Hace unas semanas nos enteramos de que el Peda de nuevo tiene una deficiente acreditación. La universidad se mantiene empobrecida y su futuro es incierto. Y en medio de la pandemia, los despidos, las rebajas de sueldo, les estudiantes nos vemos obligades a responder a decenas de evaluaciones y clases online, como si esa fuera nuestra única preocupación. Pero no podemos permitir que de nuevo seamos nosotres quienes paguemos los platos rotos. De esta solo podemos salir organizándonos desde abajo.
Jueves 23 de abril de 2020
El principal debate del Gobierno durante la semana, ha sido sobre cómo volver a lo que definen una “nueva normalidad”. Donde siguen en aumento los contagios, mientras ni siquiera garantizan insumos y medidas básicas para les trabajadores de la salud. Su prioridad es mantener las ganancias de los empresarios, por eso la ley de “desprotección del empleo” que ya tiene miles de rebajas y suspensiones de sueldo. Hablan de que están en guerra contra el virus, pero ni siquiera realizan test suficientes para planificar seriamente el aislamiento, y miles seguimos en trabajos que no son esenciales. La verdadera guerra parece ser contra les trabajadores y el pueblo, para que a costa de todo le sigamos llenando los bolsillos a los empresarios.
En este contexto, somos miles les estudiantes que nos vemos obligades a mantener clases online, a pesar de que muches no tengamos internet o computador, a pesar del estrés y ocasionando problemas de salud mental, o habiendo compañeres que deben cumplir tareas de cuidados por ser madres, padres o hermanes. Nos vemos obligades a seguir pagando matrículas, aranceles, deudas universitarias, mientras hacemos malabares entre el teletrabajo, los despidos y las rebajas de sueldo. Mientras nuestra salud y la de quienes nos rodean está en peligro. ¿Cómo estudiamos y aprendemos en estas condiciones?
Espinosa, el rector del Pedagógico, al igual que otros rectores, impulsó una “beca de conectividad” que entregaría chips con datos móviles para que les estudiantes que no tengan internet, puedan seguir las clases. Pero, además de que aún no tenemos ningún informe transparente de esta entrega y a quiénes benefició, desde ya es totalmente insuficiente. Podemos preguntarnos qué pasa con quienes no tienen computador, con quienes no tienen acceso a luz, a agua, o quienes viven hacinades y no tienen un espacio donde estudiar, ni derecho a cuarentena.
Organización desde abajo para enfrentar las crisis de salud y de la educación
Hace una semanas, un nuevo informe de la Comisión Nacional de Acreditación declaró que el Pedagógico vuelve a ser acreditada por 3 años. Un dato que, más allá de que se mide bajo parámetros de mercado, revela la precarización que se mantiene en la universidad, que es parte de la crisis de la educación pública que mercantilizaron durante más de 30 años de neoliberalismos. Esta situación nos preocupa a docentes, funcionaries y estudiantes, pues mientras hay una pandemia en curso y una crisis económica que se agudiza en todo el mundo, cientos tememos por nuestros puestos de trabajo o por nuestro derecho a estudiar.
¿Qué hará Espinosa para enfrentar este problema? Hasta ahora se ha lavado las manos, pero él es uno de los principales responsables. ¿Seguirá el camino de Piñera para que les más pobres paguemos los platos rotos, una vez más? La última solución que propusieron, de la mano de la empresa Deloitte, era precisamente en base a precarización, despidos y recortes, a costa de no tocar sus bolsillos. No podemos permitir que las autoridades sigan ese camino, debemos prepararnos y realizar asambleas online para organizarnos entre estudiantes, docentes y funcionaries, exigiendo que no haya ningún despidos ni suspensión laboral, y que se garanticen las medidas necesarias para estudiar, trabajar y para cuidarnos, garantizando el sueldo y que pasen a planta los trabajadores más inestables, como los honorarios. Hay que dejar claro que ¡si tocan a une, tocan a todes!
Actualmente, la suma de los sueldos de las autoridades universitarias, bordea los 60 millones de pesos. En vez de mantener sus bolsillos millonarios, ese dinero debe destinarse a garantizar medidas básicas de conectividad y para que todes podamos acceder a la educación. Que ese dinero se utilice en internet, computadores y materiales para todes les estudiantes que lo necesiten, haciendo catastros reales y no mediante internet, que solo pueden responder quienes se pueden conectar. ¡Que las autoridades se hagan responsables! Pero con esto no es suficiente, debemos exigir que el Gobierno también se haga cargo, eliminando todas las deudas universitarias y el pago de aranceles y matrícula, en la perspectiva de que la educación sea gratuita y financiada integralmente por el Estado.
Sin embargo, nuestra energía no puede estar solo en asegurar las clases online. Necesitamos organizarnos por mucho más, pues si no somos les estudiantes, uniéndonos a trabajadores y el pueblo, para defendernos de los ataques que impulsen los empresarios, el gobierno y las autoridades, nadie más lo hará. Como movimiento estudiantil, siempre nos hemos puesto a disposición de responder a diferentes catástrofes, terremotos e incendios, mediante la autoorganización, la unidad con les trabajadores y la coordinación hemos puesto en pie salidas independientes a los gobiernos de turno que nada han tenido que ofrecer.
Rompamos la burbuja: la universidad al servicio de las necesidades
Hoy, las autoridades nos quieren tener pensando solo en las pruebas, trabajos y clases que tenemos cada día, sumergides en la burbuja universitaria. Cuando lo que debemos hacer es discutir qué rol podemos cumplir. Ya hay ejemplos de facultades y fábricas que se han puesto a fabricar insumos médicos o mascarillas para responder a la crisis. Nosotres también podemos poner a disposición las herramientas materiales e intelectuales que tenemos en la universidad, avanzando a que sea la comunidad educativa en su mayoría quien tome las decisiones, y transformando la U. para que ya no responda a los intereses de la vorágine del mercado y del individualismo, sino que a enfrentar las necesidades sociales.
Imagínense usando los laboratorios de las carreras de Ciencias Naturales y Educación Básica para fabricar alcohol gel, insumos básicos de salud, o para realizar test y exámenes. Poniendo los recursos universitarios para comprar materiales necesarios para nuestro cuidado y la fabricación de insumos. Así como hay investigadores e investigadoras que podrían llevar a cabo estudios o catastros sobre la situación de salud, de abuso laboral o de violencia machista que viven los sectores más vulnerables, de quienes el Gobierno no habla y cuyas cifras reales busca esconder. Sin contar todo el aporte que podríamos hacer respecto a educación y asistencia pedagógica para todas esas familias a las que el Gobierno empuja al agobio escolar y la segregación.