Como cada año, las celebraciones de la Guelaguetza se llevarán a cabo en Oaxaca. Destacan dos convocatorias, la oficial, en donde se presentarán artistas internacionales a precios exorbitantes (con entradas agotadas desde hace meses) y la popular, convocada por la población oaxaqueña que reclama para sí su cultura y esconde una historia de rebelión y resistencia.
Nancy Cázares @nancynan.cazares
Viernes 14 de julio de 2017
La Guelaguetza, celebración que desde 1932 busca expresar la riqueza natural y cultural de cada una de las siete regiones geográficas de la entidad, con el paso de los años, fue subordinándose más y más a los intereses de los gobernantes. La gran atracción turística que significaba una fiesta por donde desfilaran las más de 16 etnias con sus bailes, indumentaria y productos, acentuó la diferencia entre quienes podían pagar un lugar con asientos y sombra y quienes tenían que conformarse con mirar el espectáculo desde las ramas de los árboles.
Es una celebración para compartir, que tomó su nombre de la palabra Guendaliza’a, que refiere a la cooperación, a la hermandad en una familia y que también da nombre a una de las festividades más importantes del Istmo de Tehuantepec, en donde se conmemora la rebelión indígena del pueblo zapoteca en contra de los españoles en 1660 cuando, hartos del despojo, explotación y humillación, distintas etnias se unieron para derribar las casas de los conquistadores, en busca de independencia. 150 años antes de la conspiración en Querétaro y del Grito de Dolores.
Así, en 2006, en pleno ascenso de la lucha de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), los habitantes de la entidad decidieron retomar la Guelaguetza como un punto de encuentro y unidad de todas las regiones que se enfrentaban a la represión de Ulises Ruiz. Un pueblo que no sólo buscó tomar el poder político en sus manos, sino también recuperar su cultura para ellos. Del pueblo para el pueblo, la Guelaguetza se realizó en espacios públicos, sin costo alguno, ante el intento estatal de cancelar la festividad.
Tribuna de denuncia desde su origen en 2006, la Guelaguetza magisterial y popular da la palabra a las demandas más sentidas de cada uno de los pueblos que se presentan a obsequiar sus bailes y productos a quienes asisten a la festividad. Presos, desaparecidos, despojo, militarización, hambre y pobreza son denunciados por los habitantes que de la Sierra Sur a la Sierra Norte acuden con sus propios recursos al llamado de la sección XXII.
Este 2017, los preparativos para la fiesta más importante de Oaxaca han comenzado marcados por la represión del gobierno de Gabino Cué en contra del magisterio , quienes este año han lanzado también la convocatoria a nutrir la octava Guelaguetza magisterial y popular.