Reproducimos el testimonio enviado por una trabajadora.
Lunes 1ro de agosto de 2016 00:00
Soy empleada de un correo. No tengo contrato eventual, ni mucho menos estoy en blanco. En esta empresa tengo otros compañeros que están en mi misma situación.
La semana pasada hicieron una reunión. Mientras esperábamos que arranque la reunión –todos intrigados- empezaron a llamarnos uno a uno a la oficina del jefe. Cuando fue mi turno, me dijo que iban a hacerme un seguimiento porque había tenido problemas en la distribución y que me descontarían parte de mi sueldo por los inconvenientes que les generé!
El trabajo de distribución, para nosotros que estamos en negro, se paga por pieza, $1 por sobre. Para la empresa es un negocio que les da enormes ganancias, a costa de tenernos en estas condiciones. Incluso distribuimos el famoso “pasamanos”, que significa que distribuimos correspondencia de otras empresas, que les reconocen $2 por sobre, o sea el doble de lo que nos terminan pagando a nosotros. Más ganancias para ellos.
Después de las amenazas de despidos y de descuentos en los sueldos, llamaron a una compañera y la despidieron. Todos los que estábamos ahí vimos cuando salió de la oficina llorando, y desesperada nos contó que ni siquiera le iban a pagar el mes trabajado.
En esa situación de tanta angustia, ninguno nos animamos a hablar. Sólo por lo bajo se escuchaba la preocupación de todos, de quedar sin trabajo, así de un día para el otro.
No podemos esperar nada del delegado sindical, porque conociendo la situación nunca se plantó para defendernos. Si el sindicato en vez de avalar esta situación, propiciara un espacio para que los trabajadores nos organicemos, podríamos terminar con la precarización, el trabajo en negro y los despidos.