Millones de trabajadores y familias pobres soportan los embates de la crisis, mientras cuando manifiestan su inconformidad o protestan son reprimidos por las fuerzas de choque del Estado que impone medidas de austeridad. El Estado premia con mayores salarios a los llamados a reprimir.
Martes 12 de junio de 2018
No producen nada, no les asiste ninguna otra razón de ser que la de vigilar y castigar en función de un capitalismo dependiente en crisis que irradia miseria y malestar sobre millones de asalariados venezolanos y sectores populares.
Todo esto mientras el presupuesto en gasto por “seguridad interior” supera el de salud y alimentación: en el año 2017 ocupó el cuarto lugar con 767,8 millardos de bolívares y este año parece ser nuevamente prioridad, más allá del completo engaño de que la prioridad es la “inversión social” (si le sumamos a la “inversión” en seguridad lo que se ha ido en los últimos años en pagos de deuda externa al capital usurero internacional, tenemos más claro aún las verdaderas prioridades).
Son los cancerberos de la propiedad privada, las instituciones del Estado y de los planes de ajuste que lleva adelante el gobierno nacional contra el pueblo, en síntesis, el pilar fundamental del bonapartismo reaccionario.
¿Cuánto puede llegar a ganar un Supervisor Jefe del CPNB?
Usuarios de las redes sociales circulan durante los días del corriente mes una toma de la Constancia emitida por el Cuerpo de Policía Nacional Bolivariana (Oficina de Gestión Humana), que detalla lo que pocos obreros tienen acceso a conocer, ¿cuánto ganan los que dirigen los operativos represivos las luchas obreras y populares, y los desmanes policiales contra la gente pobre?
Según este documento, un oficial con el cargo de Supervisor en Jefe puede ganar entre 15 millones y 40 millones de bolívares, mientras que el salario mínimo de un obrero apenas y asciende a Bs.F. 2.555.500.
De modo que aun siendo los asalariados los responsables directos de mantener en movimiento la rueda de la producción nacional, se les impide siquiera discutir en asambleas cuál es el salario acorde a las condiciones en que viven y producen, mientras que quienes cumplen la función de reprimir cualquier brote de descontento obrero y popular son generosamente remunerados hasta veinte veces más de lo que un obrero.
Aun cuando en las condiciones actuales de hiperinflación esta cifra de casi 40 millones de bolívares sigue estando por detrás de las necesidades elementales de una familia, la enorme brecha salarial entre estos represores y un trabajador promedio, cuyo salario está más aún por el subsuelo, pulverizado, vuelto añicos, es una muestra de cómo el aparato de control político y social, aún en el desastre actual de la economía, privilegia la remuneración de sus guardianes “del orden”. A lo que debe incorporarse, por supuesto, las múltiples opciones de “negocios”, trampas y prácticas extorsivas, delictivas, de que por lo general se sirven los miembros de estos cuerpos.
Lo que a la burguesía le sale barato al pueblo trabajador le sale costosísimo, especialmente cuando se trata de las vidas de los trabajadores y luchadores populares hechos presos, desaparecidos, heridos y muertos por la reprimenda policial, es nuestro deber organizar la lucha contra sus privilegios, por echar abajo toda legislación que limite el derecho a la protesta o de pie al accionar represivo, y comenzar a bregar por la disolución de estos cuerpos represivos