La semana que se va estuvo marcada por las repercusiones del debate de los candidatos del FpV y Cambiemos, y por la frenética aparición de Scioli y Macri o referentes de sus espacios políticos en todos los programas de televisión y radio, en los últimos días de campaña.
Viernes 20 de noviembre de 2015
En las fábricas y talleres, en las escuelas y oficinas se vive una intensa politización que produce debates diarios entre los laburantes sobre la elección y el país que se viene. Muchas de estas opiniones las fuimos reflejando en La Izquierda Diario, dando voz a los trabajadores que no tienen lugar en los grandes medios de comunicación.
En esas notas pudimos ir mostrando una corriente creciente de simpatía entre sectores de laburantes con la política levantada por Nicolás del Caño y el Frente de izquierda de votar en blanco para dar la espalda tanto al motonauta como al ex presidente de Boca, señalando que ambos se preparan para asumir la presidencia y descargar un ajuste sobre los trabajadores y el pueblo pobre de nuestro país.
En esta nota, queremos reflejar el ambiente en los lugares de trabajo a días de la elección.
El ajuste marcó la recta final de la campaña
En el primer turno de las elecciones nacionales, el “sciolikirchnerismo” jugó a hacer la plancha confiados de una segura victoria en primera vuelta del ex funcionario menemista Daniel Scioli. La sorpresiva derrota electoral en la Provincia de Buenos Aires y la poca distancia que finalmente el candidato del FpV obtuvo sobre Mauricio Macri obligó a replantear la estrategia y lanzar una ofensiva para lograr un triunfo el 22 de noviembre.
La estrategia fue mostrarse como garantes de la estabilidad de los trabajadores y la clase media, acusando a Cambiemos de ser los jinetes de la devaluación y la inflación. Como venimos señalando en este diario esta acusación es verdadera, pero es tan válida para Mauricio como para Daniel. Los economistas de ambos espacios han señalado que su plan será recortar y atacar a los sectores más vulnerables. El único punto de relativa es diferencia es si será mediante un shock o de manera gradual.
La aparición de esta cuestión en la escena nacional, ha tenido grandes repercusiones en los lugares de trabajo. Todos los días, en el vestuario antes de entrar, a la hora del almuerzo o a la salida del laburo “el ajuste” se impone en las charlas, superando muchas veces las polémicas futbolísticas o las charlas sobre que hacer el fin de semana ahora que comienzan los días de calor.
“La gente sabe que se vienen tiempos difíciles. Que va haber desempleo, ajuste, hambre”.
Estas palabras de un joven metalúrgico son un buen resumen la situación. Ningún trabajador vota para recibir un ajuste. Los que se decidieron por votar a Scioli lo hacen suponiendo que les podría garantizar no perder el puesto de trabajo o el poder adquisitivo del salario. Los que optan por Macri, suponen que “el cambio” que propone puede significar salir de la precarización o conseguir sueldos que no corran por detrás de la inflación.
Este escenario plantea un panorama intranquilizador para quien resulte electo el 22N. Porque más temprano que tarde, los planes económicos de uno o el otro afectarán la vida de los trabajadores y sus familias. Y, como marca la historia de la clase obrera de nuestro país, estos ataques no son recibidos mansamente sino que estarán a la orden del día las luchas para resistir. Porque como nos decía una trabajadora bancaria “Los dos van a tirar para el empresario por lo cual vamos a seguir siendo los esclavos que laburan con la necesidad de poder llegar a fin de mes, y ya va siendo hora de decirles basta”.
La pelea por el voto en blanco
En este marco, desde el PTS y el FIT hemos desarrollado una intensa campaña llamando a votar en blanco en el balotaje. Día a día esta campaña va penetrando en sectores importantes de los trabajadores y la juventud. Se multiplican las charlas de cada compañero en su lugar de trabajo, que convence de por qué no tenemos que votar a nuestros propios verdugos.
Los llamados de los patrones de la UIA a votar por Scioli, o de los burócratas sindicales que se han dividido entre uno y otro candidato patronal ayudan a ver quién es quién y de qué lado de la mecha nos encontramos. Muchos compañeros, en fábricas metalúrgicas, alimenticias, lácteas, ya habían apostado a la candidatura de Nicolás del Caño sintiéndose representados por la izquierda que no transa con el gobierno ni con la oposición patronal. Esos mismos compañeros, que en muchos casos se metieron “a la política” este mismo año, se han convertido en protagonistas de la pelea por dar la espalda a los candidatos del ajuste. Como bien lo resume un joven obrero de Electrolux: “El domingo meto el sobre vacío porque el candidato que quiero votar no está ni en Scioli ni en Macri”.
Es sobre este terreno que la izquierda clasista, se pone ante el desafío de multiplicar su fuerza militante y su influencia política para preparar las luchas que se vienen.
Parafraseando a un joven metalúrgico protagonista de la lucha de los trabajadores de Liliana: “La Izquierda va a tener que estar ahí, al pie del cañón. Con los tapones de punta para poder luchar y enfrentar todas las luchas que se vengan. Se vienen tiempos difíciles”. Así es, y en esta pelea estamos.