Sábado 20 de septiembre de 2014
Foto: Visita de la presidenta al Vaticano en 2013.
La presidenta Cristina Fernández llegó ayer a Roma para reunirse con el Papa. La reunión ha generado grandes expectativas, según declaró el embajador argentino en el Vaticano Juan Pablo Cafiero.
Aunque la agenda del encuentro sería “abierta”, el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, confirmó que es muy probable (y es el deseo y expectativa del gobierno) que se discuta el conflicto con los fondos buitre.
Sin embargo, es imposible pasar por alto que la presidenta se reúne con la máxima autoridad de la Iglesia Católica, cuando familiares de desaparecidos reiteraron sus denuncias sobre el rol de Jorge Bergoglio en la dictadura.
Tampoco es posible dejar de lado las denuncias de organizaciones de mujeres de todo el país, que se reunirán en octubre en Salta en un nuevo Encuentro Nacional de Mujeres, frente a la negativa sostenida del gobierno de Cristina Fernández en cuanto al derecho al aborto.
Pero lo más curioso, quizás, es que la reunión de la presidenta con el Papa se da a pocos días del sínodo de emergencia para discutir las “transformaciones” de la familia, que preocupan a la Iglesia.
El Papa volvió a pronunciarse sobre el divorcio
En vísperas del encuentro que concretará este mediodía con Cristina, el Papa Francisco se refirió nuevamente a la cuestión de la familia de cara al sínodo extraordinario que convocó por este tema. El motivo fue el anuncio de la publicación de un libro el día previo a este evento por parte de cinco cardenales del ala más conservadora, donde critican cualquier tipo de apertura sobre la cuestión del divorcio y las segundas nupcias, lo cual actualmente excluye de la posibilidad de comulgar a quienes han vuelto a casarse.
El Papa se dirigió a los obispos de todo el mundo nombrados este año hablando de "no tratar de cambiar a las personas" y de que "acojan a todos, sin discriminación". Sin embargo, el motivo para convocar al sínodo de emergencia es discutir aquellos temas relacionados a la familia, institución que el líder del Vaticano considera que se encuentra en crisis tras sufrir importantes transformaciones en las últimas décadas.
Estas "transformaciones" que preocupan a Bergoglio hacen que sea inevitable recordar la oposición férrea que encabezó en contra del matrimonio igualitario en Argentina, llegando a aseverar que se trataba de una "movida del Diablo". En una carta enviada entonces a las religiosas carmelitas de la provincia de Buenos Aires, declaró que "no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios". Y agregaba: "El pueblo argentino deberá afrontar, en las próximas semanas, una situación cuyo resultado puede herir gravemente a la familia. Se trata del proyecto de ley sobre matrimonio de personas del mismo sexo". Sostenía además que "está en juego la identidad y la supervivencia de la familia: papá, mamá e hijos".
Tales ambigüedades en cuanto a la tolerancia y la igualdad ponen en cuestión la supuesta voluntad del Papa de avanzar en reformas que hagan a estas cuestiones, en el próximo sínodo de una institución que es en sí misma conservadora.