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Red Internacional
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Tribuna Abierta. Cuento: "El funeral de Polinice"

Reproducimos el cuento "El funeral de Polinice"

Jueves 25 de junio de 2020

Creonte había decretado dejar a Polinice sin lágrimas e insepulto para que sea fácil presa de las aves, siempre en busca de alimento. Sin embargo, Antígona, consciente de sus privilegios, hizo caso omiso al protocolo e invitó a todos sus acaudalados primos al funeral de su hermano. Como sabía que no había obrado muy bien en vida, contrató una orquesta de músicos y tres sacerdotes para su despedida.

Antígona sabía que los tiempos han cambiado y que el poder y las influencias la harían escapar de su destino trágico. Fue tal su desobediencia que incluso pidió a una tía prima (todos vieron en la endogamia la forma de honrar a Edipo), que abriera el ataúd en donde yacía el occiso, para mirarlo por última vez, y porque no, para cerciorarse de que no le hubiesen cambiado al muerto.

El coro, al enterarse de tamaña ceremonia dionisiaca, reclamó justicia. Ellos no habían podido despedirse de los suyos, ni vestirlos, ni mirarlos. Vivirán con la angustia de no haber podido cumplir con el ritual post mortem, el cual, culturalmente, es el primer paso en el camino a la resignación. Los protagonistas de la historia se rieron de ellos, les volvieron a mentir en sus caras diciendo que habían actuado conforme a la ley. Creonte, por su lado, tuvo un breve episodio de Amnesia.

He aquí la tragedia, otro gran ejemplo de que en Chile se castiga la pobreza y de que los privilegios de algunos no se comparten con la inmensa mayoría que son los otros. Nos quieren condenar al silencio, camuflado con mascarillas y distanciamiento social. Pretenden que acatemos la idea de que la economía está sobre el derecho universal a la vida.

Sin embargo, ellos saben que también somos conscientes de que el destino está en nuestras manos y que tarde o temprano el coro recuperará las calles y sus puestos de trabajo, tarde o temprano volveremos a hacer de nuestros días una fiesta y brindaremos con Dionisio descorchando el mejor de nuestros vinos: la revolución.