Compartimos el importante conversatorio impulsado por la Pesada Subversiva en el que se abordó la situación política nacional, el avance de la ultraderecha y su repercusión sobre el movimiento de mujeres, feministas y de las disidencias sexuales y de género en Bolivia. Participaron Mujer de Plata, Pan y Rosas, Erick Aliaga (activista) y la Pesada Subversiva. Aquí puedes ver el conversatorio completo y la intervención transcrita de Violeta Tamayo de Pan y Rosas.
Domingo 28 de noviembre de 2021
Luego de las agresiones y ataques perpetrados contra el movimiento de mujeres, feministas, disidencias sexuales y de género así como activistas independientes tras el #25N, este domingo 28 de noviembre se llevó adelante un importante conversatorio impulsado por la Pesada Subversiva en el que se abordó la situación política nacional, el avance de la ultraderecha y su repercusión sobre el movimiento de mujeres, feministas y de las disidencias sexuales y de género en Bolivia.
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En este conversatorio participaron Ivanna Estrada de Mujer de Plata, Violeta Tamayo de Pan y Rosas, Erick Aliaga (activista) y Yam Medrano de la Pesada Subversiva.
Aquí puedes ver el conversatorio completo:
Intervención de Violeta Tamayo de Pan y Rosas
Se hacen sumamente necesario en estos momentos y tras las sucesivas provocaciones y agresiones que hemos vivido y han protagonizado grupos mal llamados provida en diversos departamentos del país, como bien lo ha mencionado Chris. También saludamos desde Pan y Rosas que el movimiento de mujeres y feministas en Bolivia esté avanzando, con todas las diferencias que son inocultables entre las organizaciones, y se esté mostrando nuestra capacidad de unidad de acción a nivel nacional frente a estos hechos, procurando además fortalecer lo que a nuestro parecer es aún un embrionario pero potencial movimiento que crece pese y contra las amenazas propias del avance regional de una ultraderecha antiderechos. Tratándose también de un movimiento que se ha planteado sostener la amplitud democrática necesaria para la pluralidad de organizaciones y activistas que lo componen, y la independencia política frente a todas las fuerzas políticas antagónicas a nuestros intereses, como todos lo son todos partidos patronales que componen este régimen, lo que creemos fundamental porque nos permite pelear a las mujeres y diversidades y disidencias sexuales, sin ninguna atadura en las manos.
Si bien podemos afirmar que las fuerzas de la ultraderecha a nivel nacional no han perdido poder político jamás, pese al discurso del MAS durante 14 años del denominado “Proceso de Cambio”, que dígase de paso no ha venido a instalar el socialismo ni a eliminar realmente el poder político de estos sectores, es indudable que hoy nos enfrentamos a una avanzada aún mayor que en anteriores coyunturas. El golpe de Estado sangriento, racista, patriarcal y oligárquico del año 2019, que desde nuestra lectura ha sido parte de una escalada sucesiva de estos sectores que se han empoderado también gracias a la venia del gobierno del MAS años atrás, ha sido un punto de inflexión para que esta extrema derecha avance con mayores ventajas. Y se ha tratado, como muchas y muchos hemos denunciado, no de un golpe solamente contra una cúpula política, sino fundamentalmente contra los sectores obreros, campesinos, indígenas, populares, y nosotras las mujeres y las diversidades y disidencias además como parte de los sectores más vulnerados, tal como lo han demostrado las sangrientas y dolorosas masacres de Senkata, Sacaba y Ovejuyo.
La crisis política, en ese sentido, lejos de haberse cerrado con las elecciones en las que el MAS vuelve al poder, ha pasado a otra etapa en la que se viene poniendo a prueba la correlación de fuerzas constantemente. Es decir, tenemos una ultraderecha que ha conquistado bancadas específicas, como la bancada de CREEMOS, que es abiertamente misógina, LGTBIodiante, racista y clasista, representante de la oligarquía nacional. Pero además tenemos fenómenos que antes no presenciamos de manera tan explícita en el país, como una ultraderecha militante que se encarna en sectas religiosas, que cada que pueden salen a rezar a los cuarteles pidiendo a los militares asestar un nuevo golpe de Estado a nombre nada menos que de la “democracia”, o lo que recientemente pasó el 25N, que se trata de grupo dispuestos a golpear mujeres para después victimizarse con la ayuda de medios hegemónicos de comunicación.
Y por su parte, El MAS, en este contexto, no hace más que negociar con estos grupos, dando paso a pactos y concesiones desde el 2019: de hecho, ha sido la propia Eva Copa quien ha legalizado el golpe en el parlamento nacional en su momento. Hoy, el MAS ha retrocedido nuevamente abrogando las leyes que exigió esta ultraderecha, a su gusto y gana, tras los bloqueos que protagonizaron grupos oligárquicos, patriarcales y racistas como el Comité Cívico Pro Santa Cruz, la Unión Juvenil Cruceñista o la Resistencia Juvenil Cochala, que no dudan en portar símbolos explícitos como esvásticas, demostrando claramente a qué lado de la cancha quieren voltear el país.
Sabemos de sobre que estos grupos están absolutamente compenetrados pues con sectas antiderechos, como las Plataformas Por la Vida, Con mis hijos no te Metas que era el grupo de Jeanine Añez y otros fundamentalismos que no solo no han perdido el poder político, han conquistado las bancadas mencionadas, sino que además el MAS permite sentar presencia incluso en Ministerios como lo son Educación y Justicia. De hecho, el ministro de Justicia del MAS, Iván Lima, es un declarado antiderechos y da cuenta de esta capacidad de convivencia de este partido con actores de todo tipo, sin ninguna real claridad ideológica política.
En este escenario, las mujeres y las diversidades y disidencias hemos vividos el 25N, con movilizaciones agredidas en Potosí, Santa Cruz, frente a los cual desde Pan y Rosas expresamos nuestra plena solidaridad con las compañeras víctimas de estos hechos. Y también en La Paz, donde estos grupos se han hecho presentes para provocar, como siempre, a mujeres movilizadas, para luego usar la victimización en medios de prensa mintiendo sobre supuestas agresiones físicas en su contra, para criminalizar y perseguir a compañeras que, además, no han protagonizado ningún hecho de “vandalismo” como se nos acusa a Pan y Rosas y las compañeras lesbofenistas, lo que es absolutamente demostrable con pruebas.
La policía, como siempre, ha protegido a estos grupos antiderechos. Y sobre la pregunta planteada respecto a esta institución, creo que es claro por qué la policía reprime a las mujeres: esta institución es por origen, desde la raiz, un aparato represivo del Estado, y no podemos esperar otra cosa. Esta misma policía que reprimió el 2019, que estuvo del lado de las masacres, que reprime en todos los gobiernos a obreros, campesinos e indígenas, es la misma que persigue a las mujeres y que además viola y mata en impunidad, con venia del Estado. Y es importante abrir este debate, porque hay ciertos feminismos que señalan que debemos reformar la policía, lo que para nosotras es absolutamente imposible: esta institución es irreformable a favor de los derechos populares, por más que el MAS incluso le ponga el denominativo "del pueblo" o le pongan una Wiphala en el hombro.
Ahora, es importante además aterrizar este clima hostil contra las mujeres y diversidesdes y discidencias como una avanzada internacional de la extrema derecha, y claro ejemplo de ello lo tenemos cruzando la frontera con Bolsonaro y el fortalecimiento de las iglesias evangélicas en la política regional. Y ojo que ahora pueden parecernos bichos de carácter ridículo que se apuestan en los cuarteles, hacen paros con parrilladas y zumba, o nos tiran agua bendita y nos quieren colocar rosarios en las marchas, pero todo eso que da risa de absurdo, no se debe subestimar porque otros países nos dan cuenta de que pueden crecer y en Santa Cruz como mejor ejemplo, han ganado espacios de poder locales importantes.
Entonces, frente a ello, ¿cómo debería responder el movimiento de mujeres y feministas boliviano? Desde Pan y Rosas creemos que solo la autoorganización del movimiento de mujeres y feministas, junto a sectores obreros, campesinos y populares cuyas mayorías también son mujeres en nuestra actualidad, es indispensable.
Creemos que solo la movilización de masas en momentos de inflexión como lo ocurrido el 2019, así como la preparación para este momento que creemos que va a llegar nuevamente de forma inevitable, va a poder dar una respuesta real. Y si bien comprendemos que existan compañeras que aún depositan esperanzas en el Moviento Al Socialismo para dar esta respuesta a estos hechos, les recordamos que en los hechos el MAS no está haciendo más que negociar en todos los ámbitos, incluso dejando sin declarar a Camacho hasta el día de hoy por hechos como las mascres del 2019, entre otras cosas como no querer tocar el tema del aborto legal o los plenos derechos para las diversidades sexuales por motivo de no generar antagonismos con estas sectas. Entonces apostamos por enfrentar firmemente a esta derecha galopante, preparándonos desde la autoorganización y movilización, sin depositar ninguna confianza en el Movimiento Al Socialismo y haciendo frente también a sus sucesivos pactos. La respuesta entonces es que debemos prepararnos en ese sentido, también desde el movimiento de mujeres y feministas, en unidad de acción y con independencia política para seguir peleando sin ataduras en las manos, porque se viene un escenario en el que nos solamente seguiremos viendo estancados derechos adeudados como el derecho al aborto legal y los plenos derechos para las diversidades y disidencias, sino también están en peligro de retroceder los derechos conquistados con lucha.