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Red Internacional
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JUSTIFICACIÓN DEL GATILLO FÁCIL. Crimen de Alan Maidana: el abogado del policía asesino ensucia a la víctima y su familia

Edgar García (expolicía) defiende al efectivo de la Federal Germán Bentos, quien a fines de mayo asesinó por la espalda el joven de 19 años en Berazategui. Sus declaraciones destilan odio a la juventud pobre y defensa de la mano dura.

Jueves 18 de junio de 2020 12:00

Abogado Edgar García mostrando su candidatura en 2019

Edgar García, abogado defensor del policía federal Germán Bentos, acusado de homicidio agravado de Alan Maidana, habló en FM Aries 89.5 del sur del Gran Buenos Aires. Allí se esforzó por tratar de desprestigiar a la víctima y a los testigos del homicidio ocurrido en la madrugada del domingo 24 de mayo en Berazategui.

García, además de abogado es expolicía y fue candidato en las elecciones a intendente de Florencio Varela en 2019 por la alianza de derecha NOS, con Juan José Gómez Centurión como candidato a presidente.

En sus declaraciones en la entrevista realizada por el conductor Osvaldo Chamorro, en el programa Las 2 Campanas, manifestó que Alan se encontraba alcoholizado y fuera de su domicilio en una zona peligrosa, buscando justifica su crimen.

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El abogado mencionó de forma despectiva a las organizaciones que acompañan a la familia en su búsqueda de justicia por el joven asesinado, como Suteba, La juventud del PTS/Frente de Izquierda, la Red de Trabajadorxs Precarizadxs y la Agrupación Marrón, entre otras. Parece que es un “delito” para el excandidato de Gómez Centurión acompañar a una familia en su búsqueda de justicia.

Textualmente, en una búsqueda estigmatizadora, García dijo que el policía Bentos “iba a cumplir con su trabajo y estos muchachos estaban en estado de ebriedad, venían de una joda en pleno aislamiento social preventivo y obligatorio”. Y arremetió: “¿qué hacía un menor de 14 años a las 5:30 de la mañana, 6 de la mañana, en la calle? ¿Se entiende?”.

La justificación de la mano dura

El significado perverso y reaccionario de estos dichos es una clara criminalización de la juventud, en un intento desesperado por defender lo que fue, lisa y llanamente, una ejecución por la espalda.

Precisamente es la juventud de las barriadas populares la principal víctima de la mano dura y de las políticas oficiales que legitiman , con la excusa de combatir al coronavirus, un accionar brutal de la policía. La mayoría de las víctimas son trabajadores y viven condenados a la precarización laboral, a la pobreza o la marginalidad.

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Esas políticas traen como consecuencia un castigo a miles de jóvenes por su condición social: vivir en los barrios militarizados por la Policía y la Gendarmería, donde son detenidos y torturados impunemente. Cada vez se registran más casos de gatillo fácil, en la provincia de Buenos Aires, en la Ciudad y en todo el país. Mientras se ve cómo en los barrios chetos como Recoleta decenas de “vecinos” bailan en la calle, en los barrios pobres la juventud está en peligro.

"¿Usted está diciendo que Alan Maidana venía en estado de ebriedad de una joda?", preguntó el conductor Osvaldo Chamorro, a lo que el abogado contestó que esta información se desprende de supuestas declaraciones testimoniales de la causa.

En verdad, las declaraciones de testigos apuntan a que fue un nene de 14 años quien tiró una botella, que el auto en el que iba Bentos frenó y el policía apenas descendió del vehículo comenzó a disparar y una de esas balas le dio a Alan por la espalda y le produjo la muerte. Además, que Bentos se dio a la fuga.

García agregó, emulando un razonamiento de los jóvenes como Maidana, “si no tengo trabajo, hago changas como cortar pasto, no puedo tener unas zapatillas de 15 mil 20 mil pesos”. Cuestionable afirmación que se condice con las propias declaraciones del asesino Germán Bentos, quien dio a entender que por una cuestión de vestimenta Alan y sus amigos eran delincuentes.

Todo el discurso de este “letrado” pareciera que buscara justificar la ejecución de Alan Maidana a manos Germán Bentos. Pero en la provincia de Buenos Aires y en todo el país la pena de muerte se encuentra prohibida, y los policías no cuentan con ningún derecho para ejecutar a un joven por la espalda, aunque hubiera o no estado alcoholizado, hubiera estado discutiendo o no con alguien, usara una marca de zapatillas cara o se encontrara descalzo, tuviera o no gorra, fuera rubio o morocho. No hay licencia para matar.

El intento de correr el debate, intentando “ensuciar” al joven de 19 años, busca generar una imagen de “mala víctima”. Pero en el derecho penal no se juzgan las víctimas sino los hechos. Y en este caso el acusado de homicidio agravado es el policía Germán Bentos, quien puede ser condenado a prisión perpetua.

El Estado es responsable de que hoy nos falte Alan, el Estado que es quien da el arma al policía. El homicidio de Alan, a manos del efectivo de la Policía Federal Germán Bentos, no es una conducta individual, sino parte de una repetición, de una política de represión y muerte sostenida, matices más o menos, por todos los gobiernos bonaerenses desde hace décadas.

En el momento de efectuar los disparos, al menos 4 según consta por los casquillos encontrados en el lugar del hecho, Bento no se encontraba en funciones. Sin embargo no dudó en sacar su arma reglamentaria y disparar para luego irse a la fuga y no denunciar siquiera el hecho cumpliendo la función de disciplinar a la juventud con sus balas.

Desde el comienzo del aislamiento social obligatorio y preventivo el poder de fuego del aparato represivo del Estado se ha incrementado en todo el país dando como resultado más muertes, represión e impunidad. Son los hijos de los trabajadores, quienes vivimos en los barrios populares quienes estamos en peligro.