En esta breve investigación, damos a conocer los ingresos de los altos funcionarios, los de confianza, las y los trabajadores de base, los contratados por honorarios y los subcontratados (outsourcing).
Miércoles 11 de mayo de 2022
Para mantener la nómina, el DIF requiere -en términos redondos- 70 millones de pesos mensuales brutos. 49.2 millones para los de base, 8.6 millones para los de honorarios, 11.2 millones para los de confianza y aunque no les pague directamente, paga a la empresa que subcontrata al personal de limpieza quienes absorben una masa salarial de 630 mil pesos mensuales aproximadamente. Es notorio cómo la masa salarial de los de honorarios, que son mil 108, sume menos que los de confianza, que apenas son 456.
Es aquí donde se empiezan a visibilizar las desigualdades salariales. Si sacamos un promedio mensual, los que más ganarían serían los de confianza (casi 24.7 mil pesos), luego los de base (22 mil pesos), de ahí los de honorarios (7.7 mil pesos) y para finalizar, los subcontratados con el mínimo (4 mil pesos en 2021).
Sin embargo, dentro de cada forma de contratación también existen enormes desigualdades. Por ejemplo, el salario más alto en el personal de confianza lo recibe Esthela Damián Peralta, directora de la dependencia, 102 mil 662.5 pesos brutos mensuales, y el más bajo -también de confianza- 7 mil 781.5 pesos.
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Es así que, para poder apreciar mejor la desigualdad salarial, consideraremos 4 categorías: quienes se encuentran claramente en la pobreza laboral ganando menos de 16 mil pesos mensuales brutos; de 17 mil a 31 mil pesos; de 32 mil a 51 mil pesos mensuales, salario de mandos medios; y de 52 mil hasta más de 100 mil mensuales, los altos mandos. [1]
Con esta división, se puede apreciar que mil 98 de honorarios, 150 subcontratados y 106 de confianza están en la pobreza laboral; 2 mil 24 de base, 262 de confianza y 10 de honorarios perciben un sueldo que podría considerarse decente; 200 de base y 59 de confianza alcanzan sueldos de mandos medios; y tan solo 22 de confianza reciben salarios que rebasan los 50 mil pesos mensuales brutos.
Para tener una mejor apreciación de las condiciones laborales, faltan añadir las características que apareja la forma de contratación. Los de honorarios firman contrato mes con mes, no cuentan con ningún derecho laboral (liquidaciones, antigüedad, seguridad social, maternidad, etc.), por lo que su situación inestable les permite a las autoridades chantajearlos para que realicen actividades muchas veces fuera de horario o que no corresponden a sus funciones, so pena de despido; los subcontratados, en su mayoría mujeres, además de los bajísimos salarios pueden ser despedidas sin consecuencias legales para el DIF. Ambas modalidades, por precarias, generan un entorno de miedo al despido al momento de luchar por derechos laborales.
Las contrataciones de base y de confianza cuentan con diversas prestaciones y estímulos. Incluso por eso preferimos tomar el salario bruto en todas las formas de contratación, pues el desglose era más complejo en estas dos modalidades. Las y los trabajadores de base están afiliados al Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, un sindicato de clásica vocación de protección patronal, parte del putrefacto charrismo sindical herencia del PRI, perteneciente a la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTE).
La diferencia entre los contratos estables y los precarios es abismal, involucra otros aspectos de la vida (no solo el ingreso salarial), como la estabilidad emocional, la certeza de una jubilación, seguridad social en caso de enfermar, etc. Elementos que generan entornos diferentes.
Sin perder de vista estas consideraciones, podemos generar el siguiente gráfico que permite observar la estratificación sociolaboral en el DIF-CFMX. El salario promedio de mil 360 personas -en el estrato más bajo- es de 8 mil pesos mensuales brutos; el estrato medio, 2 mil 296 personas, 20 mil pesos; el salario promedio de 259 personas, 40 mil pesos; y el de los mandos altos, 22 personas, 66 mil pesos.
Como podemos notar, la injusticia salarial recae en los más precarizados, en su mayoría los de honorarios. Si se hiciera un ajuste salarial y los mandos medios y los altos pasaran al segundo estrato, es decir, que tuvieran un tope salarial de 31 mil pesos mensuales brutos, se podría aumentar el salario de los de honorarios para que promediaran 15 mil pesos mensuales brutos. Aunque por supuesto, esa medida está fuera de la lógica de la burocracia de élite, pues significaría sacrificar el salario de 281 personas para beneficiar a mil 360, algo que no van a permitir.
Depende entonces de la lucha de 3 mil 656 trabajadores (los que viven en pobreza laboral en conjunto con los de ingresos medios) para acabar con la desigualdad salarial y recuperar derechos laborales, carencias que a los altos funcionarios les debe tener sin cuidado.
En la próxima entrega, compararemos estos datos con la situación anterior que se tenía en el DIF de la Ciudad de México para saber si en los gobiernos anteriores a la 4T había condiciones sustantivamente diferentes o ya se encaminaban a la tragedia laboral que aquí presentamos.
[1] La división la hicimos tomando en cuenta los indicadores del Observatorio de Salarios Ibero Puebla, que en 2016 estimaron el salario mínimo en 16 mil 400 pesos mensuales.