El presidente eligió para anunciar el veto a la ley antidespidos la avícola que se hizo famosa por cerrar dejando miles de trabajadores en la calle, y que se reactivó con parte de su plantel en peores condiciones laborales.
Viernes 20 de mayo de 2016 11:36
El presidente Mauricio Macri lo hizo de nuevo: a un mes de su primer acto en Cresta Roja, volvió a presentarse en la planta de Esteban Echeverría de la avícola, a la que intenta mostrar como un emblema de su gestión y de la supuesta reactivación del empleo. Pero Cresta Roja es todo lo contrario: un emblema de la precarización laboral y de la pérdida de fuentes de trabajo. A un mes de reiniciada la faena en la planta aludida (cuyo turno tarde comenzó a trabajar recién esta semana) aun son más de mil los trabajadores que siguen sin recuperar sus puestos allí y en Ezeiza, además de quienes perdieron su trabajo en los lugares donde se criaban los pollos. Como en su visita anterior, sólo un puñado de trabajadores y encargados participaron del acto, mientras la gran mayoría le dio la espalda.
Como se denunció oportunamente en este diario, quienes ingresaron a trabajar lo hicieron en condiciones mucho peores: con rebaja salarial, aumento de los ritmos de trabajo, contratos precarios de pocos meses aun para quienes llevan varias décadas trabajando allí. Miles de familias vienen pasando incontables penurias a causa de las maniobras primero de Rasic y ahora de OvroProt, quien preside el consorcio que se hizo cargo de la empresa y que cuenta con la complicidad del gobierno provincial y el de Macri; cabe recordar que tanto María Eugenia Vidal como el presidente hicieron todo tipo de comentarios elogiosos hacia la empresa en su visita anterior. Hoy Macri profundizó esto al decir que habían buscado un “empresario bueno” para reactivar la empresa, ocultando que lejos de toda “bondad” a estos empresarios solo los guía el afán de obtener cada vez más ganancias.
En un acto que podría tomarse como una verdadera provocación hacia el conjunto del movimiento obrero, el presidente eligió Cresta Roja como escenario para anunciar que vetará la ley antidespidos votada primero en el Senado y esta semana en la Cámara de Diputados. Macri se puede dar este lujo por responsabilidad de los dirigentes sindicales que ante el veto cantado siguen sin llamar a un paro nacional y a un plan de lucha. Ya en su visita anterior a la avícola durante abril se había pronunciado en contra de las leyes que según él frenarían el crecimiento económico… ¡extraña forma de referirse a la protección del derecho más elemental de todo trabajador, que es conservar su empleo! Posteriormente vendría el circo del “compromiso” sin ningún tipo de valor legal que firmó con algunos empresarios que se “comprometieron” a no reducir sus planteles… fórmula que los habilita a despedir a sus trabajadores para tomar otros en condiciones más precarias, pero eso sí, sin reducir el plantel.
Que haga allí el anuncio es otra demostración cabal de que su proyecto de gobierno es totalmente PRO-empresario, ya que además los obreros de Cresta Roja estuvieron entre los primeros en sufrir una represión por parte del gobierno de Cambiemos ni bien asumido éste.
Como explicó en el Congreso la diputada del Frente de Izquierda Myriam Bregman (PTS) la única forma de revertir el veto a la ley es organizándose y saliendo a luchar desde los lugares de trabajo; las centrales sindicales deben llamar a un plan de lucha de conjunto y al paro general. Macri dijo esta mañana en Cresa Roja que la ley antidespidos demostraba que no se confiaba en nuestro futuro. En parte tiene razón: los trabajadores no tenemos ninguna confianza, pero en los empresarios y esta CEOcracia que vienen atacándonos con despidos y tarifazos desde que llegaron al poder. La única confianza está puesta en nuestras propias fuerzas para luchar por nuestros derechos, como ya lo vienen demostrando miles de trabajadoras y trabajadores que la están peleando tanto en provincias gobernadas por los aliados del gobierno como en las que lo están por el Frente para la Victoria.