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¿La tenías? Cuando los talibán rechazaron a Bulgheroni para construir un gasoducto en Afganistán

El periodista Fernando Duclós (Periodistán) difundió en Twitter la historia del negocio fallido del empresario argentino, en los años 90. Los talibán prefirieron hacer negocios con Estados Unidos.

Miércoles 18 de agosto de 2021 15:22

Suplemento económico de Clarín de septiembre de 1997, que abordó los negocios de Bulgheroni con los talibanes.

El periodista Fernando Duclós difundió un hilo en su cuenta de Twitter @periodistán, sobre la historia del negocio fallido del empresario argentino, Carlos Bulgheroni, con el gobierno de los talibán en Afganistán, en los años 90. El empresario es fundador del poderoso holding petrolero, Bridas Corporation.

Este interesante hilo de Twitter con fecha de abril del 2020, retoma una historia curiosa que puede ser de interés a nuestros lectores, en el marco de la vuelta de los Talibán al poder en Afganistán.

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En 1989 los muyahidin (guerreros islámicos), con ayuda occidental, derrocaron al gobierno pro soviético en Afganistán. Se desató una guerra civil que duró varios años hasta la toma de Kabul (capital del país) por parte de los Talibán, en 1996. Esto ocurría en el contexto de la caída de la Unión Soviética, en 1991, que tuvo como consecuencia la independencia de las cinco repúblicas soviéticas de Asia Central: Kazajistán, Turkmenistán, Uzbekistán, Tayikistán y Kirguistán.

Suplemento económico de Clarín de septiembre de 1997, que abordó los negocios de Bulgheroni con los talibanes.

Cuando los Talibán asumen el gobierno afgano en 1996 la región se convirtió en una codiciada fuente de ganancias. Aunque los empresarios de países “democráticos” conocían sobre los abusos y violaciones a los derechos humanos del grupo extremista islámico, no dudaron en sentarse a negociar con el nuevo gobierno. Eran los únicos capaces de garantizar el éxito de los negocios, en el marco de un país que estaba permanentemente en guerra.

Como dice Periodistán, la liberación en los países que habían estado bajo la Unión Soviética, no fue para las poblaciones, sino para los mercados y los negocios posibles con los recursos de Asia Central. Y esta fue la oportunidad que Bulgheroni no quiso perderse.

Foto de Bulgheroni con los Talibán | Clarín

Foto de Bulgheroni con representante de los Talibán | Clarín

Como cuenta el periodista Darío D’Atri, “Bulgheroni estaba fascinado con la idea de construir un gasoducto que permitiera sacar el gas de Turkmenistán a través de Pakistán, pero para eso tenía que atravesar Afganistán, un país en guerra. Las reservas de Bridas, la empresa de Bulgheroni, en el bloque de Yashlar en Turkmenistán eran gigantescas, pero estaban demasiado lejos de los gasoductos existentes.

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Y agrega D´Atri que fue entonces, en marzo de 1995, cuando el presidente de Turkmenistán, Niyazov le encargó a Carlos Bulgheroni negociar con Pakistán un proyecto imposible: convencer a los talibanes que autorizaran la construcción de un gasoducto que atravesara Afganistán y cruzara medio Pakistán hasta entroncar con el gasoducto existente entre Islamabad y el puerto de Karachi, sobre el Océano Índico.

Foto de Bulgheroni con los talibanes | Clarín

La historia parece surrealista. Un empresario argentino comenzaba a sentarse con los líderes del movimiento Talibán para explotar las mayores reservas de gas del planeta en Kazakhstan y Turkmenistan, estimadas entre 60 y 200 mil millones de barriles (10 % de las reservas a nivel mundial).

“En 1997, una delegación talibán visita Buenos Aires. Llegan a las oficinas de Bridas; ese día, las secretarias se visten cubriéndose casi todo el cuerpo, para no importunarlos”, cuenta Periodistán.

Pero, ¿por qué fallaron los negocios de Bulgheroni?

Unocal, una empresa petrolera de EEUU, se había metido en la pelea. Hasta el último de sus días, Bulgheroni sostuvo que le robaron la idea, los llevó a juicio. Pero en ese momento, eso no contaba (...). Para darse una idea: así como Bridas invitó a los talibán a Buenos Aires, Unocal los invitó a Houston: los fundamentalistas afganos conocieron la NASA, fueron al zoológico. El gobierno de Bill Clinton apoyaba a Unocal y el consorcio multinacional donde jugaron empresas de Arabia Saudita, Japón, Pakistán, entre otros. El gasoducto Trans-Afgano era un negocio impresionante para todos. La administración Clinton presionó mucho para la concreción del proyecto.

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Pero una serie de presiones internas, como el movimiento feminista que denunciaba los abusos y violencia brutal contra las mujeres en el marco del escándalo sexual de Clinton en la Casa Blanca, sumado a la presión internacional de Naciones Unidas y el no reconocimiendo al gobierno de los talibanes, eran obstáculos importantes para concretar el negocio.

Foto de Bulgheroni con los talibanes | Clarín

Los ataques a las embajadas norteamericanas en Nairobi, Kenya y Dar-es-Salam en Tanzania, y al US Cole en las costas de Yemen a manos del Al Qaeda, fueron otro impedimento para la concreción de los negocios norteamericanos. También fueron allanando el camino para la invasión de Estados Unidos a Afganistán en 2001, luego del atentado a las Torres Gemelas, a pesar de que la CIA tenía guardada gran cantidad de información sobre todos ellos.

Tras la invasión estadounidense de Afganistán en octubre de 2001, el contrato de Bridas fue rescindido en favor del anterior con Unocal. A pesar de que se retrasaba la construcción por la inestabilidad abierta por la guerra, en 2006, Bulgheroni seguía teniendo interés en la participación de Bridas en el proyecto del Oleoducto Trans-Afganistán.

“Que quede claro: EEUU, que sabía que los talibán lapidaban mujeres y prohibían la música, entre otras salvajadas, los apoyaba en silencio porque...NEGOCIOS. Todos los gobiernos lo hacen. Cuando te hablen de los ‘paladines de la democracia’, ‘el mundo libre’... ya sabés”, cierra el Periodistán.


Redacción

Redacción central La Izquierda Diario