Entrevistamos a Javier Montero, autor y director de la obra “La colonia de vacaciones” Interesante representación desafiante y política presentada en El teatro del barrio con motivo del “festival Surge”. Una obra liberadora, subversiva, divertida y provocadora.
Viernes 9 de junio de 2017
¿De dónde surge la idea de La colonia de vacaciones?
La colonia de vacaciones no parte de ningún lugar concreto, ni siquiera se trata de un lugar. La colonia de vacaciones es un espacio intangible que se hace ‘real’ según lo relatamos a través del lenguaje. Las tres personas que están en escena pasan, al relatarlo, a habitar este mundo supuestamente armónico y equilibrado, al tiempo que su ‘yo’ individual y sus identidades son desbordadas. En este sentido hay que decir que los tres intérpretes, Ginette Lafit, Roberto Bezos y Ulka B., hacen un trabajo increíble.
La idea de vacaciones conlleva un retorno, una vuelta a algo ¿es La colonia de vacaciones un estado temporal? ¿Por qué el concepto de vacaciones?
La idea tiene que ver con el régimen terapéutico, como me gusta llamarlo, en el que vivimos, con el descanso y el ocio como parte del trabajo y el consumo, con el uso que hace el capitalismo de la creatividad como herramienta de precarización y de producción de subjetividades neoliberales.
Pero tiene, también, que ver con fórmulas de liberación y desbordamiento y desafío y ataque y venganza y disfrute y deseo… Pues La colonia de vacaciones supone la liberación de demonios interiores, de esquivos espectros revolucionarios, que cobran vida en el escenario y no se mueven por las lógicas a las que estamos acostumbrados y menos aún por la lógicas mercantiles neoliberales de producción de sujetividades y sujetos. La colonia de vacaciones es un dispositivo escénico vivo que pone en juego un espacio de ruptura.
Hace falta que pase un cierto tiempo para tener perspectiva, pero es posible que tras la ruptura que suponen trabajos como La colonia de vacaciones, no tenga mucho sentido seguir hablando de la existencia como marco de referencia de regímenes como el español.
Hay un momento en la obra en que uno de los personajes hace una advertencia: "si intentas darle sentido, aunque sea crítico, has perdido", ¿cuál es el sentido de La colonia de vacaciones?
A menudo somos víctimas de las lógicas que queremos criticar y acabamos dándole voz y cuerpo a quienes se supone que criticamos. Hay una ausencia asoladora de las voces de los ‘otros’. Se trata de un vacío de carácter político, que, incluso, tiene bastante que ver con la fealdad material que nos rodea, con esa fealdad represiva y policial, esa fealdad política definitoria del régimen español.
La colonia de vacaciones es una pieza de marcado carácter político tanto en su forma, contenido y modo de producción, que desafía abiertamente jerarquías, estilos, formatos e incluso formas tradicionales de entender el teatro político.
La ética y la moral también aparecen cuestionadas. ¿Qué nos puedes decir de esto?
Como comentaba, la obra da vida a demonios demoledores y vengativos que surgen por las grietas de atrocidades históricas, de mentiras políticas y de las subjetividades producidas por el neoliberalismo. Por su propia naturaleza, estos espectros son amenazantes y desafían muchos de nuestros juicios y prejuicios. No tienen el menor interés en entrar en un juego de alternativas.
En varias ocasiones se enfrentan ficción y ensayo en el diálogo, ¿qué de ficción y qué de ensayo tiene la obra?
Los actores atraviesan fronteras entre identidades, cuerpos, registros culturales y políticos, etc. La obra no es respetuosa con cánones ni con formatos establecidos, los usa con entera libertad para desarrollar un lenguaje propio y crear un espacio liberador, subversivo, divertido y desafiante.
La violencia es otro de los elementos relativizados. ¿Qué sentido presenta este elemento en La colonia de vacaciones?
Imagino que estos espectros tratan de visibilizar conflictos y las guerras contras las personas precarias, al tiempo que cuestionan la simplificadora y paralizante dicotomía violencia – pacifismo.
Hay un momento en la obra en el que un personaje dice que “el pacifismo es uno de los productos de mayor éxito del régimen capitalista”. Hay que reconocer que no deja de ser una idea interesante si tenemos en cuenta como el régimen político se ha vuelto esencialmente policial y funciona con lógicas represivas, desde lo que entiende por la representación política al periodismo o la comunicación. Es sintomático como, con enorme frecuencia, sus medios de comunicación realizan labores de control policial dentro de los imaginarios.
Los personajes de La colonia de vacaciones escapan de una vida con un ritmo extenuante, en este sentido, y respecto a lo que la colonia trata de suplir ¿la colonia es un elemento destructivo o constructivo?
La obra es al tiempo constructiva y destructiva. Construye una realidad escénica liberadora tanto en la forma como en el contenido, al tiempo que ataca pilares que parecen inamovibles y muros que nos atraviesan y rodean.
La obra ha sido presentada en el Teatro del Barrio en el marco del "Festival Surge" que da espacio a distintas producciones a través de salas alternativas en Madrid ¿Cómo de difícil es hacer teatro hoy?
Es básicamente imposible. Todo está en contra. Hoy en día lanzarse a hacer una obra escénica que trate de experimentar con la forma y las ideas es una misión suicida. Se puede decir que toda la maquinaria ‘cultural’ está pensada para que sencillamente desaparezcan visiones arriesgadas y subversivas del arte, o de la cultura, o de las artes escénicas.
Cada vez más la cultura está pensada desde y como mediación, como un espacio de control, que aleje, precarice e invisibilice las condiciones y posibilidades de una producción cultural conflictiva y crítica. Hace unos meses organicé un laboratorio de investigación y producción en el Mueso Reina Sofía, "La creatividad como espacio de conflicto", en el que trabajamos con estos temas.
Por otro lado, gracias al Festival SURGE y al Teatro del Barrio hemos podido comenzar a mostrar la obra. Pero, ahora, lo importante es poder darle continuidad a La colonia de vacaciones, que pueda seguir mostrándose y verla muchas gente, porque sinceramente pensamos que es una obra fundamental.
Y para finalizar ¿La colonia de vacaciones es un obra solo apta para espectadores críticos?
En absoluto. De hecho es una invitación a ir al teatro sin ideas preconcebidas, dejarse llevar, romper con las lógicas a las que estamos habituados y experimentar experiencias escénicas que escapan de los mecanismos y lógicas habituales.
Más información sobre la colonia de vacaciones.
Ficha artística:
Intérpretes: Ginette Lafit, Roberto Bezos y Ulka B.
Iluminación: Luís García
Autor, dramaturgia y dirección: Javier Montero