Son evidentes las contradicciones en un régimen cuestionado, así la Corte Suprema recientemente emitió un fallo apropósito de la defensa laboral de los funcionarios públicos, cosa que el TC recientemente había desconocido.
Domingo 9 de junio de 2019
Hace unos meses el Tribunal Constitucional volvía hacer noticia con su fallos reaccionarios. En una escandalosa resolución desconocía el derecho de los funcionarios públicos de recurrir a los tribunales laborales para exigir sus derechos ante la justicia, causando la molestia del gremio.
Sin embargo ocurrió un revés debido a que recientemente la Corte Suprema, fallando un recurso de Unificación de Jurisprudencia, tuvo que reconocer que estos trabajadores si pueden acceder a los juzgados del trabajo.
Con lo anterior se contradice lo señalado por el Tribunal Constitucional. Pero no es la primera vez que éste organismo saca a relucir su marcado rol conservador. Basta recordar los debates de la pastilla del día después, o del derecho al aborto y la objeción de conciencia, o en la misma Reforma Laboral de Bachellet, el TC metió sus garras.
El Tribunal Constitucional es un guardián férreo de la Constitución de Pinochet, conservando sus pilares fundamentales como el lucro en la educación o la prohibición a las mujeres de decidir sobre sus cuerpos. Este Tribunal se creó en los años 70, disuelto posteriormente en el 73 y repuesto por la constitución pinochetista de 1980 de cuya herencia el TC es su guardián.
Por estos tiempos en que el gobierno de Piñera y la oposición discuten sobre las instituciones democráticas, como la eliminación del Senado o la reducción de la dieta parlamentaria, es necesario traer a colación la eliminación del Tribunal Constitucional, el cual ha respondido históricamente a los empresarios y sus políticos.
