La Izquierda Diario dialogó con miembros de una familia cordobesa. Marisol es cuidadora domiciliaria, actualmente desempleada. Vive junto a sus 5 hijos e hijas en Malvinas Argentinas, una localidad de las afueras de Córdoba, rodeada por dos rutas provinciales que están llenas de industrias.
Sábado 4 de abril de 2020 11:57
Esta pequeña ciudad se caracteriza por estar habitada por familias numerosas, en su mayoría son entre 5 y 10 personas viviendo en casas pequeñas, con un servicio de agua escaso y supuestamente potable, aunque son cotidianos los casos de diarrea.
Una gran proporción de esos hogares están sostenidos por una mujer, muchas de ellas madres solteras. Por esto mismo es que abundan los trabajos más precarios: tercierizadas de la limpieza, cuidadoras domiciliarias, empleadas domésticas, operarias de las fábricas alimenticias de la zona donde trabajan junto a sus compañeros y vecinos.
También hay muchos obreros de la construcción y vendedores ambulantes que viajan todos los días 14 km hasta el centro de la ciudad de Córdoba. Por supuesto que con la cuarentena se hace imposible juntar unos pesos.
Marisol y una de sus hijas, Paloma, nos cuentan cómo es vivir en cuarentena a partir de las medidas anunciadas por el Gobierno nacional.
¿Cómo viven en Malvinas las medidas anunciadas por el Gobierno, que implican una cuarentena total para la población?
Marisol: Para quienes viven el día a día es una pesadilla, un caos. Me encontré con una vecina ayer en el cajero y me contó llorando que su marido trabajó 20 años en una metalúrgica y le descubrieron aluminio en sangre. A través del juicio de la ART iba cobrando el sueldo pero ahora el seguro de trabajo ya le dejó de pagar el sueldo por la cuarentena. Y de lo único que estaban pudiendo vivir era de la AUH. Otro señor, también por la cuarentena, tuvo que cerrar el taller de chapa y pintura que tenía. Hasta hace unos días vivía con su familia en una casa, pero no pudo pagar más la luz y se la dieron de baja. Se fueron todos a vivir la taller, incluida su mamá y su suegra.
Paloma: No todas las personas toman la cuarentena como algo serio. Algunas personas no la están pasando muy bien, ya no saben qué hacer en sus casas. No todas las personas están bien económicamente. ¿Cómo hacen esas familias en las que no hay un trabajo estable o que no son trabajadores registrados? Es muy difícil llevar el día a día.
¿Qué opinan de las medidas lanzadas por el Gobierno para ayudar a los sectores más vulnerables? ¿Consideran que son suficientes?
Marisol: No. Con un bono de 10 mil pesos no se logran completar las necesidades básicas. La plata no rinde con los aumentos constantes de la mercadería. Con ese bono lo que logran es que la gente sobreviva unos días.
Paloma: No considero que sea suficiente. No alcanzan 10 mil o 3 mil pesos en una familia con 8 hijos. Las madres y padres no pueden con todo con tan poca plata y mucho menos cuando aumentan las cosas en los supermercados, farmacias y verdulerías.
En las dos rutas que bordean la localidad de Malvinas Argentinas, sobre la ruta 19 encontramos a Coca-Cola, Bimbo, Oblita, Orieta, El Rey de la Limpieza y Cotillón Chialvo. Y sobre la ruta 88 están la Pritty, ARSA (ex SanCor), La Morenita, Denso, Ventury, YPF. En las filas de estas empresas trabajan cientos de jóvenes que sostienen o colaboran con sus familias económicamente. A la mayoría de ellos aún no le hicieron los testeos para detectar si hay síntomas de COVID-19.
Muchas de estas obreras y obreros viven en Malvinas y otros tantos viven en un asentamiento detrás del IPET N° 24 anexo. Entre 50 y 70 familias están sin luz y no tienen agua potable y muchas de ellas no podrán acceder a los 10 mil pesos del Gobierno.
Vecinos de allí denuncian, además, que el intendente Gaston Mazallay (Hacemos Por Córdoba) todavía no se acercó a brindarles ningún tipo de ayuda.
Unos días atrás, La Izquierda Diario recibió la denuncia de que en Malvinas detuvieron a un trabajador de una de esas fábricas por no tener permiso para circular.
¿Cómo se vive el hostigamiento policial en tu barrio?
Marisol: Entiendo que la policía está para controlar quienes cumplen o no el aislamiento. Pero entiendo que con la desigualdad social surge el abuso de poder por parte de las fuerzas de seguridad. Me parece que a las personas que detienen incumpliendo la cuarentena y si son los que tienen mucha plata como dueños de fábricas o los que viven en los countrys les deberían cobrar una multa y ese dinero donarlo al servicio de salud.
Paloma: Veo más policía de lo normal en las calles. Hay mucha represión en varios barrios.
¿Con cuántos centros de salud cuenta tu barrio? ¿Conoces iniciativas solidarias que se estén dando entre vecinos?
Marisol: De los tres dispensarios de atención primaria que hay, sólo uno está con guardia de 24 horas.
Paloma: Una vecina de la tercera sección se solidarizó en hacer barbijos para el dispensario porque ya se les habían acabado.
La vida de Marisol y Paloma es similar a la que viven miles de familias en todo el país. Ante esta situación de emergencia sanitaria, social y económica el Frente de Izquierda propone conformar comités de higiene y seguridad en cada lugar de trabajo y en cada barrio.
Ante esta iniciativa Marisol nos dijo “Me parece que es mucho más posible hacer eso porque dejaría de existir la ganancia generada por el patrón.” Y su hija respondió “Estaría buenísimo, sólo necesitamos gente que se prenda en serio y quiera organizarse entre vecinos.”
El FIT Unidad también propone otras medidas, realizar test masivos a trabajadoras y trabajadores que no pueden quedarse en su casa y a las personas que tienen contacto directo con ellas para evitar la propagación del contagio; otorgar un salario mínimo de $30 mil a trabajadores autónomos y no registrados, centralizar el sistema de salud público y privado, aumentar el presupuesto en salud, producir insumos de urgencia para la sociedad bajo control obrero, como lo hacen las trabajadoras de Textil Neuquén o en Madygraf, fábrica recuperada bajo gestión obrera que donará las mascarillas y alcohol en gel que están fabricando a un hospital de la zona sur/norte de Buenos Aires.
Es urgente tomar medidas concretas para las grandes mayorías, porque nuestras vidas valen más que sus ganancias.