La marea verde que exige aborto legal volvió a colmar las calles céntricas alrededor del ya emblemático Museo de Antropología.

Laura Vilches Concejala PTS - FIT Córdoba. Legisladora provincial PTS-FIT (mandato cumplido) | @VilchesLaura
Jueves 20 de febrero de 2020 11:30
En las adyacencias del Museo de Antropología se tiñeron de verde este 19F. La elección de las mujeres para exigir en las calles, una vez más, por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, pareciera fortuita pero no lo es. La dirección del Museo abrió desde siempre sus puertas para que pudiéramos organizarnos y ello cobra mayor significación porque allí nomas, apenas a unos metros de distancia, se erige un icono de la reacción eclesiástica que quiere movilizarse el próximo 8 de marzo contra las demandas centrales que este 19F levantamos: el Arzobispado de Córdoba es el símbolo de los sectores clericales que quieren montar una provocación el próximo día internacional de las mujeres.
Alrededor de 5000 mujeres se concentraron ayer para señalar que el derecho al aborto “está en las calles”, y demandar como miles de mujeres en todo el país, que se apruebe sin dilaciones, el proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto. “Este es nuestro proyecto, compañeras”, anunciaban desde el escenario, “porque fue fruto de años de debates y procesos que hicimos las mujeres y personas gestantes, enriquecido con una impresionante movilización, que finalmente logró que llegara al recinto legislativo” señalaban desde la Asamblea Ni Una Menos Córdoba, de la que Pan y Rosas, junto a otras organizaciones de mujeres y disidencias, es parte.
Seguimos en las calles, con la energía y alegría de siempre, gritando que #SeraLey . Porque sabemos que maternidad será deseada o no será. Porque queremos evitar las muertes de nuestras compañeras por la clandestinidad del aborto, porque nunca nos regalaron nada. #AbortoLegal2020 pic.twitter.com/Pv66W5roOR
— Laura Vilches (@VilchesLaura) February 20, 2020
El ánimo de la manifestación, festival mediante, era alegre, con la energía de miles de mujeres y personas gestantes volviéndose a encontrar para reclamar por todos los derechos que aún faltan. Muchas de ellas, recién allí se enteraban de que el gobierno nacional de Alberto Fernández quiere presentar un proyecto propio de despenalización del aborto, un proyecto que no es el que miles de mujeres, durante años, en decenas de asambleas y Encuentros Nacionales (hoy llamados plurinacionales) de Mujeres (y Disidencias) fuimos elaborando. Un proyecto (o varios, según señalan diversas fuentes periodísticas) que busca negociar nuestros derechos con la jerarquía reaccionaria de la Iglesia Católica.
¿Cómo continuamos?
El proyecto está en las calles, y muy bien lo saben las jóvenes protagonistas de la marea verde; que aunque tienen expectativas en que se vote en el Congreso, conocen la experiencia del rechazo tal como lo vivimos en 2018, de manos de un parlamento plagado de dinosaurios. Allí se demostró cuán insuficiente fue la estrategia de "cabildeo" y lobby en los pasillos que algunas organizaciones desplegaron. Por eso, es con las jóvenes que vienen de tal experiencia, así como junto a las trabajadoras de todos los sectores con quienes tenemos que coordinar y organizarnos en las escuelas, las facultades y los lugares de trabajo para que este 2020 el aborto sea ley, y para que este próximo 8 de marzo, el país realmente se paralice en reclamos por nuestros derechos..
Necesitamos desplegar una fuerza inmensamente superior y más organizada, porque ya vimos cómo las enormes movilizaciones desplegadas desde hace dos años, decenas de pañuelazos y festivales, el apoyo de mujeres de otros países no fueron suficientes para enfrentar el lobby de los sectores antiderechos que pusieron todos sus recursos para defender la clandestinidad.
El Congreso nacional, como resultado de las elecciones de 2019 aumentó la cantidad de diputados y senadores que están en contra del derecho a decidir la interrupción de un embarazo no deseado. El Vaticano ya está actuando para presionar con todos sus recursos y así evitar que conquistemos nuestro derecho a abortar, a decidir desde la información y la educación sexual integral, a usar todos los métodos de anticoncepción que nos permitan evitar los embarazos no deseados y ejercer nuestra sexualidad libremente. La separación de la iglesia y el estado es una demanda urgente, y por eso estuvo entre las consignas más aplaudidas este 19F.
El desafío que se presenta de cara al próximo 8 de marzo, es redoblar la organización en los lugares de trabajo y estudio para exigir con todo que el aborto sea ley y esto ocurra de manera urgente. Pero a la par, tenemos que preparamos para que en un nuevo día internacional de las mujeres la tierra vuelva a temblar, exigiendo paro real y activo a todas las centrales sindicales que brillaron por su ausencia en esta convocatoria.
La deuda es con las mujeres y disidencias
Estamos ante una situación difícil, con un gobierno que renegocia con el Fondo Monetario Internacional el pago de una deuda fraudulenta, odiosa e ilegal que va contra los intereses de las mayorías populares y en particular, de las mujeres.
¿O no somos nosotras, acaso, las más afectadas cuando el gobierno decide ajustar las jubilaciones o eliminar la cláusula gatillo o aumentos ya acordados, como el caso de las docentes de la provincia de Buenos Aires? ¿No somos las mujeres las principales perjudicadas cuando el estado se desentiende de las tareas del cuidado y precariza aún más la educación, la salud o el cuidado de adultos y adultas mayores?
¿No somos las mujeres las primeras en parar la olla cuando las patronales despiden a los trabajadores como ocurrió en Molinos Minetti? Lo somos también, cuando los presupuestos para la lucha contra la violencia hacia las mujeres (reducido al mínimo bajo el macrismo) son paupérrimos y no atienden la necesidad de refugios, licencias o subsidios para la manutención de las víctimas.
También lo somos las disidencias cuando se anuncia el “ajuste fiscal” que negará el acceso al trabajo genuino garantizado por el cupo laboral a las personas trans. Y lo somos, inclusive, cuando aumenta la represión de las fuerzas represivas del estado actuando contra las compañeras en situación de prostitución; con el fortalecimiento de las redes de trata que actúan con la complicidad policial, o, como bien lo señalaba la hermana de Luciano Arruga en la acción (previa al pañuelazo) por la desaparición hace 8 años de Facundo Rivera Alegre, cuando “somos las hermanas, madres, tías, abuelas – todas mujeres – quienes volvemos a recibir en nuestros cuerpos la violencia del estado que se descargó contra nuestros seres queridos”, esta vez vuelta sobre las mujeres también como violencia machista.
La presencia de Viviana Alegre, de Vanesa Orieta, señalando este 19F el asesinato y desaparición de sus hijos o hermanos, era un símbolo más de que en las provincias como Córdoba, la situación de las mujeres no escapa a la violencia que el estado ejerce sobre las mayorías trabajadoras, la juventud. Por más bombos y platillos que desplieguen las gestiones de Schiaretti y Llaryora, como bien lo denuncian hace años las trabajadoras del Polo de la Mujer, la precarización laboral es una forma de violencia que el estado ejerce contra ellas, y las condiciones de endeudamiento en dólares de la provincia, así como la recesión y la escalada inflacionaria que golpea sobre las familias trabajadoras, impacta particularmente sobre nuestra salud y nuestros cuerpos.
Como hemos señalado clarísimamente durante la campaña del Frente de izquierda en 2019, pagar la deuda con los acreedores buitres y al FMI es incompatible con la defensa de nuestros derechos laborales, a la vida, la salud, la educación, a una vida sin violencia. Por eso, en este 2020 que recién comienza, sólo nos queda organizarnos y movilizadas confiar sólo en nuestras fuerzas, porque nunca nadie, nos regaló nada.
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Laura Vilches
Concejala PTS - FIT Córdoba. Legisladora provincial (mandato cumplido) PTS-FIT Córdoba. Docente. Miembro de la dirección nacional del PTS y de la Agrupación de Mujeres "Pan y Rosas".