Con más de 200 estudiantes y trabajadores de la Zona Sur de GBA se realizó, entre fines de enero y principios de febrero, el curso sobre la serie Marx ha vuelto (basada en el Manifiesto Comunista) del Campus Virtual de La Izquierda Diario. Las charlas estuvieron cruzadas por la discusión del acuerdo del gobierno con el FMI y la segunda marcha contra este nuevo pacto de coloniaje lo que puso sobre el tapete la necesidad de un marxismo militante.
Domingo 20 de febrero de 2022 18:07
Dirigido por Carlos Torres Musante, (lic. en comunicación, docente de La Marrón en SUTEBA y dirigente del PTS) y Nicolás Bendersky, (lic. en Cs. Política, docente de La Marrón en SUTEBA y parte del Staff de Ediciones IPS), el curso contó con la participación de trabajadores de Coca Cola, ferroviarios, de EMA, docentes, estudiantes de la UNLA, UNQ, UNLZ, UNDAV, UNAJ; de los terciarios nro 54 y 41, y jóvenes trabajadores que se conectaron virtualmente y que se extendió durante dos semanas en dos turnos horarios.
Además, el mismo estuvo precedido por grupos de estudio que fueron coordinados por Walter “Pata” Moretti (dirigente del PTS) y las compañeras Sara Sánchez, Carolina González Massad y Eugenia Lugones de En Clave Roja, que también fueron las presentadoras de las charlas.
Abrimos con la pregunta: ¿Por qué volver a discutir las ideas del comunismo a 174 años de la publicación del Manifiesto Comunista? Las respuestas no se hicieron esperar: muchas se centraron en las irracionalidades del capitalismo que, durante estos casi dos siglos no han dejado de acrecentarse y que la pandemia actual las multiplicó de forma exacerbada. “La vacuna, elaborada en tiempo récord, es un gran avance para toda la humanidad. Pero por la sed de ganancias empresarias no llega a todos los países, lo que sigue generando muertos y mutación del virus” dijo un estudiante universitario. “La tremenda concentración de riqueza de un lado y la más extrema pobreza del otro muestran esa irracionalidad” acotaba un trabajador de una importante multinacional. “Con solo mirar el planeta vemos el descalabro del capitalismo con el calentamiento global y la destrucción ambiental” sumaba un trabajador de plataformas.
Pero otro aspecto interesante para volver a las ideas de Marx puede encontrarse en que venimos de varios años de enormes acciones de masas contra las consecuencias del capitalismo (Desde los Chalecos Amarillos en Francia, las rebeliones en Chile, Ecuador, Perú, las enormes movilizaciones contra la violencia policial y el racismo en EEUU, solo por nombrar algunas) que, a pesar de su masividad y heroísmo, estas rebeliones no han logrado erradicar de raíz los problemas que las originaron.
Algunos temas, debates y reflexiones
En el primer encuentro abordamos la lucha de clases como motor de la historia y el surgimiento de las clases sociales contra la idea de que “siempre hubo desigualdad social y explotación”. Desde allí recorrimos los distintos modos de producción hasta llegar al capitalismo. Su funcionamiento, las clases sociales, la plusvalía y la explotación como temas que fueron apareciendo y que mostraron que, a diferencia del feudalismo o la antigüedad, el capitalismo encubre su explotación bajo la aparente igualdad y libertad.
Aquí también se dio un buen intercambio en relación la pelea por las 6hs. de trabajo, 5 días a la semana, consigna levantada por Nicolás Del Caño y el PTS en el Frente de Izquierda Unidad en las últimas elecciones. Frente a los ejemplos de trabajadores que contaban que dedican 10, 11 y hasta 12hs. de trabajo (algunos sin que le alcance para vivir), se destacó que los empresarios buscan siempre estirar la jornada laboral pero que el avance tecnológico permitiría reducir las horas de trabajo y, sin rebaja salarial, repartir las horas entre ocupados y desocupados para que trabajemos todos. En momentos en que aumenta el trabajo precario y la desocupación, se torna de vital importancia desarrollar esta idea para que sea tomada en sus manos por miles de trabajadoras y trabajadores como parte de una lucha contra los capitalistas.
En la segunda reunión, abordamos la cuestión del Estado. Frente a los sentidos comunes del “interés general” o su supuesta “ausencia o presencia” se debatió la vigencia de la definición de Marx sobre el Estado (“Una junta que administra los intereses comunes de la burguesía”) y surgieron muchos ejemplos que mostraron su rol de defensa de los intereses de la clase dominante y la propiedad privada. Naty, miembro de la Asamblea Permanente de Guernica, contó la experiencia de lucha que llevaron adelante por tierra y vivienda, y como el Estado, el gobierno y la policía de Berni y Kicillof los reprimió y se posicionó claramente favoreciendo a los ricos que querían que la construcción de countrys y canchas de golf estén por encima de un derecho elemental. Esta compañera, como muchos otros trabajadoras y trabajadores, hicieron una experiencia acelerada con el gobierno de Alberto Fernández, el Estado burgués, los sindicatos, y las direcciones de los movimientos sociales.
Cuando vimos los mecanismos de consenso y coerción, también surgieron los casos de gatillo fácil y la represión a la juventud, o como las fuerzas represivas reprimen trabajadores para defender a los patrones como sucedió con las trabajadoras de la salud y tantos otros conflictos obreros. El consenso se abordó a propósito de la democracia burguesa que genera la ilusión del autogobierno de las masas cuando en realidad se vota que representantes de la clase dominante defenderán sus intereses. Además, discutimos lo que implica el Estado ampliado que ejerce sus funciones mediante organizaciones de la sociedad civil como las direcciones de los movimientos sociales oficialistas o los sindicatos, organizando el consenso y a la vez reprimiendo y siendo fuerza de choque frente a la organización antiburocrática.
En relación a la actitud de la clase trabajadora frente al Estado vimos que, como demostraron decenas de experiencias históricas, la clase trabajadora no puede utilizar la maquinaria del Estado Burgués, sino que debe destruirla y poner en pie un nuevo Estado de los trabajadores. Hace 40 años que la clase trabajadora es cada vez más numerosa, pero está fragmentada y dividida. Peleando permanentemente por su unidad, posee el poder de manejar los principales resortes de la economía lo que le permite hegemonizar las diversas luchas y reclamos (ambientales, de derechos humanos, inmigrantes, etc) y dirigirlas hacia un gobierno de trabajadores. Para ello se necesita la construcción de un partido revolucionario que pueda llevar adelante políticas como la del frente único obrero para unir en la lucha a los diversos sectores de la clase trabajadora y, en esa pelea, sacarse de encima a las burocracias sindicales de las organizaciones de trabajadores, liberando toda su potencialidad.
Además, es imprescindible un partido con una estrategia de autoorganización y de lucha revolucionaria que parta de la huelga general insurreccional hacia la toma del poder. Frente a las rebeliones y revueltas de los últimos años que tuvieron gran espontaneidad y combatividad, pero límites en cuanto a la lucha contra los pilares de la burguesía y su Estado, nuestra apuesta pasa por una organización consciente que luche por transformarlas en revoluciones y que se propongan dislocar el aparato del Estado y reemplazarlo por uno dirigido por la clase obrera hegemonizando una alianza de clases.
En la lucha por el comunismo en su doble contenido, no solo como fin a realizar sino como “movimiento real que anula y supera el estado de cosas actual”, este será el primer paso a nivel nacional pero con el objetivo de expandirse a nivel internacional.
Frente a experiencias como la Revolución rusa, burocratizada por el estalinismo, los trotskistas fuimos los únicos que denunciamos, de manera imperiosa, que aquel régimen burocrático y despótico no fue el comunismo. Y a la vez que, lejos de la miserable resignación que imparten los partidos tradicionales. la lucha por el comunismo está más vigente que nunca.
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La realidad del régimen del FMI impone un marxismo militante
Lenin, el dirigente de la gran Revolución Rusa junto a Trotsky, sostenía que “sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario”. Compartir esta idea es lo que nos motivó a llevar adelante un curso para que todas las compañeras y compañeros que se acercan a nuestras ideas conozcan sus fundamentas básicos. Y justamente esa misma teoría también supone que las ideas son para aplicar en la realidad, para transformarla de manera revolucionaria.
Por ese motivo la discusión sobre el acuerdo del gobierno de Alberto Fernández con el FMI, que cuenta con el aval de la oposición de Junto por el cambio pero también del kirchnerismo (a pesar de la renuncia de Máximo K que no quiere hacerse cargo de enfrentarlo), en el marco de la preparación de la segunda marcha del 8 de febrero que los diputados del PTS y el FITU (junto a decenas de organizaciones) convocaron contra este pacto de ajuste y coloniaje, ocupó una parte importante de la reuniones del curso en las que fuimos discutiendo el carácter ilegítimo, fraudulento y usurario de la deuda externa, las consecuencias del acuerdo que se está discutiendo, qué significa el desconocimiento soberano de la deuda y nuestro programa de nacionalización de la banca y el comercio exterior.
También, la necesidad de desarrollar la táctica de Frente Único Obrero para imponer esta y otras medidas de emergencia como un aumento inmediato de salarios y jubilaciones al nivel de la canasta familiar y la jornada laboral de 6 horas.
También en este marco cerramos el curso con un interrogante provocativo: “Hay compañeros que dicen que ahora no van a militar, pero que cuando se pudra todo van a estar ¿Ustedes piensan como ellos”. Fue muy interesante que la respuesta mayoritaria de las decenas de compañeras y compañeros fue negativa y acompañada de argumentaciones como “no podemos hacer un partido de la nada cuando ya está todo podrido”, “mirá si pasa algo como lo del 2001 y no tenemos partido”. Incluso hubo participantes del curso que a partir de esta discusión se propusieron abrazar activamente la militancia revolucionaria. Creemos que es la mejor decisión asumir ese desafío. Un homenaje a Marx y a sus ideas: Llevarlas a la práctica.
En poco tiempo volveremos a hacer el curso Marx ha vuelto en las distintas universidades de la Zona Sur. Los esperamos a todas y a todos.