Con más del 20% de los trabajadores del sector privado en situación informal y muchos precarizados en el Estado, la pandemia golpea economicamente a este sector.
Sábado 28 de marzo de 2020 17:41
En la ciudad de Santa Fe la juventud es uno de los sectores más azotados por la precarización laboral. En el 2018 se estimaba que alrededor del 20% de los trabajadores del sector privado estaba en negro, sin contar a las y los precarizados por el mismo Estado. Ante la pandemia de coronavirus y sus consecuencias económicas, este sector es uno de los primeros en pagar costos.
La crisis sanitaria desnudó lo que padecen cientos de jóvenes que trabajan bajo condiciones precarias. Desde la disposición de la cuarentena obligatoria se multiplican los casos de trabajadores en negro que quedan en la calle y sin percibir ningún ingreso. Los 10 mil pesos que anunció el Gobierno Nacional resultan insuficientes para quienes deben sostenerse durante todo el mes de abril, sin posibilidad de hacer ninguna "changa". Difícilmente ese monto pueda cubrir gastos de alquileres, impuestos, servicios, transporte, salud, alimentación y estudios.
Mientras los locales gastronómicos que representan un 25% del sector de comercio cierran, las patronales aprovechan para reducir "costos" despidiendo a decenas de jovenes que trabajan en negro y sin ningún tipo de derecho laboral. Ésto se repite en todo el rubro. "Trabajo en un perfumería, medio turno en blanco y medio turno en negro. Ya hace meses nos vienen pagando el sueldo atrasado, por supuestamente por "bajas ventas". A mí ya me debían el mes pasado y ahora simplemente solo nos dijeron que no vamos abrir durante la cuarentena pero no dan ninguna respuesta sobre el pago. No tenemos ni idea si vamos a seguir después de esto o si al menos nos van a pagar lo adeudado", comentó una trabajadora a La Izquierda Diario.
Algo similar ocurre con los docentes reemplazantes, en su mayoría jóvenes que se sostienen haciendo horas en distintas escuelas e institutos. Ante la crisis no tienen ningún respaldo por parte del Estado. Uno de ellos expresó: "Soy docente de inglés. Tenía un reemplazo de larga duración en una escuela pública pero se terminó ayer viernes 27. No solamente me quedo sin la posibilidad de nuevos reemplazos hasta que se retomen las clases, si no que es incierto cuando me van a pagar lo que trabajé en marzo. También trabajo en un instituto, ya no dijeron que marzo nos van a pagar pero todavía no es seguro si lo mismo va a continuar los demás meses, ya que al ser algo privado, las familias pueden elegir no pagar la cuota por más que estemos evaluando seguir con clases virtuales".
Por su parte, una empleada de la Municipalidad relató: "Soy beneficiaria del programa de entrenamiento y capacitación laboral como prácticante. No tenemos aportes jubilatorios ni mucho menos obra social. Mi salario se paga en negro. Todo el tiempo juegan con nuestro miedo de que nos llegue la llamada de despido. Ahora en la cuarentena no estoy trabajando, pero se que compañeros si. Con esta situación ya se habla de posible despidos, pero no tenemos seguridad de nada". Es que los trabajadores estatales no son ajenos a esta situación. Al ser Santa Fe la capital provincial se concentra la mayor parte de las tareas de administración del Estado. El Gobierno Provincial y Municipal ingresa personal contratado cada año o bajo la modalidad de “practicantes”, muchos de ellos como monotributustas, encubriendo así cientos de trabajos administrativos en negro con sueldos a la baja para "ahorrar" a costa de quienes sostienen la administración pública. En situaciónes como la actual quedan desprotejidos, sin saber si podran recuperar sus puestos cuando se reanuden las actividades.
Mientras los empresarios y las patronales especulan con la pandemina, para la juventud significa incertidumbre y desempleo y quienes corren la "suerte" de mantenerse en sus puestos, lo hacen bajo condiciones de exposición sin medidas sanitarias básicas.
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Ante esta situación que deja a miles de jóvenes a la deriva se hace urgente la inmediata prohibición despidos y suspensiones con rebaja salarial así como la implementación de un salario de cuarentena de 30 mil pesos para aquellos trabajadores que no cuenten con licencias pagas incluyendo a los docentes reemplazantes que se encuentran sin posibilidad de dar clases. Son sólo algunas de las medidas necesarias para que el trabajo precario no siga siendo el sostén de los empresarios y la condena de los jóvenes ante la crisis.