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Red Internacional
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A 45 AÑOS DEL GOLPE. Cordones Industriales: Apuntes para la clase obrera actual

Se cumplen 45 años del golpe militar en Chile, un episodio negro para la historia de la clase obrera. En este artículo, como trabajadores industriales, buscamos rescatar la experiencia de los Cordones Industriales, como un fenómeno de organización importantísimo no sólo por su historia, sino que también por sus lecciones para el día de hoy.

Martes 11 de septiembre de 2018 06:56

Poco se sabe de las experiencias de auto-organización de la clase obrera, menos aún podríamos decir que se conoce acerca de los Cordones Industriales. En base a esto, como trabajadores industriales, consideramos que es importante recuperar las lecciones históricas que este proceso nos deja, en un contexto en donde el gobierno de Piñera y los empresarios vienen cerrando fábricas como IANSA, Maersk, y aumentando la tasa de desempleo.

Contextualización del periodo

Durante el gobierno de la Unidad Popular (1970-1973), el país y el mundo vivía un gran momento de politización: con fenómenos como el mayo francés o la revolución cubana, los debates acerca del socialismo y una sociedad distinta al capitalismo proliferaban en estudiantes, trabajadores y pobladores.

Sin embargo, la derecha también buscaba hacerse terreno, y 1972 fue un año clave en esta situación. Es por esto que los empresarios comenzaron a cerrar fábricas, a realizar paros patronales, como el de los dueños camioneros, que tenían como objetivo boicotear al gobierno de Allende y el proceso de politización que se venía desarrollando en la clase obrera, parando el transporte de comida y abastecimiento, buscando estancar y sabotear la economía.

Frente a esta situación la clase trabajadora respondió de una forma que ni el gobierno de la Unidad Popular ni la derecha esperaban: con la emergencia de los cordones industriales.

Los Cordones Industriales como respuesta de los trabajadores a problemas que sobrepasaron el gobierno de la UP

Los Cordones Industriales surgieron rápidamente como una respuesta espontánea de auto-organización de la clase obrera frente al cierre de fábricas y el paro patronal, se propuso ocuparlas con el fin de colocarlas a producir, sin sus patrones, para enfrentar el boicot patronal. En resumidas cuentas, fueron fábricas a todo motor, pero sin empresarios ni jefes.

El número de fábricas tomadas por los obreros industriales llegó a un número aproximado de 500, mientras que el Área de Propiedad Social (APS) -donde el gobierno estatizaba algunas empresas, con pago- apenas contaba con 91 empresas estratégicas. Es decir, se empezaba a conformar un proceso histórico de vanguardia obrera organizada que sobrepasaba ampliamente al gobierno de la Unidad Popular, el cual buscaba mantener alianzas con la Democracia Cristiana.

En este sentido, los trabajadores, en coordinación con las Juntas de Abastecimiento Popular (JAP), no sólo comenzaban a dar respuesta a una crisis que estaba sobrepasando al gobierno de Allende sino que comenzaban a vislumbrar una forma alternativa de organización, de democracia obrera, mediante comunicación entre delegados inter-fabriles, además de establecer las asambleas a mano alzada como las máximas instancias de resolución, llegando a ser en palabras de los mismos trabajadores “la clase obrera más consciente y organizada de Latino América”.

Esto por supuesto que espantó a la derecha y a la burguesía nacional e internacional, debido a que, tal y como afirma León Trotsky: “Si la burguesía no es ya la dueña de la situación en su fábrica, si no es ya enteramente la dueña, de ahí se desprende que tampoco es ya enteramente dueña de su Estado. Esto significa que el régimen de dualidad de poder en las fábricas corresponde al régimen de dualidad de poder en el Estado.” La situación cada vez se polarizaba más y los obreros de los cordones daban cuenta de esto, sin embargo, las prioridades del gobierno de la UP eran otras: mantener los acuerdos con la DC e integrar militares al gabinete, situación que decantará en la desarticulación de los cordones como política del gobierno, y posteriormente, entre muchos factores, con el golpe de Estado.

Extracto del periódico de los Cordones Industriales "Tarea Urgente"

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El ejemplo de los Cordones Industriales como fenómeno de auto-organización para enfrentar los ataques del gobierno de Piñera

Tomando en cuenta que desde que Piñera asumió el gobierno se han producido una serie de cierres de fábricas, lo que trajo consigo que las cifras de desempleo aumentaran, es necesario mirar el ejemplo de los cordones industriales como una alternativa viable en la que la organización de los trabajadores que pudo garantizar el funcionamiento y la producción dentro de las fábricas, sin la necesidad de estar dirigidas por los patrones y los grandes empresarios.

Sin embargo, esto no representa una idea descabellada. Sin ir más lejos, en Argentina se han presentado casos donde empresas se han visto al borde de la quiebra, los empresarios como salida y respuesta han efectuado una serie de medidas que van desde la reducción de personal, la extensión de la jornada laboral o la disminución de beneficios para los trabajadores, siendo así estos los que terminan pagando las crisis. Pero es la organización de los mismos trabajadores la que ha permitido que estas fábricas puedan ser dirigidas y controladas por los mismos trabajadores bajo el lema “ocupar, resistir, producir”. Dos casos emblemáticos son la empresa ceramista Fasinpat (ex Zanon) o la gráfica Madygraf (ex donnelley), que hasta el día de hoy se mantienen en el país trasandino gestionadas por sus trabajadores.

En nuestro país, el grupo de trabajadores despedidos del Ferrocarril de Luksic que viene dando la batalla por recuperar sus puestos de trabajo, ha sido un ejemplo de la lucha en la zona norte del país. Este grupo se ha hecho partícipe de los numerosos conflictos que han surgido en la región, no sólo en el sector industrial, minero y docente en donde ha dado muestra de unidad, que se ha reflejado en acciones concretas, coordinadas y que van más allá de la pasividad mostrada hasta el momento por las grandes centrales sindicales del país como la CUT.

Esta práctica de sindicalismo combativo y democrático de los trabajadores ferroviarios comienza a marcar la emergencia de una vanguardia obrera, que no teme enfrentarse directamente a empresarios como Luksic. Es esa práctica la que también debemos rescatar y extender a nivel nacional, como el precedente de una gran fuerza obrera coordinada codo a codo en la lucha por sus reivindicaciones, y abrir la posibilidad de luchar por una sociedad de ruptura con el capitalismo, una sociedad que se base en los organismos de auto-organización como podrían haber avanzado a ser los Cordones Industriales en los años 70’s, una sociedad donde se expropie a los explotadores, y busque el fin de toda opresión.

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