Después de una gran temporada que no se vio cristalizada en el ascenso a la Primera, el Dragón rearmó su plantel en pocos días y consiguió un gran triunfo ante Almirante Brown. El próximo rival saldrá de Boca o Claypole.
Juan Ignacio Provéndola @juaniprovendola
Lunes 22 de febrero de 2021 00:27
El capitán Juan Manuel Sosa festeja el triunfo de Defe.
De todo el fútbol argentino, la B Nacional fue la categoría más distorsionada por el parate pandémico: su reanudación vino de la mano de un extraño formato que contempló solo a medias las 21 fechas jugadas antes de la cuarentena y transformó eso en un jeroglífico difícil de entender hasta por los propios jugadores. Con todo, Defensores tuvo buenas cosechas en ambas mangas y terminó siendo el equipo que más puntos acumuló entre las dos semi-competencias. Aunque la cuenta no servirá ni de consuelo: quedó a dos puntos de la final por el primer ascenso y a apenas uno de un acceso más directo por el otro, clasificando al reducido por el segundo como uno más del montón y quedando afuera prontamente.
Los hinchas del Dragón habían alimentado genuinas esperanzas de ver a su equipo en la A por primera vez en la historia del profesionalismo (lo había hecho en los pretéritos tiempos amateurs, cuando había dos asociaciones simultáneas hasta que en 1931 ambas se fusionaron en lo que hoy es la AFA). Pero la tristeza fue muy grande y eso se notó en el éxodo de numerosos jugadores, entre ellos varios de larga data y que habían participado del ascenso al Nacional obtenido en aquella dramática final de mayo de 2018 como el delantero Ezequiel Aguirre (quien eligió un destino exótico: Honduras), el defensor Leandro Martínez Montagnoli (ahora en Mitre de Santiago del Estero) o el zurdo volante Marcos Giménez (sin pase aún). A ellos se les sumó Fabían Nardozza, técnico desde 2017.
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Obligado a reacomodarse, el Dragón se agenció la continuidad de otros valores que superan la centena de partidos como el capitán Luciano Goux, el volante Juan Sosa o el lateral Iván Nadal mientras negociaba otras incorporaciones. En simultáneo, contrató como nuevo DT al exfutbolista Gastón Esmerado, de reciente paso por Almagro.
Es que no sólo apremiaba la exigencia de volver a armar un plantel diezmado: también se le venía encima el debut en la Copa Argentina ante Almirante Brown, flamante ascendido a una categoría que ahora ambos comparten y con parte de la base que bicampeonó en la última temporada de la B Metropolitana.
Dos realidades distintas se opusieron la noche del viernes último en Estudiantes de Caseros, estadio sobreutilizado para el reducido por el segundo ascenso a la A y, por lo visto, para estos “choques AMBA” en la Copa Argentina con consecuencias a la vista: cuando Luis López pateó el penal que derivó en el 2-1 parcial en favor de Defensores, una polvareda de arena quedó flotando en el aire a pesar de que el disparo no fue precisamente violento (por eso el arquero Ramiro Ramírez llegó a detenerlo, aunque luego fue vencido en el rebote).
El partido fue entretenido, lleno de emociones y prodigo de goles, al punto que es -hasta el momento- el que más anotaciones registró en la Copa Argentina: seis en total. Defensores golpeó primero y pronto: a los 3 minutos ya estaba arriba del marcador gracias a una conexión de incorporaciones zurdas, ya que desde su banda el wing Alejandro Martínez envió un centro sin que nadie lograra interceptarlo ni desviarlo antes de que su tocayo Lugones empeinara eficazmente la bola en el área chica para hundirla en el fondo de la red.
A pesar de que Defe siguió atacando con ritmo y vértigo, Almirante Brown intentó con algún tiro desde lejos que exigió el esfuerzo de Ignacio Pietrobuono, arquero de aquella UAI Urquiza a la que el Dragón había vencido por penales en la citada final por el ascenso del ’18, y ahora revalorizado como titular del rojinegro tras la partida de Sebastián Giovini (otro del que se desconoce aún su próximo equipo). Y quien avisa, no traiciona: a los 24 minutos, una indisimulable toma de catch del experimentado Iván Nadal al cuello de Joaquín Ibáñez y ante las narices del árbitro Pablo Dóvalo obligó a pitar un penal que convirtió en gol el Gurí Diego García, estandarte de la artillería aurinegra en la anterior campaña.
La chapa no se movería hasta el segundo tiempo, cuando las intensidades parecían estar relativamente parejas, pero acaso sopesó el aplomo de Defe. Sobre todo del mediocampo en adelante, donde certificó la buena noticia de que Juan Sosa (capitán en lugar de Luciano Goux, curiosamente en el banco) no sólo sanó una larga lesión, sino que además reestableció un nivel que no presentaba desde hacía mucho tiempo.
Una trepidante penetración en el área de la Fragata con caño y gambetas del zurdo Martínez pudo ser interrumpida por el zaguero Cristian Varela, aunque solo por medio de una dura falta. Fue a por su tiro el Animal Luis López, otro debutante, quien pateó sin demasiada potencia pero igual tuvo su desquite en un rebote servido. El ex Atlanta repuso la ventaja de su nuevo equipo a los 8 minutos del complemente.
Nuevamente el Brown se lanzó a la carga de la igualdad y nuevamente la obtuvo gracias a insinuaciones que derivaron en un gol, esta vez del recién ingresado Santiago Vera, quien a los 16 minutos anotó de cabeza sin la oposición de los dos centrales de Defensores (estrenos tras varias temporadas de la respetable zaga Goux-Martínez Montagnoli). Apenas iba un cuarto del segundo acto y Almirante ya había hecho cuatro cambios en dos de las tres ventanas que la nueva regla habilitó.
Pero la calma duró poco para la Fragata, a quien nuevamente le pasaron factura las desatenciones: mientras algunos jugadores le protestaban al árbitro la sanción de un tiro libre y otros iban y venían de una barrera desordenada, Juan Manuel Olivares desenfundó su arma principal, la misma que lo había llevado a anotar tres golazos fuera del área en la temporada pasada, y desconcertó a todos con un disparo a lo Cristiano Ronaldo, de esos que dejan a la pelota entumecida y viboreando para la desdicha de un arquero malpisado. Corrían 22 minutos y Maravilla ponía en ventaja al Dragón por tercera vez en el partido.
Aunque un poco deslucido por el frenesí de estos mata-mata en los que gana quien pasa y el que pierde, se larga, las acciones se mantuvieron entretenidas con un ida y vuelta que presagiaba más gol. Pudo ser de Almirante, pero terminó siendo de Defe, quien dispuso de dos contras y aprovechó la última de ellas, a los 50 minutos de un tiempo que tuvo 6 de adición y se cerró con una certera definición de Gonzalo Aquilino, hombre de la casa pero largamente postergado.
Para la Fragata fue la primera experiencia contra un rival directo de la categoría a la que regresará a partir del fin de semana del 13 de marzo, fecha en la que se presume el inicio de la nueva temporada de la B Nacional. Para Defe, en cambio, la victoria toma a muchos por sorpresa, dado el poco rodaje del nuevo equipo y el respeto que imponía su rival.
Aunque ahora asoma en el horizonte del Dragón otro cruce un tanto más temible: el de Boca, si es que el 3 de marzo le gana su choque a Claypole. Sería, en ese caso, la primera posibilidad que tendría Defe de enfrentar al Xeneize en el profesionalismo tras varios partidos en la era amateur, época de la que aún sobrevive en el recuerdo del archivo la victoria rojinegra en el primer partido de ambos, el 18 de abril de 1915. Un 3-1 posterizado para la eternidad en un tango titulado, justamente “Tres a uno”.