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Red Internacional
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Reclutamiento Ford. Contrataciones masivas, despidos masivos, desilusiones masivas

A lo largo de tres años, Ford Cuautitlán estuvo reclutando masivamente a decenas de cientos de jóvenes, adultos, de la diversidad sexual y con capacidades especiales. Hoy, con la misma fuerza con la que contrató, está despidiendo.

Domingo 1ro de octubre de 2023

Millones de trabajadores buscan mejores condiciones de trabajo, buscan estabilidad, buenas prestaciones, buena paga, buscan obtener una buena vida. La están buscando ahora, y quizás la estén buscando en este momento mientras hacen trabajos penosos o desagradables por poca paga.

En el modelo económico y laboral actual hallar un buen trabajo es casi imposible, sin embargo es posible hallar trabajos más o menos bien remunerados en comparación con el promedio de trabajos que pagan menos de $1,800.00 a la semana; pero son pocos, son tan pocos que hay que competir por cada puesto, y cuando por fin se obtiene uno de esos trabajos, se descubre que también se puede ser despedido. Ford Cuautitlán es uno de esos lugares.

Esta es la historia del reclutamiento masivo, de sus despidos masivos, de sus desilusiones masivas.

Cuautitlán Izcalli es un municipio ubicado en el norte del Estado de México, teniendo como principal punto de conexión con la capital la autopista México-Querétaro. Junto con otros municipios como Naucalpan, Atizapán, Tlalnepantla y Cuautitlán México, Izcalli forma parte del histórico corredor azul, caracterizado por años de administración panista y por ser uno de los principales cordones industriales del país. La planta de Ford Cuautitlán con casi seis décadas inició operaciones en el año de 1964, dándole un nuevo y gran impulso al desarrollo industrial en la zona, actualmente sigue siendo un gran polo de atracción para los trabajadores de la región.

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Me mudé de otro estado para trabajar en Ford: Marcos

“Me mude de Querétaro para instalarme en un pequeño cuarto, con el espacio suficiente para poner unos muebles en cuando pudiera comprarlos. Me llegó el correo final para presentarme al último filtro de selección para ingresar a trabajar en Ford Cuautitlán.

Realmente quería el empleo e iba a hacer todo para quedarme. Llevaba algunos años que salí de la prepa, la pandemia truncó mis deseos de estudiar una ingeniería, por lo que tuve que trabajar en distintos lugares, algunos más o menos bien pagados, pero sin ningún tipo de seguridad social.”

“Cuando supe de las contrataciones en Ford, no pensé que fuera real, pensé que era mentira. Piénsalo ¿Un anuncio de reclutamiento para Ford? No puede ser verdad, es una empresa de muy difícil ingreso. Un día buscando trabajo los algoritmos de facebook me arrojaron otro anuncio similar, así que pregunté a unos tíos que viven en Cuautitlán Izcalli. Ellos me confirmaron las contrataciones, así que puse manos en acción.”

“Mi proceso duró unos tres meses entre correo y correo. Finalmente llegó el día en que me dijeron que sí. Les avise rápidamente a mis padres, me felicitaron y me dijeron que
aprovechara este último viaje para buscar un lugar dónde rentar cerca del lugar. Lo hice, conseguí ese lugar. Con un préstamo de mis padres hice el pago del depósito. Asistí a todos mis cursos en el aula, después pasé a piso, me asignaron en ensamble. No tenía ninguna experiencia, al principio me llenaba de ansiedad, hasta pensé que me estaba enfermando, pero era solo estrés, le estaba poniendo mucho empeño al trabajo.”

“No pensé que me despidieran tan pronto. Habían rumores de que la planta iba mal, y que el tercer turno no se abriría, le pregunté a la coordinadora de mi grupo y a mi delegada sindical, dijo que no hagamos caso a los rumores de “radio pasillo”, solo a los comunicados oficiales. Me tranquilizo. Un día, en el famoso shutdown, el paro técnico programado, fui llamado, no creí que me llamaran, pues a los becarios no se les llama para esos días. Me dieron las gracias, mis documentos y un cheque, me despidieron “voluntariamente”. Me sentí traicionado por mi Coordinadora Erica y por mi delegada sindical Adriana .”

“Si el cheque no hubiera tenido la “gratificación” no me hubiera alcanzado para mi mudanza. Me dió mucho coraje que en unos minutos la persona de recursos humanos derrumbara mis sueños de estabilidad laboral, de jubilación y de ayudar económicamente a mi padres.”

El descaro de los despidos: Ignacio

“Yo ni llegué a firmar el primer contrato, ni ningún contrato. Y cuando me despidieron, lo hicieron de la peor manera. De solo recordarlo me da un coraje. Yo estuve en MPyL (Logística y Planeación de Materiales), repartía materiales en la planta de baterías. No era muy bueno en el montacargas, yo no pedí ese puesto, pero me lo asignaron porque según ellos eso se necesitaba, así que lo acepté y traté de dar lo mejor de mí. El día que iba a firmar mi contrato temporal de tres meses, fue un Process (un supervisor) por mí. Los compañeros me hacían bromas de que me iban a correr, no les creí, además ese día iba a firmar, para perder la nerviosidad le pregunte al Process si me necesitaba para darme de baja, me dijo que “esa información no me la podía dar”, me pidió que vaciara mi locker y que lo siguiera.”

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“Cuando escuché esas palabras juntas, hasta el azúcar se me bajó. Mi ruta de reparto la compartía con otra persona, pero sabía que cuando se abriera el tercer turno alguien se iba a ir para ese turno y todos tendríamos nuestras propias rutas. Pensé si había hecho algo malo en la operación, pero no, o sea no era el mejor operador del montacargas, pero hacía la ruta. Llegué al aula, otra vez, pero no para firmar el contrato, sino mi “baja voluntaria”. Al lado de donde estaban firmando los contratos, fui a firmar mi baja. Le dije a Edith, una de las coordinadoras de becarios, “no te pases, no nos hagas esto, sabes cuánto queremos estar aquí y nos obligas a presenciar esto mientras nos corren”.

“Intentó calmar mi enojo diciendo que no era nada personal, que según esto y lo otro, no me podían dar el contrato. Le dije que no firmaría mi baja del programa de becarios, me dijo que en ese caso la catorcena no sería depositada. Me dió más coraje, me estaban echando y encima se iban a quedar con mi dinero. Le dije, está bien lo que quieras, ya no quiero estar aquí con gente que no te dice las cosas claras y que no más te tiene con la incertidumbre de si vas a quedarte o no. Me estaba yendo, y me pido el Bage (la credencial de ingreso), me la arranqué del cuello y se la solté en una mesa.”

La desilusión de perder el futuro: Jazmin

“Mi esposo intentó entrar dos veces a la planta de Ford Cuautitlán, pero no más no pasaba los filtros. Primero pensamos que fue el examen psicométrico lo que le falló, en el segundo rechazo pensamos que fue por un problema médico, pero no sabíamos el porqué con exactitud. En otro reclutamiento masivo le sugerí que lo intentará una tercera vez, pero ya estaba desmotivado, no sabía por qué lo rechazaban a él, pero a otros no. Le dije que si no quería ir, yo iría. Al principio no quería ir, pues decía que se burlarían de que él cuidara a los niños e hiciera el aseo y la comida de casa.”

“Me ponía uno y mil ‘peros’, insistí e insistí hasta el cansancio que necesitábamos un trabajo estable, y dar de alta a los niños en el seguro. Creyendo que no lograría pasar los primeros filtros me dio la ‘oportunidad’ de salir a trabajar. Al principio tuve mucho nerviosismo ‘¿y si regreso con la cola entre las patas?’ solo para que se burle de mí. Bueno, fui con mis papeles de la prepa y otros documentos que te piden. Hice mis pruebas con mucho miedo, terminé mi día con mucho estrés, con sudoración, y aun tenía pendiente el psicométrico. Fui a casa de una tía para que me prestara una computadora. Sin la ayuda de mi tía no hubiera podido realizar esas pruebas, pues son a contrarreloj, y con mis hijos en casa no me hubiera podido concentrar. Terminé antes de las 9 de la noche.”

“Pasó un día, una semana, otra semana. Me iba desilusionando conforme pasaba el tiempo, mi esposo me dijo que ya dejara de revisar el correo y que mejor nos concentráramos en atender nuestro negocio y a nuestros tres hijos. Poco antes de cumplir el mes me llegó un correo diciéndome que me presentara al examen médico. Me llené de alegría, pase a la segunda fase, ya llegué a la segunda fase, ya alcancé a mi marido, me dije. Con el orgullo afectado un poco, me felicitó. Fui a mi examen médico a la hora que me pidieron con todo lo que decían. Y me volvieron a dejar un mes abandonada, yo creo que hasta más tiempo estuve esperando. ”

“Llegó el último correo diciendo que ya estaba a un paso de la meta. Me dio tanta felicidad que hasta una pequeña celebración hicimos en casa. Iba a entrar a la Ford, solo era una última entrevista y ya estaría del otro lado, con trabajo seguro, con buenas prestaciones y con mis niños asegurados. Después de una hora de pláticas con personal de RH y del sindicato nos dieron la buena noticia. Esa tarde hasta un pequeño pastel compramos para celebrar que ya estaría trabajando en Ford.”

“Todo era felicidad y más felicidad. En la capacitación me tocó una coordinadora super linda, muy amable y atenta. Cuando hicimos el recorrido por la planta, me fui enamorando de cada lugar, me llenaba de orgullo saber que trabajaría aquí en esta gran compañía. Mis hijos podrían decir que su mamá trabaja en la Ford y sus compañeros de clase les tendrían envidia. Cuando llegamos a Calidad, supe que ese sería mi lugar, le dije a mis amigas “yo quiero estar aquí quiero revisar todo de la Mach-E, quiero subirme, tocarla, manejarla”. Me sentí como hipnotizada con el brillo del carro, con sus luces, con su estereo, con todo.”

“Fui muy feliz el tiempo que duró. No pensé que me despidieran, hice todo lo que me pedían, trabajo estandarizado, reporte de anormalidades y de conductas indebidas. Algunos compañeros se molestaban conmigo, pero yo solo hacía mi trabajo, si ellos hacían algo inseguro o fuera del proceso los tenía que reportar, eso nos dijeron en el aula. Cumplí con todo, daba lo mejor de mi cada día, me cansaba, sudaba, me dolían los pies al finalizar el turno, pero sabía que valía la pena todo.”

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“Me sacaron en una combi hasta afuera de la planta. Vi el reloj de Ford una última vez y rompí en llanto, mis hijos ya no podrán decir que su mamá trabaja en Ford. Ahora solo me queda el regalo del Día de las Madres y mi listón negro como recuerdos de que algún día fui una Ford.”

Los nombres de los testimonios publicados aquí fueron modificados para guardar el anonimato. Invitamos a que cualquier trabajador o trabajadora de cualquier centro de trabajo a que manden sus denuncias sobre las condiciones de trabajo o sobre sus despidos a nuestras redes sociales en La Izquierda Diario México.