A poco más de dos semanas de la apertura, un informe publicado por el Folha de San Pablo, da cuenta de que el 50% de los brasileños rechaza la realización de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Jueves 21 de julio de 2016
De acuerdo a la investigación realizada por el instituto Datafolha, el porcentaje de desaprobación se habría duplicado en comparación con la encuesta realizada en junio de 2013.
Brasil ganó la organización de los Juegos en el año 2009, cuando Luis Inácio Lula da Silva llevaba seis años de su presidencia y la economía aún se mostraba prometedora. La situación actual es muy diferente, ahora el país se encuentra sumergido en una profunda crisis económica y política, que combina, desde el cuestionamiento al presidente interino Temer, como a las medidas de ajuste llevadas adelante por el PT, un desempleo en crecimiento, empeoramiento de las condiciones de vida, conjuntamente con decenas de hechos de corrupción en el gobierno, que incluye en algunos casos a los responsables de la construcción de las sedes olímpicas.
A este clima de pesimismo nacional se le suma la militarización de la ciudad, bajo el fundamento de un potencial atentado del ISIS y la amenaza del virus zika, en una ciudad que como fue denunciado por el Consejo Regional de Medicina del Estado de Río de Janeiro, en caso de un atentado o brote de zika encontrará sus servicios sanitarios colapsados y faltos del equipamiento necesario para abordar una crisis de este tipo.
La encuesta publicada por el instituto Datafolha se realizó sobre 2.792 entrevistados de 171 municipios sobre cuestiones básicas como la seguridad y el transporte, la mayoría respondió que serán más motivo de vergüenza que de orgullo. La percepción de la población de Río, anfitriona del evento, es algo más optimista: el 47% de los cariocas cree que los Juegos traerán más disgustos que alegrías. Entre sus compatriotas, ese temor sube al 63%.
Otro de los aspectos que recogió la encuesta es el relacionado con el creciente desinterés de parte de la población brasileña con los Juegos Olímpicos, en este sentido de la encuesta realizada en el año 2013 a la actualidad, los que dijeron que estaban muy interesados pasaron de un 35% a un 16%, los que estaban algo interesados del 37% al 33%, mientras que el único índice que subió, casi duplicándose fue el que reafirma el no interés por los Juegos Olímpicos, que pasó de un 28% al 51%.
Desde La Izquierda Diario entrevistamos a Simone Ishibashi, columnista de Esquerda Diario de Brasil, sobre el sentir de un sector significativo de la sociedad brasileña con relación a los Juegos Olímpicos. Al respecto Simone expresó que “desde comienzos del año, no faltaron razones para el rechazo a los Juegos Olímpicos, el vergonzoso uso que se le ha dado al dinero público, el negocio con las contratistas amigas del poder que en algunos casos han realizado obras que luego tuvieron que ser destruidas o se cayeron solas por el mal funcionamiento o la falta de una planificación adecuada, sumado a otras que es probable que no lleguen a estar listas para cuando se inicien los Juegos Olímpicos, siendo uno de los casos más emblemáticos el de la obra de la línea 4 del metro, obra que fue licitada en repetidas oportunidades”.
Promesas incumplidas
En estos años de preparación del evento, las autoridades prometieron solucionar una serie de problemáticas de larga data en la ciudad. Consultada acerca de los resultados de estas promesas, la columnista manifiesta que “son muchas las promesas que no se cumplieron: por un lado la relacionada con el eterno problema de la limpieza de la Bahía de Guanabara (escenario en el cual se llevarán adelante las competiciones de vela), la cual continuará recibiendo millones de litros de aguas cloacales todos los días; por otro, el de las putrefactas lagunas que bordean el Parque Olímpico, donde es por demás común ver en la superficie peces muertos y heces. Promesas todas incumplidas que nos recuerdan a las muchas veces realizadas por los políticos de los partidos burgueses en los años de la campaña electoral”, sentenció Ishibashi.
En este contexto de creciente insatisfacción y ante el temor de posibles protestas, las autoridades de Rio de Janeiro han avanzado en la limitación del ingreso a la ciudad de los transportes que acceden desde los barrios periféricos a los lugares donde se realizarán los Juegos, como así también militarizando la totalidad de la ciudad como fue explicado a este medio por Simone Ishibashi, intentando de esta manera esconder los profundos contrastes sociales existentes de la vista de la prensa internacional y los miles de turistas que entre los días 5 y 21 de agosto arribaran a Río de Janeiro convocados por los Juegos Olímpicos.
Ante tal escenario, el propio presidente del Comité Organizador de los Juegos, Carlos Arthur Nuzman, reconoció que nunca unos Juegos habían sufrido tantas dificultades como los de Río: “Nadie imaginaba [la situación actual]. Nadie. Si no, no se harían los Juegos en Río”.