A pesar de la suspensión de la citación del Cardenal Ezzati como imputado por encubrimiento de abusos sexuales, la crisis de la Iglesia sigue. En Chile, EE. UU e Irlanda se ha develado su reino de la pederastia y encubrimiento.
Martes 21 de agosto de 2018
De no ser por la suspensión de la declaración del timonel de la Iglesia en Chile ante fiscalía, hubiésemos sido testigo de la primera vez que en el país un cardenal o arzobispo declara como imputado. Pero su abogado, nada más ni nada menos que el defensor del multimillonario Luksic y de SQM, consiguió aplazar ese momento.
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Pero lo que no se puede aplazar es la crisis abierta de la Iglesia, quien este último tiempo ha destacado por los escandalosos casos de abuso sexual, en Pensilvania contra más de mil menores, con uso de “manual” de encubrimiento incluido; en Irlanda siendo parte en adopciones ilegales y abuso sexual a menores y mujeres; y en Chile por cientos de casos de abuso sexual que ha involucrado a las altas esferas del clero. Saliendo a la luz, también, queel hermano de quien fuera el Papa Benedicto XVI estaba vinculado con más de 500 casos de abusos en Alemania.
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No están por la vida, están contra nuestros derechos
Por si fuera poco, en medio de esta crisis protagonizó la cruzada a favor del aborto clandestino en Argentina, logrando que 38 dinosauros en el Senado decidieran por la vida de millones rechazando la ley de interrupción voluntaria del embarazo el 8 de agosto.
Si efectivamente la Iglesia estuviera a favor de la vida estaría organizando grandes manifestaciones en contra la pederastia como lo hizo contra el derecho al aborto, pero no, la pañoleta celeste es tomada por la derecha chilena, los mismos que estuvieron a favor de la dictadura genocida, y que hoy buscan relativizar la violación a los Derechos Humanos y los crímenes contra lesa humanidad cometidos en el régimen que dejó el legado que tanto defienden.
Hoy, hace falta más que nunca, luchar por un derecho al aborto legal, libre, seguro y gratuito que enfrente a la derecha, la iglesia y los empresarios, y la separación efectiva del la Iglesia y el Estado. Que la fuerza de la movilización por nuestros derechos golpea al oscurantismo que ha mostrado su reino del horror.
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