El giro de Macri en el centro del análisis. Scioli parece consolidarse. Los problemas irresueltos de la economía. El debate en el FIT, propuesto por Del Caño al que el PO se niega sin fundamentos.
Domingo 26 de julio de 2015
Cuando faltan apenas dos domingos para las PASO, todas las discusiones apuntan hacía las mismas. El giro de Macri aparece en el centro del análisis de los periodistas de Página12 que ya olvidaron hablar del giro de Scioli hace algunos meses. El catastrofismo económico que sostienen desde algunas editoriales de La Nación y Clarín es funcional a la campaña, para intentar esmerilar al oficialismo, peor parece destinado a la impotencia. La interna en el FIT y el debate al que Altamira se niega.
Encuestas y giros
En Página12, Raúl Kollman escribe que “a dos semanas de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) la fórmula Daniel Scioli-Carlos Zannini le saca casi 12 puntos a la de Mauricio Macri-Gabriela Michetti, aunque si se hace la suma de la alianza Cambiemos, la distancia es de 7,5 puntos (…) En el tercer puesto aparece Sergio Massa, con el 12 por ciento de los votos, que si se suma a lo que obtiene José Manuel de la Sota, trepa al 17 por ciento para el frente Unidos por una Nueva Argentina (UNA). Todo indica que el giro que emprendió Macri esta semana no mejoró su performance electoral. Su situación es que viene estancado o en leve caída, básicamente porque habría encontrado su techo con el discurso y la búsqueda del voto antikirchnerista duro”.
Precisamente el “giro de Macri” parece responder a los enormes límites que su campaña de “cambio 100%, implicó en amplias capas sociales.
En la misma tónica, Eduardo Van der Kooy señala en Clarín que “el macrismo venía encallado en la idea de que un 60% de la sociedad aspira a un cambio para el gobierno que viene. La convicción surgía de trabajos de opinión pública que, sobre todo, maceró el ecuatoriano Jaime Durán Barba. Cambio y pureza, eran las palabras contundentes del plan. La percepción indujo a Macri a desistir de cualquier acercamiento con el Frente Renovador de Sergio Massa. También lo impulsó a retacear al radicalismo lugares en la confección de los binomios y las listas”.
Ese discurso político encontró su mejor golpe en la elección del pasado 19 de julio, cuando el balotaje de la Ciudad de Buenos Aires llevó para arriba a Martín Lousteau, como expresión del antimacrismo. Ahí se confirmó un giro que, hasta cierto punto, ya se venía insinuando y que era expresión de los límites de un proyecto de tinte claramente empresarial. Sobre esta cuestión habíamos escrito con anterioridad.
De relatos y realidades
Horacio Verbitsky realiza un análisis de algunos de los spots de campaña de Macri dando cuenta de que “los spots de campaña de Maurizio Macri ofrecen una simpática visión del trabajo infantil y no registran la sensibilidad contemporánea ante la pedofilia. Toqueteos a una púber entre sonrisas paternales y carrera de besos con dos nenas. Después del porrazo porteño, el candidato se prueba disfraces que le permitan llegar sin que se le note demasiado a las PASO del 9 de agosto. La derrota política y cultural de quienes en otro tiempo pudieron controlar por el miedo”.
En este caso el periodista de Página12 señala lo que es real. Una visión paternalista de derecha intentando mostrar un (desagradable) lado humano del candidato del PRO. Sin embargo, como analizamos en La Izquierda Diario, los spots de Scioli lejos están de pergeñar una transformación “progresista”. Las sucesivas “victorias” del trabajo o la salud no dan cuenta de la precarización laboral, el estado deplorable de los centros médicos públicos o, para usar el concepto que toma el periodista de Página12, el trabajo infantil.
Macri usó a la niña para su spot pero el trabajo infantil estaba allí (y en todos lado) antes de la llegada del equipo de publicistas del PRO y tras 12 años de Relato kirchnerista.
El miedo y Menem (y Scioli)
En La Nación, Jorge Fernández Díaz, escribeque “a Macri hasta le resultaba piantavotos sablear al Gobierno, puesto que él es visto como un líder únicamente antikirchnerista y lo que precisa ahora es pescar en el río revuelto del medio, donde nadan millones de ciudadanos para los que la Casa Rosada hizo cosas muy malas, pero también muy buenas. En esos segmentos, el Frente para la Victoria había logrado instalar una Operación Miedo: Macri es Menem, y viene a sacarte cosas simbólicas y concretas que valorás mucho”.
Macri es Menem. Pero Scioli lo es más aún. De hecho hizo una reivindicación de su paternidad política hace poco más de 15 días, dando cuenta de sus orígenes que, como ilustra Jorge Fontevecchia en Perfil este sábado son hijos legítimos del empresariado argentino.
Las acusaciones del kirchnerismo contra Macri se basan en lo burdo del giro político del actual jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Pero no son los únicos giros por estos tiempos. Lentamente Scioli se kirchnerizó, al mismo tiempo que Cristina y La Cámpora se sciolizaban. El peronismo, tradición mediante, tiene permitidas estas conversiones. Al arco republicano, siempre se las cobran con creces.
De restauraciones y tensiones irresueltas
Mario Wainfeld en Página 12 rememora que “hace añares el senador Carlos Reutemann se apeó de una promisoria candidatura a presidente alegando que había visto algo que lo disuadió. La elocuencia dista de ser una de las virtudes de “Lole”, quien no se explayó más. Se tejieron muchas hipótesis conspirativas sobre el punto, algunas rondaron la vida privada. Sin saberlo del todo, este cronista cree que lo que vio Reutemann era la imposibilidad de gobernar el país en 2003 con su ideología y su programa, demasiado parecido al del menemismo y al de la Alianza. La crisis social, las reacciones populares y la represión podían ser consecuencias cantadas. No quería terminar como De la Rúa o Duhalde... ni se le pasó por la cabeza gobernar como lo haría el presidente Néstor Kirchner”.
El kirchnerismo fungió en esta década como el motor de la restauración política de la autoridad estatal. Su tarea estratégica fue recomponer una institucionalidad quebrada por la crisis del 2001, levantamiento popular contra De la Rúa mediante. Vaya que lo hizo, dado que su ciclo termina encumbrando a un conservador como Daniel Scioli y con el conjunto de las “Corporaciones” (casta judicial, monopolios mediáticos y grandes patronales del campo, por solo citar algunos) intactas.
Sin embargo, las tensiones irresueltas se desprenden de la ausencia de transformaciones radicales en la estructura social. Las tensiones del dólar expresan, en última instancia, esas limitaciones que hacen a la dependencia nacional. Clarín y La Nación, como parte de la campaña las amplifican al máximo. Pero nunca para desnudar sus verdaderas raíces, que radican en la alta dependencia de la economía argentina en relación al mundo. Los empresarios ya han dictaminado que una corrección de las variables económicas es necesaria. Macri o Scioli la impulsarán, más o menos gradualmente. En términos concretos será un ataque a las condiciones de vida del pueblo trabajador.
Un debate esperado y necesario
El Frente de Izquierda es un actor político nacional, aunque no concentre un peso equiparable a los grandes aparatos de los partidos patronales. Lo es a raíz del resultado de las elecciones de 2013 –donde obtuvo 1.3millones de votos-, el peso sindical y estudiantil y el que viene conquistando a través de la actividad política desplegada por sus legisladores en las bancas del Congreso Nacional, en las legislaturas provinciales pero también, y sobre todo, en las calles junto a las luchas obreras.
Este domingo, la necesidad de un debate al interior del FIT vuelve a ser noticia. Hasta el momento, el Partido Obrero y la lista Unidad, encabezada por Jorge Altamira, se ha negado a aceptar un debate serio como el que propone la lista 1A Renovar y fortalecer el Frente, que lleva a su cabeza a Nicolás del Caño y Myriam Bregman.
Las respuestas a la propuesta de debate han sido más que inconsistentes: desde debatir en aulas universitarias –un público extremadamente reducido- hasta debatir pero no hablar “de las internas”. Respuesta absurda si las hay, de qué se podría hablar a 15 días de las PASO.
La Izquierda Diario viene difundiendo la necesidad de dar este debate. Por primera vez desde su conformación, el FIT tiene dos listas. El millón y pico de electores y electoras del 2013 tiene derecho a saber las diferencias entre ambas listas. Lo contrario se parece mucho a la disciplina peronista que no admite disensos ni distintos puntos de vista, ni dos listas. Esperamos que el PO revierta su infundada negativa que pareciera encubrir la debilidad de sus posiciones políticas.
Eduardo Castilla
Nació en Alta Gracia, Córdoba, en 1976. Veinte años después se sumó a las filas del Partido de Trabajadores Socialistas, donde sigue acumulando millas desde ese entonces. Es periodista y desde 2015 reside en la Ciudad de Buenos Aires, donde hace las veces de editor general de La Izquierda Diario.