Luego de que el consorcio conformado por Ovoprot, Tanacorsa y el grupo Lacua se hicieran cargo de la empresa tomando posesión de la misma, en principio por un mes, se realizó una nueva asamblea este jueves, donde participó un representante de la "nueva" patronal que había sido “invitado” por los propios delegados.
Sábado 9 de enero de 2016
Con mucho cinismo, el representante de Ovoprot expresó que los planes eran efectivamente los que los trabajadores habían discutido en la asamblea realizada el lunes anterior y que reflejamos en esta nota. Confirmó que ellos no reconocerían la antigüedad de los trabajadores, pagarían un sueldo de convenio, esto significaría un 30% de rebaja salarial (el plan que en julio pasado quiso imponer Rasic y que los trabajadores detuvieron con los bloqueos y cortes) y que su intención, era tomar una primera tanda de trabajadores en las plantas de faena en el mes de marzo, con un supuesto plan de importación de huevos propios, siempre y cuando la aduana permita su ingreso al país y si no se manejarían con la escasa producción en base a las gallinas que alcanzaron a sobrevivir en granjas de Cresta Roja.
Además, el representante de Ovoprot, explicó como sería el ingreso de "todos los trabajadores dejando atada la incorporación de empleados a la evolución de la producción, es decir, ni siquiera consiguieron pactar un plan determinado en etapas, que brinde una mínima certeza a los trabajadores. No hubo ni una sola buena noticia a favor de los trabajadores, apenas la promesa de pedir un aumento de las repro y que se sostengan los meses que sean necesarios.
Un trabajador le mostró el acta firmada por la jueza donde constaba que las plantas de faena no trabajarían hasta agosto (en la propuesta de la misma Ovoprot) y le pidió explicaciones sobre donde estaba firmado que ingresarían en marzo. Otros cuestionaron la pérdida de la antigüedad y la bronca era grande cuando les dijeron que, ¡para cobrar lo adeudado en sueldos y aguinaldo lo tenían que reclamar en el juzgado comercial como un acreedor más! Los trabajadores sabemos muy bien que al fin del juicio de quiebra terminamos cobrando sumas miserables y, en este caso, cuando a los trabajadores de Cresta Roja hoy se le adeuda un promedio de 45 mil pesos y que de esa deuda, al igual que del salario, se tiene que hacer cargo el Estado.
En síntesis, la patronal ha comenzado a avanzar en su plan donde a los trabajadores sólo les quedaría esperar esperar una futura "reincorporación” que en el mejor de los casos ocurriría en los próximos meses y en tandas y mientras tanto conformarse con los REPRO que sean del monto que sean, están muy por debajo del salario que le corresponde a cada trabajador.
Dos asambleas, pero se dejó pasar la oportunidad de rechazar el plan patronal
En las asambleas que se realizaron el lunes 4 y el jueves 7 participaron alrededor de 700 y 400 trabajadores respectivamente. Pero lamentablemente ninguna de estas dos asambleas sirvió para que la bronca, bastante extendida entre los trabajadores, se expresara finalmente en un rechazo al plan y en que surgiera un plan de acción para imponer una verdadera reactivación que garantice el salario y la continuidad laboral de todos los trabajadores.
La responsabilidad de que esto haya ocurrido es de los delegados que, desde las últimas semanas vienen defendiendo el plan de la jueza, la patronal y el gobierno con los argumentos de que "es lo que hay" o "no hay que preocuparse por los que nunca vinieron”, dejando directamente en claro que, desde el vamos, aceptarían que cientos de trabajadores queden en la calle. Tampoco faltaron los exabruptos de los delegados cuando eran cuestionados o les exigían salir a luchar nuevamente y nuevos ataques contra las organizaciones de izquierda.
La posición de los delegados de presentar este plan como “única alternativa” le termina dando aire a la patronal, que se aprovecha de que la bronca inicial termine en dispersión, tal como se demostró en las asambleas, particularmente en la del jueves donde casi la mitad de los trabajadores se retiraron antes de que esta termine, expresando su bronca y su decepción por la posición de los delegados. La falta de un plan verdaderamente alternativo que comience por exigir que el Estado se haga cargo de los salarios y de todas las deudas y que imponga el ingreso de todos los trabajadores para ir poniendo en marcha las granjas y las plantas, termina poniendo a los trabajadores a la defensiva.
Pero aún no está dicha la última palabra
Al finalizar la asamblea realizada el jueves en Planta dos, los trabajadores de Planta uno se retiraron de la misma manifestando su bronca, su oposición al plan y con la idea de reorganizarse para seguir la lucha. La patronal, ni lenta ni perezosa, se lanzó a querer dialogar con este sector de trabajadores proponiendoles realizar una asamblea este lunes o martes, con el objetivo de endulzar sus oídos tratando de embellecer el acuerdo que, para nada es favorable a los intereses de los trabajadores y sobre todo, para los de la Planta 1 que, además de sufrir el mismo plan, tienen la amenaza de cierre por denuncias de contaminación ambiental.
Este lunes, los trabajadores tienen una nueva oportunidad para reorganizar la lucha, por eso la patronal se juega a “dialogar” con ellos y tratar de evitar esa instancia. Si los trabajadores en asamblea logran que se vote rechazar el acuerdo, se abre una nueva puerta y así, no todo está perdido. Es la oportunidad para imponerse ante el plan de la nueva patronal y reorganizar la lucha del conjunto de los trabajadores de Cresta Roja, en el camino de imponer la única salida realista: su estatización bajo control de sus trabajadores para que Cresta Roja deje de ser un negocio para la patronal y pase a tener la función social de abastecer de pollos a los hospitales, comedores barriales y escolares. Ese es el camino.