertenecía el adolescente antes de la tragedia.
Durante el 2020, el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) presentó una denuncia a la Fiscalía de Treinta y Tres en la que informó sobre “situaciones de explotación sexual comercial, trata y venta de sustancias psicoactivas”. Ángel era una de las víctimas; contaba con seguimiento del INAU por oficio judicial en ese momento.
Después de la muerte de Ángel, su madre no ha tenido ningún tipo de apoyo ni respuestas, todo quedó en la nada, silenciado por dinero y tapado por intereses de ciertos sectores poderosos de la zona.
También es importante señalar lo ocurrido en el departamento de Colonia. Allí el movimiento de mujeres local se ha manifestado en los últimos días reclamando por las más de 70 causas de abuso que se encuentran sin resolución. Entre excusas por la pandemia o falta de personal, la realidad es que la justicia tiene encajonadas esas causas, mientras las víctimas en total vulnerabilidad están a la espera desde hace años por una resolución. La situación es aún más alarmante porque en muchos casos están involucradxs niñxs y adolescentes que se encuentran expuestxs a un entorno peligroso, compartiendo la vida cotidiana con adultos que suponen un peligro para su integridad física y mental. ¿Qué podemos esperar de un departamento gobernado por Moreira y de una justicia que juega a favor de misóginos y abusadores?
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El 8M volvemos a las calles
Se nos presenta una nueva oportunidad de manifestarnos. Este año en Uruguay debemos gritar bien fuerte lo que está sucediendo: los femicidios, las redes de trata que operan en el país con la complicidad del poder, y una justicia paralizada, mientras las causas de abusos se acumulan. Por otra parte, la pandemia nos mostró otra cruel verdad a la cara: la precarización a la que estamos sometidas (laboral, reproductiva, social, etc.).
Desde Pan y Rosas te proponemos organizarnos en nuestras localidades para el 8M, de forma independiente del Estado y de sus partidos. Este 8M tenemos que visibilizar estas realidades que estamos afrontando en nuestros pueblos y ciudades.
Levantemos nuestras voces todas juntas desenmascarando al poder cómplice y al estado responsable, que por conveniencia prefiere estar ausente.