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Red Internacional
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II CONGRESO DE LA UMSA. ¿Cuántos de los 70mil estudiantes estamos participando del II Congreso de la UMSA?

Organizado deliberadamente a espaldas del grueso de los estudiantes de base, el II Congreso no resolverá los problemas estructurales de la universidad; repudiamos la reforma que impondrá un proyecto con injerencia del partido del MAS y SOL.BO.

Lunes 9 de abril de 2018

En las últimas semanas se vienen realizado diferentes seminarios y talleres “académicos” en las diferentes facultades de la UMSA, anunciando el II Congreso; sin embargo, tanto la convocatoria como la materialización del Congreso están siendo impuestos a espaldas de los y las estudiantes, deliberadamente organizado para que los más de 70mil universitarios no tengamos ni el tiempo adecuado, pero aún menos podamos ejercer nuestra participación a través de los mecanismos y espacios estudiantiles democráticos, sin permitirnos preparar ni discutir nuestras demandas. Todo este proceso antidemocrático se logra con la complicidad de los centros de estudiantes, ambas alas de la Federación Universitaria Local (FUL) cooptadas por el MAS (Quelali y Grajeda) y los ya nombrados “delegados” que en su aplastante mayoría forman parte de las camarillas docente-estudiantiles quienes impulsan este Congreso.

¿Qué reforma nos espera en éste congreso?

Consideramos que éste Congreso, por organizarse a espaldas de la base estudiantil no va a resolver problemas estructurales de la universidad:

No va a resolver la academia decadente, poco crítica producto de la reforma neoliberal de Capra en 1988, que fue eliminando sistemáticamente la cientificidad e imponiendo visiones posmodernas (sobre todo en carreras de ciencias sociales) con objetivos funcionales acorde a la “competencia en el mercado laboral” pero totalmente degradadas para educar a la juventud boliviana de manera crítica y científica. Una academia que además está condicionada –en gran medida- por la enorme cantidad de formas de corrupción y extorción en las aulas, desde favores y prebenda, con cobros por libros y por asistencias, con puntos “extra” por asistir a parrilladas, etc., hasta una naturalización de los casos por extorción y acosos sexual en las aulas.

No va a combatir los avances sistemáticos en la privatización, que en los hechos las autoridades docentes, en lugar de exigirle al Estado mayor financiamiento para la educación superior han incrementado los costos para las y los estudiantes en: (i) “aportes voluntarios del estudiante” en la matriculación, (ii) en los cursos de verano, (iii) aportes y recaudaciones individuales para incrementar las bibliotecas e instrumentos de investigación, (iv) en trámites administrativos entre otros.
Una universidad, que no solo olvidó el conjunto de reivindicaciones políticas de quienes habrían impulsado la revolución universitaria de los 70’, sino que las (y continúan) refuncionalizó y redujo puramente al sentido “académico de la institución”, desde la Primera Reforma de Capra en la UMSA en 1988:

  •  Donde el cogobierno y los delegados de base, en lugar de ser representantes y portadores de las demandas y luchas estudiantiles, ahora son nada más que los ayudantes del docente para conseguir la tiza y limpiar el pizarrón;
  •  Donde la autonomía universitaria solo es un discurso de las autoridades docentes para defender los intereses de su línea política pro MAS o pro SOL.BO (pro cualquier partido de la vieja o nueva derecha); no obstante impulsan el control de todo proceso democrático (toda elección, por ejemplo, y también lo será el II Congreso) con el apoyo de las fuerzas policiales contra los y las estudiantes;
  •  Donde la participación del estudiante vale 80 veces menos que la de un docente con el voto ponderado;
  •  Donde quieren que asumamos que el voto es el único espacio político para el estudiante, pero además en medio de diversas manipulaciones: un ejemplo concreto es lo ocurrido con la elección de delegados para dicho Congreso, donde los y las estudiantes en su gran mayoría no pueden participar como candidatos, sino limitarse a “elegir en urnas” a ‘delegados’ ya designados por amiguismo con los centros estudiantiles (como pasó en la carrera de Biología), con lo que justifican haber cumplido el criterio formal del reglamento del HCU (Honorable Consejo Universitario). Esto hablando de los casos más "democráticos", puesto que existen carreras donde ni siquiera hubieron procesos similares y los delegados aparecieron como "por arte de magia". Hablamos de una universidad que valida la acreditación por Dirección de Carrera, más que un voto resolutivo de Asamblea Facultativa, como lo que ocurrió en Sociales que decidió no participar de la Asamblea de Delegados para el II Congreso el año 2015, y sin embargo sus demandas y posición fueron ignoradas por el HCU.

    Este Congreso tampoco va a resolver la administración institucional de élite, donde por ejemplo la calidad de eméritos les proporciona a los doctores y "eruditos" un grado de poder y prestigio que les garantiza su permanencia eterna en la universidad, reproduciéndose una figura autoritaria y arbitraria -en las aulas- considerándose impunes a los procesos universitarios (tanto disciplinarios, como académicos respecto a los exámenes de oposición), pero además en muchos casos poco les importa el ámbito universitario pues con ello acceden con mayor facilidad a cargos gubernamentales o de representación política. Una institución de élite que está completamente corrompida y da “preferencias” entre los calificadores de la selección de docentes, a quienes pertenecen a la camarilla mejor acomodada, justificando su aprobación con la ponderación de la “estética” de los planes de estudios, más que el contenido, la producción y desempeño intelectual,
    Éstos problemas estructurales, deben ser confrontados con la organización estudiantil que luche por el voto universal igualitario; por y con independencia política frente al gobierno y a las fracciones burguesas de todo tipo; por la recuperación del sentido de la Autonomía y su profundización al servicio de las y los estudiantes, y no de las camarillas como sucede hoy en día ¡no más presencia policial! ¡no más injerencia de las fracciones burguesas!; la Asamblea como máxima instancia de toma de decisión y representación estudiantil; lucha contra la progresiva privatización de la universidad; por mayor presupuesto para la educación pública y el control estudiantil sobre la DAF (Dirección Administrativa Financiera) y los recursos destinados para educación; por una educación de calidad, científica, laica, no sexista, que responda a la realidad nacional y no al sistema de mercado; luchar por secretarias de género contra el acoso y la violencia de género en la U, contra la homofobia enquistada en el sistema educativo, contra la educación heteropatriarcal y sexista; por la reincorporación de materias como materialismo histórico o economía política, que se quitaron para eliminar el sentido crítico frente al sistema capitalista. Luchemos por una universidad que apoye el proceso de organización, movilización y lucha de los trabajadores, los campesinos, los indígenas y el pueblo pobre.

    ¡Por un congreso de las bases y para las bases!

    Por todo ello, desde la Corriente Estudiantil Revolucionaria OCTUBRE, denunciamos la conformación antidemocrática del II Congreso de la UMSA, que organizado deliberadamente a espaldas de los estudiantes no resolverá los problemas estructurales de la universidad.

    Denunciamos y repudiamos, la injerencia del partido del MAS en el II Congreso, a través de la FUL de Quelali y Grajeda.

    Repudiamos toda la instrumentalización de la universidad por parte de las autoridades docentes, que con la complicidad de los centros de estudiantes y la FUL, pretenden utilizar a los y las estudiantes para obtener réditos políticos, ya sea para SOL.BO, para el gobierno, o cualquier otro proyecto ajeno a nuestras necesidades reales como estudiantes.

    Tanto el Rector Waldo Albarracín, como todas las instancias de manejo de poder estudiantil y docente, son responsables por la realización de este espacio político e institucional que del modo actual, no será un Congreso al servicio de las bases, por lo que exigimos su suspensión, hasta que todas y todos los estudiantes tengamos la posibilidad de discutir, en Asambleas, a través de sus cuerpos de delegados y órganos de representación legítimos, la preparación de un programa que responda a los intereses y necesidades de la base estudiantil y que escoja de manera verdaderamente democrática a sus delegados.

    POR UN CONGRESO DE LAS BASES Y PARA LAS BASES!
    OCTUBRE Corriente Estudiantil Revolucionaria