El 23 de julio de 1914, la ciudad de Zacatecas era tomada por la División del Norte y caía en manos de las fuerzas revolucionarias en una de las batallas más grandes libradas en la historia de México.
Óscar Fernández @OscarFdz94
Sábado 24 de junio de 2017
Ya había transcurrido más de un año desde que el presidente Francisco I. Madero había sido asesinado el 22 de febrero de 1913 a manos de tropas leales al exiliado dictador Porfirio Díaz. Tras este acto de sublevación llegó a la presidencia Victoriano Huerta, quien instauró la última dictadura militar de la que se tenga registro en la historia de México.
Sin embargo, las fuerzas de la revolución seguían vivas: Emiliano Zapata seguía en su insistencia de una reforma agraria (misma que el gobierno de Madero se negó a llevar a cabo y sólo le daba largas al asunto) y otros sectores de la sociedad se volverían a sublevar; la dictadura de Huerta exacerbaría estas tendencias y haría que virtualmente todos los que habían apoyado anteriormente a Madero se rebelaran en contra del dictador. En este contexto es que surge el Ejército Constitucionalista el 23 de marzo de ese año enarbolando el llamado Plan de Guadalupe que desconocía al gobierno federal.
Quienes conformaban el mando del ejército eran Álvaro Obregón, que encabezaba las fuerzas del noreste del país: Coahuila Nuevo León y Tamaulipas; y Francisco Villa, que directamente comandaba la División del Norte (de los estados de Chihuahua, Sonora, Durango, Sinaloa y la península de Baja California). Así, las fuerzas constitucionalistas libraron una serie de batallas contra las fuerzas del ejército federal leales a Huerta. El 23 de junio, desobedeciendo a Carranza, quien quería mantenerlo acantonado en Torreón, Villa decide tomar la ciudad de Zacatecas, luego de los intentos infructuosos de los generales Pánfilo Natera y Domingo Arrieta, a quienes Carranza enviara previamente.
La importancia estratégica de Zacatecas yacía en que era una zona de rica explotación minera, en particular de plata, y por lo mismo, era el cruce de varias vías de ferrocarril. Asimismo, el terreno favorecía tácticamente a las fuerzas revolucionarias: la ciudad está situada entre los cerros de El Grillo y La Bufa entre los cuales corre el arroyo de la plata, y la vegetación del lugar permite la movilización fácil de infantería y, en el caso del cerro del Grillo, caballería.
Los generales Luis Medina Barrón y Benjamín Argumedo eran quienes defendían la ciudad de las huestes villistas, teniendo a su mando a 12 mil hombres y contando con 11 piezas de artillería, mientras que Villa contaba con casi el doble de hombres y dos piezas de artillería más que las de sus contrincantes. A primeras horas de la mañana era tomado el cerro de Tierra Negra, adyacente a La Bufa, para que el ataque principal no sufriera de contratiempos.
A las 10 de la mañana, el ataque iniciaba con una marea de hombres dispuestos a tomar la ciudad protegidos por 24 cañones que disparaban desde los montes y cerros aledaños a la ciudad. Por su parte, el Gral. Maclovio Herrera tomaba la estación del ferrocarril. Uno a uno fueron tomados los cerros que rodeaban la ciudad: el Tierra Negra, el Tierra Colorada, el cerro de la Sierpe, el cerro de los Clérigos, y el cerro del Loreto. Siete horas duró la batalla hasta que las tropas federales se rindieron, contando con 9 mil bajas contra sólo 1200 de las tropas villistas.
El coronel Montejo se dice que acudió al cuartel de Villa para informarle de la victoria: “les rompimos la madre” fue la expresión que utilizó; por su parte, el Gral. Luis Medina Barrón tuvo que informarle a Huerta que habían sido vencidos: “la plaza de Zacatecas cayó a sangre y fuego, aniquilando a toda la guarnición”. Con esto era derrotado el ejército federal de Huerta y la toma de Zacatecas dejaba el camino libre para que la División del Norte se encaminara hacia la capital.
El 13 de agosto de 1914, Huerta huía exiliado a Jamaica a bordo de un navío alemán mientras que las fuerzas revolucionarias se reunirían en octubre en Aguascalientes para acordar qué gobierno formar y el carácter que éste debía tener. Los desacuerdos entre el bando moderado de Carranza y Obregón y el bando de Villa y Zapata, que representaban a los sectores más oprimidos de la sociedad mexicana, llevarían a las fuerzas revolucionarias a combatir entre sí.
Qué tipo de revolución, la restauración democrático burguesa de Carranza y Obregón, instaurando una república formal, con el pueblo subordinado a ella o una revolución en la propiedad de los medios de producción, cuya punta de lanza era el reparto agrario al campesinado, era la cuestión a dirimir.
Óscar Fernández
Politólogo - Universidad Iberoamericana