Reuniones en Suecia discutiendo Venezuela, Bachelet visitando Caracas para reunirse con Maduro y Guaidó. En medio de una catástrofe que solo presagia más colapsos económicos aún, los de arriba buscan “salidas” mientras los de abajo sufren el drama creciente de sus vidas.
Viernes 14 de junio de 2019 07:52
Este jueves trascendió que Suecia había organizado conversaciones entre los principales países con intereses en la situación política de Venezuela buscando apuntalar las reuniones, que se iniciaron en Oslo hace un mes, entre el gobierno de Maduro y la oposición de derecha encabezada por Juan Guaidó.
De acuerdo a medios como Associated Press (AP), representantes de Rusia, las Naciones Unidas, el Vaticano, Cuba y la Unión Europea asistieron a la reunión de Estocolmo. Estados Unidos habría sido invitado pero supuestamente decidió no participar, pero nada acontece por fuera de la mirada de la Casa Blanca, y todos saben que las decisiones últimas terminan en Washington, más aun tratándose de Venezuela.
El Gobierno de Suecia confirmó que había organizado dicha reunión en Estocolmo, pues no hubo ni comunicados previos ni anuncios posteriores, todo en el mayor sigilo. En un comunicado informaron que “El Gobierno sueco ha organizado una reunión en Estocolmo con algunos actores internacionales claves en apoyo de los esfuerzos actuales para promover con urgencia una solución pacífica, política y democrática a la crisis en Venezuela, y para aliviar la difícil situación del pueblo venezolano”.
Las reuniones que de tanto en tanto salen a la luz pública develan cómo transcurren movimientos subterráneos de todo tipo entre los distintos sectores, sean de los factores políticos internos o de países con diversos grados de interés en Venezuela sean económicos o geopolíticos. La aparente “calma” en la superficie de la situación interna, con el fondo de la catastrófica situación económica que sufren millones de trabajadores y las grandes mayorías populares, cubre los frenéticos y discrecionales encuentros políticos donde se negocia de todo pero con intereses de pocos.
"Las conversaciones en Estocolmo son para respaldar el diálogo de Noruega" y “romper el hielo”, afirman abiertamente diplomáticos, refiriéndose a las conversaciones en Oslo entre el gobierno de Venezuela y la oposición que parecerían estar “estancadas”. Aunque no es para nada claro si es producto del secretismo, donde todos los negociantes y auspiciantes de los mismos piden la mayor discreción de lo que se va desarrollando, que no se saben los reales movimientos, o si realmente podría estar ocurriendo algún tipo de impasse.
La reunión de Estocolmo estaría también al servicio de allanar el camino a una solución negociada. Así, uno de los objetivos originales de los organizadores del encuentro en Suecia, de acuerdo a la versión de la agencia AP, era cortejar a Rusia “entendiendo que el principal respaldo militar y financiero de Maduro es clave para cualquier solución al estancamiento”.
El gobierno de Estados Unidos, en un aparente giro en su política hacia Venezuela, apuntala una salida negociada. Es que fracasada las tentativas golpistas la Casa Blanca ha venido bajando un poco su tono bélico, aunque presionando con sanciones, y por vía Cuba, buscando el aislamiento de Venezuela. Los encuentros de Oslo han venido contando con el apoyo de Estados Unidos. Los movimientos de Estados Unidos encierran muchas incógnitas, aunque son claros en poner de relieve su fracaso en su intervencionismo golpista.
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Por su parte, el representante de la derecha criolla, el frustrado Guaidó, en breves comentarios durante una gira por el estado de Mérida, sostuvo que “la crisis de Venezuela” se estaba discutiendo en Estocolmo, afirmando que "Esta reunión muestra claramente que hay consenso en el mundo para las nuevas elecciones presidenciales". Dando a entender que todos los factores nacionales, incluyendo a Maduro, a pesar de no “participar” directamente en la mesa de la capital de Suecia, están al tanto y a la espera de sus resultados para los nuevos encuentros.
Al estilo de afirmaciones de pose, Guaidó ha venido afirmando que no participaría en más conversaciones con el gobierno a menos que ceda a “la demanda de elecciones presidenciales”. Frases similares se han dicho en otros momentos, para luego salir a la luz pública encuentros realizados. Guaidó viene debilitado, luego de su “auge” el 23E y el 23F, y más que todo el intento golpista fracasado del pasado 30 de abril, y pocas opciones se le abren.
Estas afirmaciones de Guaidó, remarcan lo que escribimos en nuestra columna de la semana pasada, sobre los cambios de política que se está operando en los sectores de la oposición, seguramente determinadas por Estados Unidos. “Es de recordar que toda la ofensiva golpista desde la autoproclamación de Guaidó como ‘Presidente’ -planificada y respaldada por los EE.UU.- estuvo marcada por la consigna que marcaba la ruta y enarbolaba Guaidó a cada rato como una especie de "mantra": ‘cese de la usurpación, gobierno de transición, elecciones libres’.
“Hasta hace una semana, aún luego de reconocidas públicamente las conversaciones en Noruega, Guaidó declaró que esas negociaciones no implican ningún cambio en el orden de la consigna, sin embargo, estas declaraciones de Abrams [“Tanto la oposición como las voces chavistas son esenciales para una transición pacífica y la reconciliación nacional”] parecen indicar claramente que los EE.UU. están bajándole a la oposición la línea de que sí se invierte el orden de la ruta, poniendo como primer momento no ya el "cese de la usurpación" sino señalando la necesidad de acuerdos para unas ‘elecciones libres y justas’.” Guaidó ratifica este cambio.
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Con un país que continúa sumergido en la catástrofe económica y social, la incidencia de las sanciones, Maduro busca salidas políticas a sabiendas que el panorama sólo avizora más que desplomes. Por su parte, la oposición, sumergida en su laberinto de intentos fracasados, dividida y sin políticas claras, y con Estados Unidos cambiando la línea política, se agarra nuevamente de algún tipo de negociación.
En este marco, la visita de Michelle Bachelet en cuanto alta comisionada de la ONU para los derechos humanos a Venezuela la próxima semana, puede verse en el cuadro de diálogos que vienen trascendiendo. Un viaje dilatado desde hace tiempo, salvo previsto por una pequeña comisión que llegara en su nombre al país, se reconfigura en este nuevo escenario.
Una visita que tendrá lugar entre los próximos días 19 y 21, y durante su estancia se reunirá con Maduro así como también con representantes de la oposición y otros sectores que le son adversos, todo con el total acuerdo del gobierno nacional.
Diálogos, negociaciones y pactos prevalecen en el escenario político, lo que no quiere decir que no puedan generarse remezones sobre todo oriundo de las Fuerzas Armadas El trabajo de Washington es constante, y no hay que descartar tampoco, que todas estas movidas políticas no sean cortinas de humo. El “silencio” de los militares en las últimas semanas es llamativo, pero todos saben que siendo el pilar fundamental del régimen, todo pasa por los cuarteles. De allí que su poder de decisión es grande, y es de alertar de cualquier pacto de “transición” que puede venir de las FF.AA.
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Para llegar a estos entendimientos todos buscan que la mirada de los otros esté lejos (léase el pueblo) y recomiendan la mayor de las reservas a los involucrados en sus declaraciones públicas para que no se “alteren” las partes negociantes. Todo tal cual como cuando diversas bandas mafiosas de intereses diversos se juntan para planificar y realizar en el mayor de los sigilos los atracos ya entrada la noche.
Como hemos venido escribiendo, de la misma manera que hay que rechazar todo el intervencionismo abierto y descarado del imperialismo con todas las tentativas golpistas de por medio, lo que no implica en modo alguno apoyo al Gobierno de Maduro, los trabajadores no deben sembrar ninguna esperanza en estas “transiciones pacíficas” que también siembra el imperialismo, ni salidas negociadas de los de arriba ni de los militares, que sí tienen acuerdo en algo central: que la brutal crisis la siga pagando el pueblo trabajador.