×
×
Red Internacional
lid bot

Durango. Crisis de meningitis exhibe la podredumbre gubernamental

Muertes, 79 casos y más de 1800 personas en riesgo son las oscuras cifras que tienen a Durango en una crisis sanitaria sin precedentes en el país.

Jueves 23 de febrero de 2023

Las infecciones se produjeron en 4 hospitales privados a causa de un hongo que se suministró a los cuerpos por vía intravenosa, ocasionando inflamación de la membrana cerebral y médula espinal, derivando en la muerte de 36 personas, la gran mayoría mujeres.

En esta nota queremos evidenciar que lo que en principio parece un descuido de orden personal, accidental, es en realidad el primer eslabón de una cadena de corrupción estructural que padece Durango desde hace muchos años y que se corrobora no solo en la crisis de sanidad que tiene desde octubre del año pasado a cientos de familias alarmadas, sino también en el desfalco de las arcas públicas que dejó el ex gobernador Rosas Aispuro.

El nacimiento de la crisis sanitaria que enfrenta Durango es la contaminación micótica de un anestésico local llamado bupivacaína que se originó en 4 hospitales privados del estado.

Esta anestesia es utilizada generalmente en cesáreas, de ahí que la inmensa mayoría de las víctimas sean mujeres.

El hongo que se detectó en la bupivacaína suministrada en los cuatro nosocomios privados de la capital de Durango es el Fusarium solani, el cuál es más normal encontrarlo en plantas. Este hongo, cuando infecta a los cuerpos humanos, llega hasta las meninges -tejidos que recubren el cerebro y la médula espinal- inflamándolas. De ahí el nombre de la enfermedad, meningitis.

Las víctimas mortales comenzaron con un intenso dolor de cabeza, y tras un breve periodo de mejoría sintomática, sobrevenia una aneurisma, seguida de una hemorragia devenida en muerte cerebral. En algunos casos, las convulsiones se presentaban previamente a la hemorragia.

Los hospitales que fueron el foco de la infección son el del Parque, el Santé, el Dikcava y el San Carlos, ya clausurados.

Según las investigaciones de la Fiscalía Estatal, el hongo habría surgido debido a la reutilización de jeringas y/o a la omisión de medidas en el proceso de esterilización del material médico.

Se sabe también que el hongo apareció en cuatro lotes del anestésico, el cual es fabricado por la farmacéutica mexicana Pisa. Sin embargo, se comprobó que la bupivacaína no venía contaminada de fábrica, sino que el hongo se produjo cuando el medicamento ya se había surtido, pues sólo en Durango surgió la crisis sanitaria.

Hasta hoy, 7 directivos de los hospitales clausurados están prófugos de la justicia. Entre tanto, la fiscalía detuvo a Joaquín Gardeazabal, ex director de la Comisión para la Protección Contra Riesgos Sanitarios del Estado Durango (Coprised) durante el sexenio del ex gobernador Rosas Aispuro, así como a la ex verificadora hospitalaria de dicho organismo, Guadalupe "N".

Gardeazabal, según las investigaciones, carecía de título profesional y era el responsable de acreditar que los hospitales cumplieran con estrictas normas sanitarias.

También está preso el doctor anestesiólogo de algunas de las víctimas, enfrentando cargos de homicidio doloso por omisión, por presuntamente incumplir con las normas de los procedimientos quirúrgicos.

No obstante, la aprehensión del anestesiólogo puede ser una cortina de humo que el gobierno estatal esté utilizando para hacer creer a la opinión pública que se está haciendo justicia a las víctimas, usando al anestesiólogo como carne de cañón frente a la mediatización de la crisis sanitaria.

Además, la detención del doctor se dió sin respetar el debido proceso, ya que se le detuvo sin ninguna investigación previa.

Esto revela que el gobierno de Durango está intentando ocultar la verdadera causa de esta crisis, encubriendo a los verdaderos responsables y usando al eslabón más débil de la cadena de la estructura de salud como chivo expiatorio.

Sin embargo, una línea de investigación probable y que no se está siguiendo por parte de la fiscalía estatal es el mercado negro de medicamentos, donde las instituciones públicas de salud venden el medicamento a clínicas privadas o intermediarios del negocio a través de una red de corrupción que involucra a altos funcionarios, empresarios y burócratas inescrupulosos.

Por décadas, el neoliberalismo condujo a los estados a abandonar los sistemas de salud públicos, dejando a las instituciones de seguridad social en un estado evidente de deterioro para beneficiar a poderosos consorcios de hospitales privados, así como a grandes e influyentes farmacéuticas.

Esto fue caldo de cultivo para que pululara la corrupción sanitaria, donde el sálvese quien pueda era la máxima que sustituía al juramento hipocrático. A partir de entonces, la delincuencia de cuello blanco se apoderó también de los nosocomios.

Lo que queremos apuntar es que esta crisis no es consecuencia de una negligencia médica, sino de una negligencia estructural ocasionada por la corrupción que brota en nuestros sistemas de salud putrefactos, corroídos de prácticas envilecidas derivadas del abandono estatal y la inmoralidad de empresarios y funcionarios arribistas. Tal ecosistema es perfecto para la eclosión de crisis sanitarias del tamaño de la que ahora sacude a Durango, estado que, por otra parte, atraviesa una crisis de desfalco público, también originada en el gobierno anterior. Sin duda, y de manera estructural, estas dos crisis están concatenadas por el hilo negro de la corrupción.