Para el Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas el gobierno logró desacelerar moderadamente la inflación, pero el costos fue deprimir la actividad económica.
Martes 23 de diciembre de 2014
La estrategia del equipo económico ha permitido “reprimir moderadamente el ritmo de inflación y, a la vez, mostrar un nivel de reservas aceptables al concluir noviembre”, señaló ayer un informe del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF). El documento advierte que tal logro es “a expensas de deprimir la actividad económica y del deterioro de la rentabilidad empresaria en el sector productor de bienes transables, en particular a nivel regional”.
Según indicó el estudio, la estrategia del gobierno “para llegar al verano” consistió en obtener dólares de grandes exportadores; apelar a los bonos dólar linked; comprimir las importaciones; utilizar los swaps con el Banco de Francia y el Banco de China y mantener anclado el tipo de cambio nominal. “Si se mide por el comportamiento de las reservas internacionales, que permanecen por encima de los 28 mil millones de dólares (a fines de noviembre) y la reducción de la brecha cambiaria respecto de los valores de principios de octubre, la estrategia va cumpliendo su cometido”, sostuvo el IAEF. No obstante, se advirtió que los swaps de bancos centrales (con los cuáles las reservas están en 30.700 millones de dólares) “deberían quedar excluidos” del cálculo de las reservas porque en sí “no generan caja”. También se afirmó que “los bonos atados al dólar pueden resultar un recurso extremadamente oneroso para el Tesoro ya que nunca es bueno endeudarse en función de una variable retrasada”.
Por otro lado, se sostuvo que “el efecto disruptivo para la cadena productiva de ‘pisar’ importaciones es muy significativo”. Para los financistas “el aspecto más complejo de la estrategia es el anclaje del tipo de cambio nominal, en un contexto en el cual los precios internos se deslizan, los vecinos devalúan nominalmente sus monedas y los precios internacionales han caído”, afirmó el IAEF. El Instituto sostuvo que “el impacto conjunto de estos tres factores combinados es extremadamente negativo para la competitividad y la rentabilidad de las empresas productoras de bienes comercializables internacionalmente”. Así, “el peso se revalúa en términos reales frente al dólar”, lo que es “toda una curiosidad, revaluarse frente a la moneda que se está revaluando en el mundo, el dólar, frente a las monedas de los países desarrollados y en desarrollo”.