En el marco de los 5 años del Estallido Social fui invitado a conversar sobre el Comité de Emergencia y Resguardo en el conversatorio organizado por el Cordón Miramar y otras organizaciones populares el pasado sábado 19 de octubre, en esta columna resumo brevemente las ideas de dicha exposición.
Jueves 24 de octubre
A mi parecer, diversos aspectos valiosos. Si bien, uno de ellos fueron el aspecto combativo y el cuestionamiento al régimen pinochetista heredado de los 30 años, pero creo que desarrollar estos aspectos, por el momento, sería sobreabundar, me parece que está de más decir que las demandas están inconclusas, que el estallido fue producto de 30 años de contradicciones y de una gimnasia previa de protesta movilizaciones, marchas, en el movimiento obrero, los estudiantes, las feministas, el movimiento de mujeres, etcétera, y tampoco quiero sobre abundar en torno cuestionamiento al régimen pinochetista y la demandas que siguen inconclusas, No+AFP e isapres, etc.
Entonces, para no sobreabundar sobre el aspecto combativo ni sobre el aspecto impugnador, quiero hablar sobre el aspecto de autoorganización de masa que también se deriva del aspecto espontáneo que tuvo la movilización, quiero enfocarme en la autoorganización de masas y en la espontaneidad que caracterizó al movimiento.
Durante el estallido, hubo una multiplicidad de formas de organización y deliberación política, lo que se reflejaba en que "la política estaba en la calle": había asambleas comunales y territoriales, encuentros y, por supuesto, la primera línea, brigadas de salud, entre otras iniciativas. Hoy, cinco años después, existe una operación del régimen y de los partidos tradicionales (incluidos los "nuevos partidos tradicionales") para denostar, enterrar y reescribir la historia del estallido. Por eso, es valioso defenderlo como una acción de masas contra el Chile capitalista y sus privilegios que hizo temblar a los poderosos.
Quisiera abordar otro aspecto desde el marxismo que se relaciona con la revuelta, y en particular con Antofagasta. Nosotros, desde el Partido de los Trabajadores Revolucionarios, somos una organización trotskista que se vale del legado teórico-político de León Trotsky y otros marxistas que le eran contemporáneos, quienes desarrollaron la idea de una forma de organización democrática amplia, superior, para la organización y la lucha.
Esta forma de Consejos o soviets o formas de organismos de autoorganización se han dado a lo largo de historia, y se dieron a lo largo de la historia del siglo 20, los soviets, en en la Guerra Civil Española, en las interfabriles de Argentina, los cordones industriales en Chile, en todo proceso social, como gran expresión de lucha de clases, especialmente de cara a eventos revolucionarios tienden a las masas a la autoorganización.
Desde el análisis de estos organismos, surge la táctica del Frente Único Obrero, adoptada por la Internacional Comunista, que busca organizar Comités de Acción que amplíen la organización, mejoren la defensa, preparen la retaguardia, atiendan a los heridos y organicen aspectos ofensivos. Esta orientación nos permitió impulsar el Comité de Emergencia y Resguardo, que sirvió no solo para los aspectos tácticos en caso de protesta, sino también para coordinar brigadas de salud, comisiones de derechos humanos, y preparar el paro del 12 de noviembre de manera pública.
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Este elemento teórico en nuestra cabeza nos permitió tener una orientación tener una idea o una propuesta para hacer frente a la realidad, impulsamos el Comité de Emergencia Resguardo buscando ampliar la organización, entonces, a partir de esto, la movilización tuvo un lugar físico dónde concentrarse, sirvió de organización y punto de reunión para los brigadistas, de organización para los abogados, sirvió para que se formaran comisiones de derechos humanos, de comunicación, las mismas de salud, permitió impulsar un Comité de Emergencia Resguardo en Bonilla, uno en el Área Clínica de la UA; se convocó a un encuentro para el 9 de noviembre, con una mesa transversal amplia desde distintas organizaciones que estábamos en la calle, que estábamos organizándonos que preparamos a vista y paciencia de todo el mundo el paro del 12 de noviembre diciendo que íbamos a garantizar el paro en toda Antofagasta, por la huelga general, por la caída de Piñera y por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, eso se organizó de manera pública, no se organizó a puertas cerradas, en un complot clandestino, fue un encuentro público el 9 de noviembre.
El Comité de Emergencia y Resguardo jugó un rol fundamental en mover a los burócratas de la CUT y otros dirigentes sindicales a convocar junto a nosotros. El 12 de noviembre logramos mover a los burócratas de sus sillones e ir a la marcha que llamaba el Comité me refiero a los burócratas de la Mesa de Unidad Social que tuvieron que convocar con nosotros.
Ese día demostró que no solo bastaba la combatividad en la calle, que la teníamos, no bastaba, era importante, sí; se atacaron centro del poder burgués, sí, principalmente las instituciones públicas; sin embargo, quedaron indemnes otras otros centros de poder burgués, con los cuales los empresarios hegemonizan la sociedad, que son los centros productivos, acá en Antofagasta somos zona minero logística, donde, salvo en los puertos, no se paralizó la industria minera (más que algunos viandazos o bandejazos).
Ese día se mostró la peligrosidad de que entrara a la clase obrera en escena para unirse a los sectores populares, lo peligroso para el régimen es que esta fuerza social se una en la acción con los sectores populares que estaban en las calles, es una clave estratégica y que expresa un límite de la revuelta, un límite social de la revuelta, en que la clase obrera estaba incorporada pero diluida y no paralizando desde sus centros productivos; qué distinto hubiera sido si en vez de “Mineros cagones” se hubiera dicho que se sumaran al paro solidarizando con ellos, esto hubiera ayudado a que ellos lucharan mejor contra su burocracia sindical; si a esta alianza social de clases (mineros, portuarios, sectores populares, trabajadores de la ciudad, profesionales, estudiantes, organizaciones de mujeres, etc.) se le suma la autoorganización en base a la coordinación de todas las distintas formas de organización que surgieron durante la rebelión se articula una fórmula que hace temblar a los poderosos, bajo tales circunstancias podíamos haber pasado a un curso revolucionario de los acontecimientos. Pero acá quiero introducir otro límite que tiene que ver con el estallido que sus límites políticos;
Sobre el liderazgo político, aunque se dijo que no hubo una dirección clara debido a la espontaneidad, la política siempre opera.
Todos sabemos que los partidos tradicionales estuvieron por fuera de dirigir las marchas, las asambleas, sin embargo fueron ellos determinantes a la hora de conducir el proceso, porque aunque no hubiera direcciones políticas, la política siempre opera; es un mito decir que hubo ausencia de dirección política, se orientó la política a través del “Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución” que fue una política una operación del régimen para desviar la movilización instalando un proceso Constituyente amañado encorsetado completamente limitado, nada que ver con una asamblea Constituyente Libre soberana como se decía muchas veces en la calle, determinando así el estallido.
¿Era imposible derrotarlo? yo creo que era posible derrotarlo, si no hubiera sido por la Mesa de Unidad Social, donde estaba FA con el PC la cabeza de las principales direcciones del movimiento de masas, de organizaciones, el movimiento de masa, no de las organizaciones sociales que estábamos en las calles, era la CUT, el Colegio de Profesores, la ANEF, la CONFUSAM, NO+AFP, UKAMAU, Vivienda Digna, etc. que se subordinaron al Acuerdo por la Paz, dejaron de convocar a movilizaciones, dejaron de exigir la renuncia de Piñera, se restaron de las movilizaciones, de las convocatorias, Y, cómo trascendió posteriormente, desde fines de noviembre, se sentaron a negociar con el gobierno y no convocaron a nada, la próxima vez que volvieron a llamar un paro fue el 11 de febrero el paro de 11 minutos que fue un chiste para la posteridad.
Posteriormente, conjunto con este proceso, ya amañado, encorsetado, limitado, surgió el fenómeno de la Lista del Pueblo que legitimó completamente el proceso, sin cuestionarlo, sin ninguna crítica abierta, surgieron los procesos de los plebiscitos, se instaló un discurso de derecha, se instaló la agenda a la derecha, se instaló el gobierno de Boric que planteó la transformación del Chile neoliberal, pero, más temprano que tarde, terminaron transformándose ellos, donde terminan incorporando dentro a la vieja Concentración de Michelle Bachelet, y aquí tenemos la militarización del Wallmapu, tenemos las leyes represivas, sembrando desmoralización, o sea una Concertación 3.0.; entonces esta política mal menorista también determinó en donde estamos a 5 años del estallido.
Finalmente, si me puedo permitir una última reflexión, me parece que lo que nos corresponde es la preparación. El estallido social que vivimos en Chile es parte de una serie de ciclos de lucha de clases que existen a nivel mundial, producto de que el mundo está cambiando, acabó la bonanza económica noventera, el 2008 cuando cae el banco Lehman Brothers, empieza una crisis económica internacional de envergadura histórica, que ha ido pateándose sus efectos solamente aumentando las posibilidades de una catástrofe mucho mayor. Esta crisis empezó a mostrar su estertores sociales ya entre los años 2010 a 2012 donde vimos importantes movilizaciones en todo el mundo, acá en Chile con el movimiento estudiantil y movimiento del indignados en España, en Grecia, etc.
Los regímenes lograron sortear esta ola de protestas pero no lograron resolver sus contradicciones estructurales, sino que por el contrario estas se profundizaron y entre los años 2018-2020 vivimos nuevamente una serie de protestas bastante importantes, los chaqueta amarilla en Francia, la protesta en Chile, en Ecuador, en Colombia, en Brasil, Estados Unidos. O sea, vivimos una serie de protestas muy importante que terminaron, por lo general, desviadas y encauzadas, o hacia el gobierno o hacia la instituciones o hacia el Estado, etc.
Entonces, como esto tiene que ver con una estructura a nivel internacional y que se relaciona con signos propios nacionales, con una experiencia concreta con el gobierno de Boric, una experiencia concreta con el régimen burgués, una experiencia concreta con la represión, con la impunidad y con 5 años del estallido, para mi es muy importante pensar en prepararnos. Esta fue una semana de balance, en varios medios aparecieron los balances de la burguesía de distintos tonos y a pesar de que lo que se ha querido instalar (esto del “estallido delincuencial”, esta idea de que el Estallido no sirvió para nada, que nada ha cambiado, etc. Menos pesimistamente si pienso que hay algo que ha cambiado, y es que el régimen no volvió a ser el mismo, aunque se haya restablecido el orden, porque el régimen está profundamente cuestionado, no solamente porque las demandas sociales están inconclusas, sino, además, porque el régimen sigue sufriendo profundas crisis, lo de Hermosilla hizo saltar por los aires cualquier facilidad de estabilidad para la derecha al menos el corto plazo, eso metió en problemas a Cubillos, nos mostró que el régimen sigue igual de crítico, de que siguen existiendo favores beneficios, aunque metan a toda esa gente presa, estas fisuras entre los poderosos arriba permiten emerger el descontento de los de abajo.
Parte de esa preparación no es solo social, sino que también es política y por eso nosotros también como organización buscamos desde distintas vías mostrar una alternativa política para que los trabajadores, mujeres y jóvenes tengan una voz levantando Casas de Cultura Socialista a lo largo del país, como así mismo impulsando el medio La Izquierda Diario, o interviniendo en la causa del pueblo Palestino, como lo hicimos en la Universidad de Chile, así mismo, en este momento nos estamos postulando a elecciones porque pensamos que parte importante la preparación pasa por no entregarle a los mismos de siempre el discurso y el relato político, parte de esa preparación es buscar mostrar una alternativa a la política patronal y de los partidos tradicionales, es buscar levantar o presentar una alternativa política de izquierda que busque apostar a fortalecer la organización y la movilización del pueblo y los trabajadores como lo hemos dicho en todas partes; esto lo hemos hecho con Daniela Aviles en cada debate, a cada persona que le entregamos un volante, le decimos este voto sirve para fortalecer la organización y la movilización, no para fortalecer al mal menorismo, con nuestro voto no van a entregarle un voto a la ex Concertación para que no salga Velázquez, sino que es un voto para fortalecer la movilización y la organización.
Pensamos que las elecciones nos sirven para agitación de ideas revolucionarias, para poder utilizar la oportunidad electoral como una tribuna de ideas y en el caso de salir electo conquistamos una Tribuna popular, como lo hemos intentado hacer con Natalia Sánchez, quien ha buscado aportar a cada lucha y movilización en curso, que ha puesto su cargo a disposición, que ha puesto los recursos de la concejalía a disposición de la lucha de la movilización, de la organización de los trabajadores y pobres de Antofagasta.
La preparación política es, por tanto, tanto o más importante que otros aspectos “virtuosos” de la rebelión y son un ingrediente necesario si no queremos repetir la historia, pues, a 5 años de la revuelta, de lo que se trata no es de pensar cómo no somos nuevamente derrotados, se trata cómo vencer.