Conversamos con David Caño, portavoz nacional y secretario de acción sindical de la IAC sobre el alcance de la nueva reforma laboral. Una contra-reforma que ya ha levantado voces contrarias entre la izquierda sindical. La Mesa Sindical de Cataluña convoca a numerosas protestas para este sábado 29.
Miércoles 26 de enero de 2022
¿Crees que la nueva reforma laboral acaba derogando la que impuso el PP en 2012?
Inequívocamente no. Lo que se ha hecho es una operación de marketing y maquillaje para incumplir aquello que dijo que haría en campaña. Parece que las resistencias de las que hablaba, se han impuesto. Por un lado, mantiene la estatalización de la negociación colectiva y por la otra, protege el actual modelo de relaciones laborales que es el causante de la gran precariedad laboral que sufrimos. Otra oportunidad perdida mientras la CEOE lo celebra.
¿Cuáles serían los principales aspectos que continúan vigentes de la reforma aprobada por Rajoy?
Uno de los aspectos más lesivos y que más protestas levantó de la reforma de 2012 fue el recorte de las indemnizaciones por despido improcedente, las cuales pasaban de 45 días por año trabajado con un tope de 42 mensualidades a 33 días por año trabajado con un tope de 24 mensualidades, hecho que daba más facilidades a los despidos.
Pues, parece que este aspecto lo han dado por bueno porque en ningún caso se ha hablado de revertirlo y volver a las condiciones anteriores. Despedir sigue siendo igual de barato para las empresas.
Otro aspecto nocivo que introdujo la reforma laboral del PP de 2012 fueron las facilidades para despedir tanto individualmente como colectivamente. Amplió las causas (económicas, técnicas, organizativas, de la producción) y suprimió la fase administrativa, dejando que la empresa, de forma unilateral, pudieran despedir colectivamente aunque no hubiera ningún tipo de acuerdo con los y las representantes de los trabajadores. A la vez que también daba facilidades por los despidos objetivos, definiendo 20 días por año trabajado con 12 mensualidades.
Parece ser que todo esto que provocó huelgas generales y protestas, ahora es motivo de defensa y ya no molesta en el gobierno de coalición (PSOE y UP) y a las dos grandes centrales sindicales (CCOO y UGT).
¿Y de aquella reforma de Zapatero de 2010, que le costó una huelga general, qué queda de pie?
De aquella reforma laboral nadie habla, supongo que les parece bien solo señalar la del PP del 2012. Pero la verdad es que Zapatero y el PSOE en 2010 ya recortaron derechos de la clase trabajadora y ahora lo siguen haciendo. En aquella reforma empezaron a ampliar los supuestos para poder despedir a 33 días en vez de 45 y lanzaron toda una serie de medidas para facilitar los despidos objetivos, como por ejemplo que las empresas presentaran causas económicas.
Nos dicen que la correlación de fuerzas es mucho más favorable para las izquierdas que durante la reforma laboral de 2010 pero lo cierto es que el estatuto de los trabajadores y trabajadoras es mucho peor que entonces. En ningún caso recupera los derechos laborales de antes de 2010.
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La reforma laboral de 2012 dejó barra libre para la práctica de la subcontratación. ¿Acaba con ella esta nueva reforma?
Pues no, otra oportunidad perdida y otra victoria de los intereses empresariales. Se pierde la oportunidad de acabar con esta lacra que es uno de los elementos más nocivos para el conjunto de trabajadores y trabajadoras. Y es perjudicial porque desregula las condiciones laborales y divide los trabajadores y trabajadoras dificultando que se organicen y luchen para una mejora colectiva. La ley no recupera la estructura de la negociación colectiva previa a la reforma laboral de 2012 y consolida que los convenios de las empresas puedan tener peores condiciones que los sectoriales.
En este sentido, sólo fija que el convenio que se tenga que aplicar sea el sectorial, por encima del de la empresa en el caso de los salarios, pero no blinda otras condiciones como horarios, tipos de jornada, compensaciones u horas extras...
También es especialmente destacable, y ha sido muy aplaudido por la patronal, que se prioricen los convenios estatales por encima de los autonómicos y provinciales. Esto impedirá implementar mejoras que se puedan conseguir en comunidades o territorios gracias a las luchas de los trabajadores y donde las organizaciones sindicales que firman este acuerdo no son mayoritarias.
Por último, decir que algunas medidas que se publicitan como mejoras, en cuanto a la temporalidad o subcontratación, no son fruto de ningún acuerdo sino de la necesaria aplicación de las sentencias judiciales que se están ganando en la materia.
Desde tu punto de vista, ¿cuál es el reto de la izquierda sindical ante esta nueva contra-reforma?
En primer lugar tenemos que saber explicar qué supondrá esta falsa derogación y el hecho que lo estén defendiendo las fuerzas que se autodenominan progresistas. Es importante que el conjunto de la clase trabajadora conozca qué están haciendo aquellos que dicen querer representarlos.
En segundo lugar, pienso que el sindicalismo combativo está creciendo y cada vez es más posible poder ser una alternativa real al sindicalismo pactista y de concertación.
En este sentido la Mesa Sindical formada por CGT, IAC, CNT, Co.Bas, COS y Solidaridad Obrera, es un primer paso. Un espacio para la unidad de acción, cada cual desde su diversidad, pero poniéndonos horizontes comunes y planteando movilizaciones y luchas compartidas.
Hace falta que este 29 de enero a las 18h llenamos Jardinets de Gracia y les digamos muy claramente que no queremos más mentiras y que reclamemos una derogación real de la reforma laboral.