Denuncian que un directivo de la clínica no respetó la cuarentena y contagió al personal. Demoraron la aplicación del protocolo para "cuidar la imagen de la empresa" y cuando los trabajadores quisieron aplicarlo fueron amenazados con despidos. Por la desidia empresarial y estatal, Argentina encabeza el ranking de porcentajes de trabajadores de la salud infectados. La salud no puede estar en manos de quienes sólo buscan ganancias
Sábado 18 de abril de 2020 17:09
La clínica ubicada en Morón
Uno de los trabajadores del Instituto Médico Agüero, situado en localidad de Morón, denunció ante La Izquierda Diario la desesperante situación que vivió junto a sus compañeros, puertas adentro de la clínica privada, desde que se constató días atrás que varios directivos y un supervisor fueron diagnosticados positivos por coronavirus.
Pese al diagnóstico positivo demoraron la aplicación del protocolo para "cuidar la imagen de la empresa". Un hecho aberrante que demuestra la poca contemplación de los directivos respecto de la salud y bienestar tanto de los trabajadores y sus familias, como de los pacientes de la clínica. Peor aún porque la clínica atiende a un sector de riesgo como son los jubilados afiliados a PAMI.
Una muestra más de porqué la salud no puede estar en manos privadas. De que la única forma racional de enfrentar esta pandemia es unificando el sistema de salud pública y privada bajo control de sus trabajadores y pacientes.
Un relato en primera persona sobre la absoluta irresponsabilidad empresarial: los miserables son los directivos
Al comienzo de su denuncia, afirmó que "si uno entra a la clínica Agüero, va a ver una valla y cintas que prohíben el paso en el corredor por donde circulan los directivos, o sea que el personal y pacientes que ingresan a la clínica no pueden pasar por la escalera por donde suben los directivos. Pensaron que delimitando ese lugar iban a salvarse y no se iban a contagiar. A pesar de eso, varios miembros de la Dirección se infectaron y luego intentaron descargar toda la culpa en nuestro supervisor pero la verdadera culpable es la patronal, ya que, días antes, un directivo había estado reunido con De Andrea y gente del municipio de Morón, vaya uno a a saber para qué, ¿no?, sin guardar ningún tipo de medida de prevención".
Este hecho se encuentra acreditado, ya que tanto el Secretario de Gobierno, Diego Spina, como el Secretario de Salud, Martín Latoracca, de la Municipalidad de Morón se encuentran actualmente cumpliendo la cuarentena en sus domicilios a raíz de una reunión que se llevó a cabo el pasado 8 de abril en la sede del Sindicato de la Sanidad de dicha localidad, donde no se respetaron las medidas de seguridad. De esta reunión participó un directivo del Instituto Agüero, quien posteriormente dio positivo por COVID-19, y habrían participado entre 15 a 30 personas más.
Más adelante, esbozó cuál fue la cadena de contagios: "después nos enteramos que este mismo directivo, quien había festejado su cumpleaños previamente sin respetar la cuarentena, tuvo una reunión con el supervisor, al cual contagió tiempo antes de que procediera a aplicarle las vacunas al personal de salud".
Respecto de cómo impactó todo esto entre los trabajadores, él declaró que se enteraron, de boca en boca, de que uno de sus supervisores estaba internado y le habían practicado un hisopado que dio resultado positivo. Y agregó "luego de esperar un tiempo la confirmación por parte de estos directivos de que esto era cierto [...] empezamos a preguntar cuáles eran los pasos a seguir y muchos tuvimos que denunciar que habíamos tenido contacto estrecho con este supervisor".
La respuesta irresponsable y arbitraria no tardó en llegar: "nos dijeron que tenemos que seguir trabajando, que no teníamos que guardar cuarentena, a lo cual muchos nos negamos, pero nos obligaron a prestar tareas bajo amenaza de despedirnos". Ahí comenzó la incertidumbre para los trabajadores de la salud del Instituto Agüero, muchos de los cuales también prestan servicios en otros nosocomios donde, por el contrario, les concedieron de inmediato la licencia correspondiente para resguardar su salud y evitar la propagación del virus.
Los trabajadores comenzaron a preocuparse e intentaron averiguar por qué los directivos se negaban tan efusivamente a otorgarles la licencia por cuarentena pero, según relató el trabajador desde la patronal "nos dijeron que se estaban manejando con el protocolo que hizo el infectólogo de la clínica, el cual nunca conocimos, lo vimos solo una vez en una charla que dio sobre el coronavirus donde nos decía que no teníamos que utilizar barbijos y que sólo teníamos que guardar la distancia, que el paciente asintomático no contagia, que teníamos que guardar la cordura y no asustarnos, que era una gripe común y que el 70% de la clínica se iba a infectar".
Sobre esto último, agregó "Sabíamos que nos íbamos a contagiar porque no teníamos materiales de protección. Tanto con el alcohol en gel, la clorhexidina y como el pervinox que utilizamos, muchas veces se reutilizan los frascos, se rellenan y a veces se altera su composición echándole agua destilada. Además, entregaron barbijos caseros que se confeccionaban en ropería, los cuales no cumplían con la función de filtrado, y también nos dieron barbijos de pintura que los hacían pasar por barbijos N95".
Asimismo, este trabajador denunció que aún hoy la Dirección sigue ahorrando en elementos de seguridad, en el pago de salarios (que este mes fue abonado parcialmente en dos veces), de cargas previsionales y de la obra social: "al momento de hacerme el hisopado, me fijé para ver si tenía cobertura de la obra social por si me tenían que derivar y no la tenía, ni siquiera cumplen con eso".
Ante semejante desinterés de la patronal por las vidas de quienes están en primera línea de combate contra el COVID-19, confiesa: "muchos entramos en desesperación, ¿cómo me hacen atender un paciente si estuve en contacto con un compañero infectado con coronavirus? Ante el miedo y las amenazas de ser despedidos, no nos quedó otra que seguir trabajando, tratar de protegernos y de improvisar con los elementos que teníamos, los cuales son muy escasos, para armar un tipo de protección para no contagiar al paciente".
Con relación a los test de detección del coronavirus, manifestó que se efectuaron de forma completamente discriminada ya que, en vez de realizarlos masivamente a todo el personal para detectar el número real de trabajadores infectados, comenzaron con los directivos y, una vez que los medios difundieron la noticia de los contagios en el Instituto Agüero, decidieron aplicar el protocolo y sólo le practicaron los test a los trabajadores que tenían fiebre y algún otro síntoma.
Añadió "pero para hacerle los test a los directivos no siguieron el protocolo, sólo bastaba con que estuvieran asustados para que se lo realizaran, así como también a sus familiares".
El mismo trabajador nos relató "la angustia de estar pensando todo el tiempo que podés contagiar al paciente que tenés que estar curando, y eso no termina ahí, porque cuando uno vuelve al hogar, queda ese peso en los hombros de cada uno. Y cuando empieza la rutina de desinfección - sacarse toda la ropa y dejar todo a un lado-, ahí te pones a pensar ’¿y si yo también estoy infectado y ahora contagio a mi familia?’, y entonces brota la desesperación [...], te empezás a aislar. En mi caso, yo me quedé a dormir en el auto. Otros compañeros durmieron en otras habitaciones y trataron de no compartir el mismo baño. Comenzás a hacer un montón de malabares para no contagiar a tu familia, tomás las medidas necesarias y luego pensás que el lunes tenés que volver a trabajar con la incertidumbre de no saber si estás contagiado, si sos positivo o no. Y gracias a que compañeros empezaron a denunciar y que se hizo pública en los medios, nos empezaron a dar las cuarentenas, pero no a todos los que estuvimos en contacto, ya que se priorizó cubrir las guardias y a muchos se la dieron de forma escalonada. A una compañera que trabajó viernes y sábado, que justo habían sido días feriados, recién el domingo la llamaron para decirle que tenía que hacer la cuarentena y que no fuera a trabajar. A otros compañeros les avisaron el mismo domingo que el lunes no se presenten. Y hubo compañeros, como en mi caso, que nos avisaron una hora antes. Se preocuparon de cubrir los servicios, si le daban cuarentena a alguno trataban que quede el compañero para cubrir la guardia".
Asimismo, expuso que, debido a la absoluta y exclusiva desidia patronal que causó la propagación del coronavirus en la referida clínica privada, "hoy tenemos una compañera internada en el Hospital Posadas, con toda su familia: su esposo, su hija de cuatro años (primera niña que tiene coronavirus en todo el conurbano) y su mamá".
Al cierre de su denuncia formuló "lo que nosotros estamos exigiendo es tener los elementos de seguridad, como corresponde y promueve la OMS. Exigimos que se implementen los test para todos los trabajadores que estamos en la clínica, el pago de salarios en tiempo y forma y que la Dirección cumpla con los aportes a la obra social y a la caja previsional, porque nuestra salud vale más que sus ganancias".
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