Plena crisis social. De espalda a las mayorías: la CGT se reunió para rosquear y fijó fecha para su congreso

Este miércoles por la tarde se reunió la mesa chica de la CGT en el edificio de Azopardo. Fue la primera reunión de Consejo Directivo en lo que va del año. El punto central fue la rosca interna por el recambio de nombres al mando de la organización. En los medios algunos de los dirigentes, como Gerardo Martinez, prometían una supuesta "renovación".

Sobre algunos otros temas que se tratarían en la reunión, como el debate sobre la reducción de la jornada laboral no hubo novedades. Es decir, o bien no fueron tratados en el Consejo o bien desde la central decidieron no hacer público lo principal de esas "discusiones".

Sin embargo, tan solo una semana atrás, nada menos que Andrés Rodriguez, secretario adjunto de la CGT y líder del sindicato de los trabajadores del Estado, UPCN, rechazó la propuesta. Y por si era poco, en un discurso calcado al de las patronales, señaló que por el contrario, era necesario "aumentar la producción".

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A lo que sí dieron lugar en la reunión fue a la rosca interna para dirimir quienes estarán en la cúpula de la central obrera. Aún no se sabe si se mantendrá un triunvirato o conducción compartida, o si será uno solo quien esté al mando. Hector Daer suena como uno de quienes mantendría su lugar en lo más alto de la central. Los nombres de Pablo Moyano y Palazzo se escuchan por el lado de quienes aspiran a disputar la organización. Otro de los que aparece como una “prenda de cambio” es nada menos que Gerardo Martínez, ex servicio de inteligencia del Batallón 601 y actual secretario general de la UOCRA.

En relación a esa puja, se definió el martes próximo como fecha en que se reunirá nuevamente el Consejo Directivo, el cual llamará al Comité Central Confederal de la CGT para el miércoles 22 de septiembre. Este comité es el encargado de convocar a la renovación de autoridades y del congreso normalizador, fijado para el 11 de noviembre. Esto es tres días antes de las elecciones legislativas, lo cual podría ser una manera de que ese recambio entre los nombres de siempre no esté influenciado por los resultados electorales.

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Por otro lado en la reunión se evaluó convocar a una marcha el próximo lunes 18 de octubre, es decir al día siguiente del Día de la Lealtad peronista. Según señalaron, "la concentración no será contra el Gobierno", sino "para fijar una postura de la CGT". Además del carácter potencial de la marcha, a pesar del fuerte deterioro de las condiciones de trabajo y de vida de las mayorías trabajadoras, no estaría acompañado de paro ni de un plan de lucha serio que pueda imponer las demandas de los trabajadores y desocupados.

Otro trascendido fue dado por Martínez, quien sostuvo que se definió que "la nueva conducción esté formada por al menos 30% de mujeres para cumplir con las leyes y normativas internacionales". Habrá que ver cuanto de esto ocurre realmente, además de tener en cuenta que a esos “consejeros”, sean hombres o mujeres, los eligen los Daer, Cavalieri o Moyano según sus propios intereses, y no parte de una elección democrática por parte de trabajadoras y trabajadores.

La promocionada reunión de la CGT, además de no salir de ahí ninguna medida favorable a la clase trabajadora del país, coincidió con un día de multitudinarias marchas por parte de organizaciones de desocupados, cooperativistas y trabajadores informales. Pero al interior de las paredes de Azopardo, los problemas de hambre y trabajo que sufren millones parecen no tener posibilidad de llegar.

En ese sentido este miércoles Nicolás Del Caño, pre-candidato a diputado nacional por el FIT-U, criticó la actitud de la CGT por su reunión. “Es una vergüenza como le dan la espalda a esos miles de desocupados y a los millones que ven golpeados su bolsillos y sus condiciones laborales con la crisis y el ajuste. Se sientan a rosquear cargos y ante la propuesta de reducir la jornada ponen el grito en el cielo como si fueran voceros de la Unión Industrial”, señaló.

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Efectivamente, más allá de la promocionada y poco creíble “renovación” y de la posible marcha en Octubre, el plan de la CGT sigue siendo el mismo: pactos sociales con el Estado (y sus distintos gobiernos) y la patronales para contener los reclamos y bronca de los trabajadores y el pueblo pobre. Pactos para mantener los salarios por debajo de la inflación, la informalidad y las extensas jornadas de trabajo mientras millones están desocupados.