Como en los ochenta vuelven las razzias, la Prefectura realizó un inmenso operativo en el barrio La Cárcova y entró en un colegio público.
Viernes 6 de octubre de 2017
Una de las características de este año y medio de gobierno de Cambiemos a nivel nacional y particularmente en la provincia de Buenos Aires, ha sido el preocupante crecimiento de las detenciones arbitrarias y la militarización de los barrios, que ya venía de la década kirchnerista, cuando en 2011 mandó la Gendarmería Nacional a cercar los barrios de San Martín.
Ahora fue el turno de la Prefectura Naval, que realizó un montaje de película y arrolló el barrio en cuestión de segundos, militarizando la zona, luego entró en un colegio violando la norma que impide el ingreso de las fuerzas de seguridad a dichas instituciones e instalando los armamentos en la puerta del jardín, tren blanco, donde se asisten decenas de niños.
No hay ninguna explicación a esto más que la necesidad de disciplinamiento social, especialmente contra los jóvenes, ante la continuación del ajuste y el crecimiento de la desocupación y la subocupación.
Intentan construir el enemigo interno, profundo proceso de estigmatización a los jóvenes de las villas ligado a reflotar el proyecto de la baja de edad de imputabilidad, una cuestión tomada también por el Frente Renovador y que en forma disimulada dejó correr el Frente para la Victoria en su momento con el apoyo al paquete represivo del ingeniero Blumberg, a pesar de oponerse discursivamente.
Pero no sólo la juventud es víctima de detenciones arbitrarias. A principios de año el presidente Mauricio Macri emitió un decreto que permite la expulsión inmediata de inmigrantes por una simple contravención y sin importar sus años de residencia en el país. El argumento utilizado es una supuesta relación entre “inmigrantes y narcotráfico”, falseada a partir de una manipulación de estadísticas.
Claro está, que existen “extranjeros y extranjeros”, el terrateniente Joe Lewis, amigo del presidente y dueño de una parte significativa de El Bolsón, se asocia al estado para continuar aumentando sus riquezas y utilizando la gendarmería para reprimir a los mapuches y desaparecer a Santiago Maldonado
Mucha tropa riendo en la calle
Indudablemente este incremento de las detenciones arbitrarias tiene un claro aliento del oficialismo, así como del conjunto del régimen político, y su víctima inmediata es la juventud.
Pero el crecimiento brutal de esta práctica, ligado al incremento del ajuste que se prepara para después de las elecciones legislativas, estratégicamente apunta a la naturalización de calles militarizadas con el objetivo de utilizar esas fuerzas represivas contra los trabajadores que salen a luchar.
En los últimos días San Martín ha sido noticia por la inmensa cantidad de amenazas de bombas a los principales colegios de la zona, el Estados Unidos, el Vera Peñaloza, el Tupac Amaru entre otros. Puede parecer una coincidencia, pero sin lugar a dudas están preparando el terreno para después de octubre intentar votar la ley de la baja de imputabilidad a los menores. El bombardeo mediático contra los jóvenes, el intento de generar el terror, no hacen más que minar un terreno fértil para la reacción de la derecha que exige mano dura a los pibes de los barrios.