El 23 de junio la Policía se lo llevó de su casa de Ensenada al ver que tenía bolsas con marihuana. Al Poder Judicial ni le interesa que esa producción tenga un fin terapéutico. Así llenan las cárceles.
Daniel Satur @saturnetroc
Lunes 2 de septiembre de 2019 22:59
Hace casi un mes este diario publicó el caso de Damián Raña, un joven de 27 años que fue detenido en su casa de Ensenada por tener una cantidad de marihuana que él mismo había cultivado para tratar los fuertes dolores corporales que le dejó un accidente de tránsito.
La detención se produjo el 23 de junio y al día de hoy ya lleva 72 días preso. Primero lo llevaron a la Comisaría 1° de Ensenada, al día siguiente a la 11° de Ringuelet y diez días después, el 3 de julio, quedó finalmente alojado en la Alcaidía 2 de La Plata.
El caso de Damián no es el primero ni mucho menos el único en Argentina ni en la provincia de Buenos Aires. Al contrario. Según un informe publicado esta semana por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), “existe una persecución policial y penal muy fuerte a la marihuana”, ya que “de esta persecución se nutren la gran mayoría de las detenciones de consumidores y las incautaciones que el gobierno nacional presenta como indicadores de éxito”.
El informe agrega que esa política estatal “contrasta con iniciativas que en distintas partes del mundo relativizan la nocividad del cannabis y promueven su regulación”. Según datos sistematizados por la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), a nivel federal las causas iniciadas por tenencia, almacenamiento y transporte de plantas y semillas de marihuana casi se duplicaron entre 2015 y 2018, pasando de 530 a 975.
Damián es parte de esa larga lista de jóvenes detenidos, procesados y mantenidos en prisión por tener encima un porro o por cultivar cannabis en su casa. Pero además en su caso, desde el año pasado para él la producción tiene un fin terapéutico específico. De hecho su caso está ingresado en el Registro de Tratamiento de Cannabis (Recann) del Ministerio de Salud de la Nación.
Según los estudios médicos, el joven padece “politraumatismos por accidente en la vía pública” con lesiones comprobadas en el fémur derecho, en un brazo y la base pulmonar. Y la recomendación del tratamiento es con “cannabis terapéutico a dosis según peso por patología”. De allí que en el patio de su casa decidió plantar semillas y cosechar mucho más que una planta, un alivio directo a sus dolencias.
A Damián no se lo puede llamar por teléfono para conversar desde su celda de la Alcaidía 2 de La Plata. Es más, cuando su familia va a visitarlo no les dejan ingresar siquiera un reloj, mucho menos un celular o una tablet. Esta entrevista, por lo tanto, se hizo por escrito gracias a la intermediación de Luis, su padre.
¿Cómo estás llevando todo este tiempo detenido?
¿Qué sentís y pensás sobre lo que te está tocando vivir?
Y al mismo tiempo siento que todo lo que estoy pasando no es en vano, como que las cosas suceden por algún motivo. Esta amarga experiencia algo positivo me va a tener que dejar. Tal vez no lo vea ahora, pero pasado un tiempo lo veré con otros ojos. Las cosas simples, sencillas, como unos mates en la plaza con amigos, van a tener otro valor.
¿A quiénes identificás como responsables de tu situación?
¿Cómo estás de salud?
¿Qué reclamás y qué expectativas tenés?
¿Qué le dirías a quienes lean esta conversación?
El viernes 23 de agosto, al cumplirse dos meses de la detención de Damián, organizaciones que luchan por la despenalización y legalización de la marihuana, junto a familiares de Damián y de otros jóvenes perseguidos y organismos de derechos humanos marcharon a la Fiscalía de La Plata donde se tramita la causa para exigir la libertad y el desprocesamiento del joven de Ensenada.
Damián, su familia y sus amigos siguen esperando desde hace semanas una definición sobre la situación procesal de parte de la Cámara de Apelaciones y Garantías de La Plata. Mientras tanto, 23 de las 24 horas de cada día Damián las pasa junto a otros nueve presos en la celda de la Alcaidía. Todo por usar una planta para calmar sus dolores.
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).