Quienes transitamos la ciudad, seguramente hayamos visto este tradicional bar ubicado frente a la céntrica Plaza San Martín. Hoy, suma uno de los miles de ejemplos de precarización de la juventud, y en el marco de la cuarentena, de la desidia de los empleadores con sus trabajadores.
Viernes 3 de abril de 2020 23:38
Desde La Izquierda Diario nos llega la denuncia de uno de sus trabajadores, quien comenta que dentro del plantel hay 6 empleados en “negro” que cobran por día. Algunos incluso trabajan hace mas de un año en el establecimiento.
El domingo previo a que se decrete oficialmente el aislamiento social preventivo obligatorio desde el Gobierno nacional, los dueños del bar anunciaron que cerrarían un turno de trabajo. Ese domingo fue el último día que los trabajadores, en situación de informalidad, cobraron.
Desde ese momento, no están recibiendo ningún ingreso, lo cual en el marco de la crisis es una situación desesperante, las facturas se acumulan, el alquiler se cobra, los precios de los alimentos y productos básicos aumentan de manera estrepitosa, y podemos seguir con la lista.
No se trata de un ejemplo aislado, el 1 de abril publicamos en este diario una denuncia similar por parte de los trabajadores del popular bar Favela. Se trata de una estructura de precarización del trabajo que tiene cara protagonista en la juventud. Trabajamos por salarios de miseria y sin ningún tipo de derecho laboral, y para la patronal somos descartables. Un 60% de los jóvenes del país se encuentra en esta situación, la pandemia desnudó la precariedad.
Las respuestas desde el Estado son insuficientes
Quienes trabajan “en negro” no son contemplados por el DNU que sacó el presidente prohibiendo los despidos. A su vez, el bono familiar de 10000 pesos, para quienes accedan a cobrarlo, no alcanza.
Mientras la ansiedad y el miedo que genera esta situación de incertidumbre y la carestía de la vida se expanden en la juventud, no se afectan las grandes fortunas que un puñado de empresarios acumuló, durante décadas, a costa del trabajo ajeno.
La fortuna de Paolo Rocca, quien quiso despedir a 1450 trabajadores, es la mas grande de la Argentina. Otro ejemplo puede ser el de Roemmers, quien a costa de hacer negocios con la salud, logró acumular riquezas que le permitieron despilfarrar nada más ni nada menos que 6 millones de dólares en su fiesta de cumpleaños.
Con un impuesto del 3% a las grandes fortunas se podrían otorgar salarios de cuarentena de 30 mil pesos para todos los trabajadores y trabajadoras que perdieron su ingreso por la pandemia. Esta crisis no es nuestra responsabilidad, no tenemos porque pagar los costos.