Este lunes el conductor de televisión protagonizó un cruce con el Grupo Clarín, que lo acusó de utilizar un “vuelo humanitario” para que le lleven medicamentos a su casa en Esquel.
Lunes 13 de abril de 2020 18:50
foto canalnet.tv
El famoso conductor Marcelo Tinelli fue acusado por el Gobierno de Chubut por utilizar un avión sanitario para que le lleven efectos personales desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires hasta Esquel, ciudad donde está pasando su cuarentena.
El Gobierno de la provincia patagónica actuó de oficio, ya que cuando aterrizó el avión en el aeropuerto de Esquel, el manifiesto de la carga –que decía traer medicamentos- no coincidía con lo que efectivamente traía el avión, según las autoridades de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA).
En el medio de la denuncia, el multimedio Clarín publicó una nota donde decía que Tinelli había utilizado un vuelo privado haciéndolo pasar por un “vuelo humanitario” para que pudiera llevarle efectos personales hasta la ciudad de Esquel.
El conductor de “Bailando por un Sueño”, estalló en una entrevista contra el grupo para el que él trabaja y dijo “Clarín miente y esta vez lo digo yo”. También acusó al grupo de Magneto de “persecución” y “hostigamiento”.
Horas más tarde, Clarín publicaba una nota bajándole la espuma a la polémica, explicando en resumidas cuentas que los dos tenían razón. Podemos suponer que en las oficinas de generales del diario decidieron que una pelea entre ambos, no beneficiaba a nadie.
Pero más allá del cruce de palabras un poco subidas de tono, lo que deja al descubierto es lo distinto que un pequeño sector privilegiado lleva adelante la cuarentena, con lujos y comodidades, mientras que la mayoría de la población se muere de hambre, vive en la incertidumbre de qué va a pasar con su trabajo o directamente lo despiden o le bajan el salario.
El problema no está tanto en el hecho de que Tinelli pueda acceder a los medicamentos que él y su familia necesita. El problema reside en que miles ni siquiera puedan acceder a comprarlo por los aumentos de precio, ni hablar de pagarse vuelos privados para que se los lleven a sus casas.
Por eso es tan poco creíble que los escribas de Magnetto salgan a cuestionar los privilegios de Tinelli, cuando Clarín no ha parado acrecentar su fortuna a partir negocios con todos los gobiernos, incluidos los gobiernos de facto.
“O nos mata el virus o nos morimos de hambre”, esta frase con distintos rostros, distintas palabras y expresiones, pero que denotan lo mismo, es repetida por millones de trabajadores en el país (y en el mundo). Mientras muchos siguen moviendo la rueda de la economía nacional, arriesgando su salud, otros sufren los despidos y otros caen aún más en la pobreza porque los 10.000 pesos del gobierno no llegan y cuando llegan no alcanzarán para nada.
En esta cuarentena queda expuesta de manera más cristalina como unos pocos miles de empresarios viven en el lujo, pueden pagarse aviones privados para que les lleven cosas a sus lugares tranquilos de cuarentena. Del otro lado, millones que cada día viven un calvario de incertidumbre y ven cómo hacer para llegar al final del día con la comida de sus hijos, las cuentas y una soga cada vez más ajustada al cuello.
Aunque el Gobierno quiera ignorar la dramática situación de los barrios más pobres del país, restándole importancia a la extrema pobreza desde el discurso oficial, la realidad es que las carencias absolutas también matan, aunque por otros medios distintos al virus.