El exjuez declaró ante Bonadío y Radio 10. Dice que “le apretaron el cogote” para favorecer al kirchnerismo. Tiene miedo de que lo maten tomando sopa.
Jueves 9 de agosto de 2018 15:54
La saga de los “cuadernos de las coimas” tiene capítulos imperdibles todos los días. Para algunos ayer pasó desapercibido por el tratamiento del aborto legal en el Senado, pero una de las novedades ha sido la declaración del exjuez federal Norberto Oyarbide. Parece que el hombre “se quedó pensando” y hoy volvió a Comodoro Py a contar algunas cosas que fue recordando.
No está claro si algo ayudó a agilizar su memoria o tuvo que estudiar algún libreto.
Lo cierto es que esta mañana se acercó apoyado en su sugestivo bastón al quinto piso de Comodoro Py. Fue a reforzar su presentación ante Bonadío. ¿Y qué dijo? "Me apretaban para que sacara las causas de los Kirchner" dijo. ¿Y quién le apretaban? le preguntó el otro juez. “Jaime Stiuso y Javier Fernández” habría señalado Oyarbide, según hizo trascender el diario La Nación. ¿Y cómo lo hacían, Norberto? “Me apretaron el cogote" dijo en un exceso de literalidad.
El auditor General de la Nación Javier Fernández y el capo de la Side/SIE Jaime Stiuso, supuestamente actuaban bajo la orden de Néstor Kirchner. Sin embargo, el abogado de Oyarbide más tarde insistiría en que "no mandó al frente a nadie".
Casi lo mismo repitió ante las cámaras, una situación que acostumbraba a hacer todas las semanas en su época de gloria. "Expliqué con todo cuidado el sobreseimiento a los Kirchner y todo el humor social que a partir de ahí nació. Expliqué quiénes me apretaban el cogote para que sacara las causas”. Se refería a la investigación por enriquecimiento ilícito en 2009.
“En algún momento vi a Baratta y a Lazarte. Pero las fechas están todas equivocadas. Jamás recibí nada” aseguró Oyarbide. Sin embargo, en (las fotocopias) de los cuadernos de Centeno figuran encuentros con el entonces juez, en algunos casos para entregar dinero. Por lo menos allí figura su nombre el 3 de septiembre de 2013, 22 de junio y 14 de octubre de 2015.
Pero además de declarar dos veces ante Bonadío, Oyarbide eligió la radio para hacer su descargo. Primero llamó a Baby Echecopar, argumentando que había sido víctima de una extorsión. Pero, igual que en Comodoro Py, en la radio quiso declarar otra vez.
“Estoy mal, estoy muy mal. Me queda todavía un poco de fuerza para decir las cosas”, aseguró, casi llorando. Más tarde imagino una escena digna de El Padrino. “Si me quieren matar que me maten. Ya está. Ojalá que lo escuche el presidente todo esto. Ojalá...Yo quería que Bonadio me venga a buscar a mi casa, no tengo problemas. Yo me voy a comer al Paseo de la Recova a tomar un plato de sopa, por si me quieren servir el plato de sopa o dispararme por la espalda".
Oyarbide es conocido de Bonadío. Ambos estaban en la servilleta de Corach, aquella que marcaba a los jueces controlados por Menem. Pero después supo responder al kirchnerismo, lo cual lo llevó al juicio político. De esa situación zafó con una oportuna renuncia, según la propia Carrió acordada entre el juez y Daniel Angelici. Por sus declaraciones en tribunales, es lícito pensar que el macrismo será la etapa superior del oyarbidismo.
Así sumó otro capítulo a una causa donde la población asiste a un show mediático-judicial de inesperado final. Por un lado, expone escenas de corrupción política y empresarial totalmente verosímiles; por otro la sospecha de que hay detrás una gran operación judicial que digita la causa y elige quienes quedarán en la mira y quienes seguirán haciendo negocios con impunidad.
Foto: Infobae