En los últimos años el arte urbano en Cuba, sobre todo en La Habana, es un fenómeno viene forjando una nueva manera de reflejar la realidad que se vive en Cuba.
Jueves 23 de enero de 2020 13:36
Caminar las calles de La Habana es sumergirte en el jaleo, en el ¿qué tú haces? mi acere, en la gente sentada en la acera, en la música que se escucha en los bicis taxis y en las casas, en los gritos de buenos días de ventana a ventana, las cabezas que se asoman en los pisos altos de los edificios semi derruidos de Centro Habana subiendo las bolsas de alimentos (una tira de pan, las verduras compradas en el mercado y capaz un pedazo de cerdo) con sogas izadas desde lo alto, porque subir, bajar las escaleras de los viejos edificio a veces es un suplicio; en las bolsas de basura en las esquinas que inundan de olor a podrido mezclado con el calor típico del Caribe. Las bocinas de los autos de la década del 50 y 60 que tienen un sonido particular y por un instante te sumergen en otro tiempo. Grito, jaleo, calidez, música, luces, bocinas y arte y más arte es lo que se respira mezclado con todo lo demás.
Contradicción es la palabra que suena en mi cabeza una y otra vez, porque es inevitable no darte cuenta que a pesar de las conquistas de la revolución existen desigualdades y la libertad de expresión todavía tiene un corset, llamado PCC (Partido Comunista de Cuba)
La situación del graffiti
A pesar de los escollos que hay que sortear, empezando por conseguir los materiales para poder pintar, en los últimos años el arte urbano se ha abierto paso en las calles habaneras en las que se encuentran, por fuera de los slogans oficiales, no solo tags o writings escrito con aerosol, a pincel, marcadores y hasta con crayón sino también se han hecho dueños de la calle personajes que relatan y reflejan la realidad que sus autores viven en la isla. Es el caso de los personajes que pinta Yulier P. una especie de personas de cuerpos estilizados con cabezas grandes en un estilo bien expresionista o el personaje de “Supermalo” de 2+2=5, que como marca lleva un pasamontaña gris.
La posibilidad de poder expresar lo que se piensa sobre la situación que se vive en Cuba, por fuera de lo que dictamina el PCC, a veces se torna en una situación compleja, ya que tienen que lidiar con distintos órganos del gobierno como la oficina de Planificación física o de Monumentos para que autoricen a pintar, pero en ese trámite burocrático implícitamente se esconde una manera de condicionar el contenido de las obras y si lo hacen sin autorización tienen que estar dispuesto a lidiar con la policía con la posibilidad de ser encarcelados, como les sucedió a distintos grafiteros.
Como en la mayor parte del mundo, el arte urbano suscita discusiones alrededor de si es arte o vandalismo, en Cuba este debate no es ajeno. Diversos portales cubanos dan cuenta del debate abierto incluso los órganos oficiales del régimen político como el Gramna no puede escapar.
En las calles
Las imágenes se pintan sobre edificios que están deteriorados o en pedazos de paredes de construcciones abandonadas o derruidas una forma de estetizar esa imagen de abandono que se ve en ciertos lugares de La Habana, como bien plantean algunos graffieteros pero también es una forma de sortear cualquier acusación de práctica ilegal de la que los puedan acusar .
En las calle se encuentran distintos estilos hay imágenes más desarrolladas como las que podemos ver en la imagen de 2+2 =5 a través de su personaje “Supermalo” que lleva un pasamontañas gris, un ojo morado un signo de pregunta que siempre lo ronda y siempre piensa en un huevo frito. El personaje es dibujado en diferentes situaciones cotidianas interpelando al observador sobre el día a día en la isla.
Yulier P. es uno de los primero graffiteros que inundo las calles de La Habana con sus seres de cabezas grandes que llaman la atención por su carácter oscuro y por la penetrante mirada de sus personajes, una imagen de carácter netamente expresionista que grita libertad de manera desesperada. Yulier fue uno de los artistas urbanos que estuvo encarcelado dos meses por pintar, claramente no fue porque pinto “monumentos declarados” sino más bien por el contenido de su obra que relata las peripecias por las que tienen que pasar los cubanos en el día a día. Si bien fue liberado fue intimado a borrar sus imágenes de la ciudad de La Habana. Hoy está produciendo su serie “regalos” que son pequeñas pinturas sobre pedazos de escombros que son colocados en diferentes lugares de la ciudad de La Habana, como por ejemplo en las puertas de la Comandancia General de la Policía, de un mensaje más provocador y más comprometido en relación a la libertad de expresión. Para seguir el trabajo de este artista invitamos a seguirlo en su cuenta de instagram @yuliergraffiticuba o en su canal de Youtube Yulier P.
Otros exponentes de este fenómeno contemporáneo en la isla que a fuerza de persistencia quiere abrirse paso planteando otro horizonte estético de lo que acostumbramos a ver en las calles de La Habana son @mr_myl @fulanaletal @mr_sad26 a quienes pueden encontrarlos en Instagram.
Que el arte urbano en Cuba llegó para quedarse, es una realidad innegable. Los artistas que tienen la necesidad de poder expresar lo que viven, sienten, piensan y comprometer su obra con la realidad de su tiempo seguirá encontrando los intersticios para poder ser y hacer. Hoy más que nunca sigue vigente esta cita del Manifiesto por un Arte Revolucionario Independiente escrito por León Trotsky y André Breton en 1938: “En materia de creación artística, importa esencialmente que la imaginación escape de toda coacción, que no permita bajo ningún pretexto que se le impongan sendas. A quienes nos inciten a consentir, ya sea para hoy o para mañana, que el arte sea sometido a una disciplina que consideramos radicalmente incompatible con sus medios, les oponemos nuestra negativa inapelable y la voluntad deliberada de atenernos a la fórmula: total libertad en el arte.”
En Cuba, hoy más que nunca hay que volver a darle a la palabra revolución todo su sentido revolucionario y libertario, para ello los artistas que se proponen llevar su arte a las calles tienen un lienzo privilegiado para tomar este objetivo en sus manos.